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MARATÓN NAVIDEÑO 2/3🌧

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Ashley

—¿Qué estáis haciendo?

Observé con detenimiento la cocina, que estaba prácticamente repleta de harina.

—La comida.

Axel y Hope se giraron con una sonrisa, una goma en el pelo y manchados también de harina.

Mi sorpresa fue que Aiden también estuviera allí con ellos de la misma manera.

—¿Qué estáis haciendo de comer? ¿Un pastel?

—No, estamos haciendo... —murmuró Axel y miró a Jason, que se encontraba en la barra con un libro de cocina en las manos.

—Pollo con almendras – respondió Jason.

Suspiré, acercándome a ellos.

—¿Nadie ha intentado deteneros para evitar esta...catástrofe? – pregunté, señalando la cocina.

—Mel y Luke nos han dicho que estábamos haciendo algo mal, pero no han especificado – me respondió Hope.

—No se necesita harina para hacer el pollo con almendras.

—¡Pero si nos lo enseñaste a hacer tú!

—Y no utilicé harina.

Me recogí el pelo y me acerqué a Jason para que buscara la página web de dónde yo había sacado la receta.

—¡Ahh! No ponía harina, ponía maicena – informó Jason con una sonrisa, orgulloso de haber encontrado el error.

—¿Cómo has podido confundir esos dos ingredientes? La palabra ni siquiera se parece – dijo Aiden.

—Es que he mirado el dibujo y parecía harina.

Aiden suspiró mientras yo reprimía una risa. Me até un delantal al cuello y me remangué para empezar a ayudarlos a hacer el pollo con almendras.

Aiden, fuera de estar enfadado o confundido ante nuestra última conversación, simplemente actuaba normal, como si nada hubiera pasado.

Cuando terminamos de hacer la comida, les ayudé a limpiar el desastre que habían hecho con la harina y dejamos la cocina como los chorros de loro.

—Espera... —dijo Axel, quitándose el delantal —¿Por qué lo hemos limpiado? – preguntó mirándonos con confusión – Si hubiéramos avisado a alguien para que...

—Tus chicos no son tus sirvientes – le respondió Aiden.

—¡Tú los has mandado a hacerte la compra! – dijo, ofendido.

—Es diferente.

—No lo...

—Cómo vuelva a escuchar una discusión en lo que queda de día voy a tiraros a la piscina – advertí.

—Ashley, querida, está climatizada – dijo Axel, sintiéndose superinteligente.

—Me refería a la de fuera.

Apretó los labios, ocultando una sonrisa, y desapareció con su hermana hacia el salón.

Aiden me abrazó desde atrás y acercó sus labios a mi oreja.

—Estás sexi cuando amenazas a la gente.

Me giré hacia él lentamente.

Me callé una carcajada cuando vi como la harina hacía contraste con su pelo oscuro y como se acoplaba bastante bien a su piel clara.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora