Me dejé ir en la cama con los brazos extendidos y miré al techo sin siquiera estar pensando en nada. No sé cuántos minutos pasaron hasta que unos secos golpes sonaron en la madera.
—Adelante – murmuré sin moverme
La cabeza de Aiden se deslizó por la puerta y me miró con sus iris claros.
—¿Quieres hablar? – preguntó.
Negué con la cabeza.
—Pero no te vayas – le dije cuando él iba a cerrar la puerta para dejarme sola.
Me miró unos segundos más y entró. Cerró la puerta a su espalda y se estiró a mi lado en la cama.
El silencio se extendió por la habitación por lo menos durante media hora. No era un silencio incómodo, era relajante y acogedor.
Mi móvil vibró a mi lado. Lo miré y me erguí al ver que era de un número desconocido. La última vez que había recibido una llamada de un número desconocido me había cambiado la vida.
Aiden se tensó al verme y yo le enseñé el teléfono. Tragó saliva y esperó a mi reacción. Me iba a dejar a mí decidir si quería coger la llamada o no. Mis dedos cosquillearon mientras inspiraba y aceptaba la llamada, colocando el altavoz para que Aiden pudiera oír también.
Una risita resonó al otro lado de la línea y, por el estremecimiento de Aiden y cómo mi estómago se encogió, supe que era Robin.
—Ashley Harper, – empezó con su voz, mis manos estaban empezando a temblar – estudiante de universidad. Vivió toda su vida con sus padres y su hermano mayor; Joshua, Diana y William Harper.
Tragué saliva y mis ojos empezaron a cristalizarse. Había dejado el móvil encima de la cama y me retorcía las manos. Aiden alargó las suyas y me las cogió. Se las sostuve fuertemente.
—Tu hermano es un muy buen chico, Ashley. Debes estar muy orgullosa de él, ya tiene su propia familia creada. Tiene una niña preciosa con los característicos ojos caramelo de tu família y el rubio pelo de su madre, Celia. Todos en tu familia son muy simpáticos y amables, a decir verdad, hoy he tenido la suerte de pasar un rato con ellos. ¡Hasta he cogido en brazos a Daisy!
Un jadeo escapó de mis labios y una lágrima gruesa cayó por mi mejilla.
—Pero no te preocupes, cielo, no tengo intención de hacerles daño, al menos por ahora.
No me atrevía a hablar.
—Tus amigos también parecen muy buenos, se nota que te diviertes con ellos. Maya es la que más ausente está del grupo, pero aun así la quieres mucho, ¿no? Tienes mucha confianza con Melody, a pesar de que la conociste hace simplemente un par de años. Mike es como el graciosillo del grupo, es el que te saca una sonrisa, aunque estés triste, por eso lo valoras tanto. Debe estar destrozado por lo del apartamento, pobrecillo. Lo siento por él.
Se detuvo unos segundos, dramatizando la situación.
—Y Luke, no nos olvidemos de él. Tu mejor amigo de toda la vida. El que sabe toda tu historia y se ha mantenido allí contigo, a tu lado, a pesar de todo. ¿Saben Mike y Mel tu pasado también? ¿O es que estás intentando olvidarlo?
Su voz intentaba ser divertida, como si estuviera explicando un chiste y no amenazándome; pero a mí no me hacía ni pizca de gracia.
—Un consejo, cariño, – bajó el tono de voz, fingiendo amabilidad– deja de intentarlo, ese tipo de cosas no se olvidan nunca.
En algún momento de su monólogo yo había dejado de respirar. Apretaba con fuerza las manos de Aiden mientras escuchaba atentamente cada palabra que decía Robin.
—Tu primer amor, sin duda, fue intenso – comentó y noté su risa contenida a través de la línea.
Se quedó callado unos segundos.
Mi corazón palpitaba frenéticamente y mis manos sudadas temblaban a pesar del agarre de Aiden. Mordí el interior de mi mejilla y cerré los ojos con fuerza.
—¿Lo disfrutaste, Ashley? – me preguntó.
Un nudo en mi garganta y todos los recuerdos me golpearon la mente. Hasta creí que iba a desmayarme en cualquier momento. Robin soltó una risa, cómo si todas las desgracias de mi vida le parecieran de lo más cómicas.
Él lo sabe. ¿Cómo lo sabe? ¿Por qué lo sabe?
Era imposible que lo supiera. Solo lo sabían Luke, yo y...Max.
Pero Max estaba muerto.
No pude detener a mi mente que, de manera inconsciente, respondía a la pregunta que me había hecho Robin. Obviamente, las palabras no salieron de mi boca. Se quedaron allí, encerradas y escondidas de cualquiera que pudiera encontrarlas.
Claro que lo disfruté.
Los segundos pasaron y él dejó de reírse, cómo si le hubiera sido muy complicado parar.
—También he visitado a tus amigos Maya y Luke. El pobre no sabe nada, aunque la rubia sí que me pareció que me temía un poco, que raro, ¿no crees? – suspiró, cómo si realmente le afectara toda esta situación – En fin, buenas noches, Ashley. Cuida de tus amigos, ¿quieres? – se escuchó cómo se alejaba el teléfono del oído y estuve a punto de empezar a respirar, pero su voz volvió a hablar – Y disfruta de Aiden el tiempo que te queda con él.
Y colgó. Mi cuerpo entero temblaba. Estaba sintiendo un reconocido pánico que hacía años que no sentía. Había tenido la ridícula esperanza de que no volvería a sentirme así.
Inspiré profundamente, porque no había respirado en un buen rato, y noté que Aiden me acercaba hacia él.
Pero no sentía nada. No escuchaba nada. No veía nada. Todos los recuerdos vinieron a mi mente y no podía quitarlos de ella. No me moví en, al menos, cinco minutos. Me quedé paralizada.
Cuando volví a tomar control de mi cuerpo abracé el pecho de Aiden lo más fuerte que pude de manera apresurada, como si fuera mi ancla, y lloré. Aiden no me preguntó nada sobre todo lo que había desvelado Robin de mí. Simplemente estuvo allí conmigo mientras yo me deshacía en lágrimas.
—Shh – murmuraba cada cierto tiempo mientras acariciaba mi cabeza, tratando de calmar mis sollozos – No va a pasarte nada. Estoy aquí contigo, no estás sola, Ashley.
No sabía qué hora era cuando por fin dejé de llorar. Dormí un buen rato en sus brazos y me sorprendió encontrarlo en la misma posición cuando desperté.
Miré la hora. Las 18:54. Me había pasado toda la tarde llorando. Ni siquiera habíamos comido. Me removí para recolocarme, mirando directamente al techo de la habitación.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor, Ashley? – me preguntó – Lo que sea. Dímelo y lo haré, por favor.
Casi solté otro sollozo ante aquello, pero ya no tenía lágrimas. Noté su mirada clavada en mi perfil. Solo se escuchaban nuestros corazones y nuestras respiraciones en toda la habitación. Me giré para encarar sus preciosos ojos azules.
—Bésame – respondí – Haz que me olvide del mundo durante unos minutos.
Su pupila se oscureció. Se incorporó un poco y puso cada una de sus manos, en el colchón, una a cada lado de mi cabeza.
—No tendrás que pedírmelo dos veces – dijo en una pequeña sonrisa triste y atacó mis labios.
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No me creo que esta historia ya tenga 11k 😫, muchísimas gracias❤️
Capítulo cortito que os compensaré con el extra 🔥
Viernes lo subo, estad atentos ;)
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Sirimiri entre cicatrices
RomanceBIOLOGÍA LLUVIA DE BALAS 1🌧 Ashley Harper dejó de creer en el amor tiempo atrás. Este solo le había traído desgracias y pesadillas que aún no había sido capaz de superar. Aiden Blake esta lejos de ser un chico normal. Vive rodeado de pistolas desde...