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MARATÓN 1/2🌧

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La cena continuó mientras hablábamos de qué tareas tendría cada uno. Axel se fue a su habitación, aludiendo que estaba cansado y despidiéndose de todos. Antes de marcharse y mientras yo fregaba, se me acercó por detrás y se colocó a mi lado, cogiendo los platos fregados para colocarlos bien.

—Creo que Aiden ya te ha contado todo —se detuvo y yo asentí – Puedes hablar conmigo si necesitas algo también, ¿vale? – me dijo mientras le pasaba el último plato.

—Gracias, Axel – le dije con una sonrisa sincera.

Axel era un buen amigo. Se preocupaba por sus compañeros, lo veía en su rostro cada vez que los miraba, y eso hacía que automáticamente me cayera bien. Cambió su rostro serio por uno más relajado e hizo un falso gesto de bostezo.

—Ahora voy a ir a dormir, esta belleza se consigue con muchas horas de descanso.

—Claro – dije de manera burlona.

Axel me pellizcó la mejilla con confianza, cosa que me sorprendió un poco, pero se me hizo agradable, y salió de la cocina mientras yo me secaba las manos con un trapo.

Cuando me disponía a salir, entró Mel. La cogí del brazo y la arrastré hacia el centro de la sala.

—La has liado – empecé.

—No sé de qué me hablas – se defendió.

—Sabes muy bien lo que has hecho.

—Que va – miró hacia otro lado y yo suspiré, frustrada.

—Tu impulsividad y tus celos hacen que la cagues de esta manera, Mel.

Suspiró pesadamente y me miró a los ojos.

—La he liado – admitió – Pero... es que me los he imaginado en la misma cama y no... —tragó saliva.

No la dejé terminar y la rodeé con los brazos.

—No quiero nada con Jason – me dejó claro – O al menos no hoy.

—Sinceramente, creo que Jason no hará nada que no quieras, no parece ese tipo de chico.

La noté asentir y me alejé de ella.

—Tienes que hablar con Mike – dije.

Negó repetidas veces con la cabeza.

—De eso nada – dijo – Ni muerta.

—Melody...

—Él empezó – me dijo.

—¿Sabes que eso es con lo que se defienden los niños pequeños?

—Yo soy cómo una niña pequeña – me dijo – Bueno, ¿y tú qué? – preguntó subiendo sus cejas de arriba abajo de manera burlona.

—¿Yo qué?

—¿Vas a hacer cosas indebidas esta noche, Ashley? – preguntó dándome un pellizco en la nalga.

—Shhh – dije tapándole la boca – Habla más bajo, esto no tiene puerta.

—Eso es que sí – indicó con una sonrisa emocionada, apartando la mano que había puesto en sus labios.

—Eso es un no – dije.

—Pero a ti te gustaría – dijo y yo me sonrojé un poco – Joder a quién no, el chaval está para mojar pan – la miré divertida – Al menos usa protección. Ya sabes, evitar traer a algún niño inocente a este mundo y esas cosas.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora