Ashley
Hacía años que no me mordía las uñas, pero mientras estaba yendo de un lado a otro del salón, esperando impaciente a que apareciera Aiden en cualquier momento, no podía evitarlo.
Estaba preocupada.
Eran casi las dos de la madrugada, todos habíamos cenado y yo me había empezado a poner histérica hacía una hora y media.
No estaba segura de qué manera iba a actuar después de haberse encontrado con su hermana y tenía más miedo del que quería admitir de que se encerrara en sí mismo y volviera a ser el Aiden gruñón y callado.
La mayoría ya habían subido a dormir, menos los gemelos que estaban en el salón conmigo y Jason que acababa de salir a fumar.
—Ash, ¿quieres calmarte? – me dijo Axel – Me estás poniendo de los nervios.
Apreté los labios y me dejé caer a su lado en el sofá mientras él masticaba una galleta.
—Es que no sé qué hacer para ayudarlo y me siento inútil aquí sin poder hacer nada mientras él está...por ahí divagando solo haciendo a saber qué.
—Dale su espacio – sugirió Hope – Cuando quiera contacto humano, serás la primera en enterarte.
Asentí lentamente, no muy segura.
Pasaron cinco minutos.
La puerta de entrada sonó y yo me giré, esperanzada.
Pero el mundo se me cayó a los pies cuando Aiden entró arrastrando los pies al caminar.
—¿Aiden? – murmuré.
Levantó la mirada para pasarla por nosotros.
—Joder, ¿aún estáis despiertos? – murmuró.
Resopló y, pasando categóricamente de nosotros, subió las escaleras.
—¡Aiden! – grité incorporándome en el sofá.
—No grites – murmuró siguiendo su camino.
Suspiré.
—¿Estás bien? – pregunté.
—¿Yo? Pff – dijo —¡Nunca había estado mejor! – dijo con una falsa sonrisa antes de desaparecer.
Apreté los labios y, sin pensarlo mucho, lo seguí escaleras arriba.
Cuando llegué a la habitación no estaba y escuché que el grifo de la ducha se abría.
Abrí la ventana, dejando que el aire de la noche entrara y así poder ventilar y arrugué la nariz.
Bajé las escaleras lentamente y, en el salón, me encontré a Hope, que estaba en la misma posición de antes.
—¿Bien? – murmuró.
Me senté con ella, dejé caer mi cabeza en su regazo, dando un suspiro, y ella empezó a acariciarme el pelo suavemente.
—Lo superará – me aseguró –, y todos estaremos con él para que lo haga.
Asentí lentamente, notando como el sueño me vencía.
No sé cuánto tiempo pasó hasta que alguien me zarandeo suavemente el hombro.
—¿Mhm? – murmuré.
—Kent – susurraron en mi oído –, si te duermes aquí te vas a levantar con dolor de espalda, ven a la cama.
Me removí un poco.
—Te llevaría en brazos, pero estoy destrozado.
Me incorporé lentamente para encontrarme con los ojos azules que tanto me gustaban. Aiden me sonrió.
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Sirimiri entre cicatrices
RomanceBIOLOGÍA LLUVIA DE BALAS 1🌧 Ashley Harper dejó de creer en el amor tiempo atrás. Este solo le había traído desgracias y pesadillas que aún no había sido capaz de superar. Aiden Blake esta lejos de ser un chico normal. Vive rodeado de pistolas desde...