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Aún estaba intentando comprender todo lo que estaba pasando a mi alrededor y cómo mi vida y la de mis amigos había cambiado tan drásticamente en solo unas horas. Así que cuando llegué al comedor y me encontré a Mike medio subido encima de la mesa para quitarle a Axel la mermelada y a Mel mirando con desagrado unas tostadas que acababa de quemar y quejándose de que la mantequilla estaba amarga me sorprendí bastante. Wyatt, Jason y Hope hablaban tranquilamente, ajenos a la situación.

Todos se detuvieron en seco cuando Aiden carraspeó a mi lado. Fue cómica la manera como Mike, que estaba prácticamente estirado en la mesa, sonrió angelicalmente a Aiden y retrocedió hasta colocarse correctamente en su silla. Me tapé la boca disimuladamente, ocultando mi humor.

—¡Buenos días! – exclamó Axel acercándose a mí y abrazándome, aún con la mermelada en las manos.

—Eh...buenos días – dije mirando por encima del hombro a Aiden, que me devolvía la mirada, confuso.

—¡Déjala, la estás ahogando! – escuché a Mike.

Axel me sonrió, le sacó el dedo corazón a Mike y, soltándome, volvió a su sitio en la mesa.

Observé a mis amigos con diversión, sorprendida por lo bien que parecían llevar todo lo que estaba sucediendo.

—¿Qué tal has dormido? – me preguntó Wyatt amablemente mientras me sentaba en una de las sillas y él me acercaba una tostada que no estaba quemada.

—Bien – respondí mientras me alargaba para coger la mantequilla.

—Yo de ti no haría eso – me avisó Mel así que decidí escucharla.

Miré la mermelada en las manos de Axel y a un Mike de brazos cruzados enfurruñado.

—¿Me pasas la mermelada, Axel? – pregunté —¿Por favor?

—Claro – dijo con una sonrisa y, ante la atónita y enfadada mirada de Mike, me la extendió.

—Eso es favoritismo – murmuró Mike.

Su expresión cambió cuando acabé de untar mi tostada y se la pasé.

—Buenos días, Mike.

—Buenos días, Ash – me sonrió.

Le di un mordisco a mi tostada y noté que Aiden se había sentado hacía un rato a mi lado.

—¿Dónde está Hope? – pregunté.

Kat suponía que estaría en el sofá, alejada de la humanidad, con su móvil y con las cejas hundidas.

—Ha salido para mandar que os trajeran vuestras pertenencias – respondió Wyatt – Las tuyas ya han llegado, Ashley.

—¿Mis...cosas? – pregunté y él asintió mientras indicaba una esquina en la sala dónde había dos bolsas de basura.

Tras terminar mi tostada me acerqué y abrí las bolsas para encontrarme con mi ropa y cosas de higiene que tenía en mi residencia.

—¿Cómo...? – pregunté.

Wyatt se encogió de hombros, mirando a Aiden, que comía su tostada en silencio.

—Blake tiene a mucha gente que trabaja para él – me respondió Jason.

Asentí lentamente y volví a sentarme en la mesa.

—Gracias – le dije a Aiden mirándolo.

Me miró restándole importancia a la situación.

Todos estuvimos desayunando y haciendo pequeños comentarios acerca de cosas no muy importantes. La trampilla se abrió y bajó Hope con su sonrisa característica y sus mejillas sonrosadas.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora