MARATÓN 1/2 🌧
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Todavía estaba procesando lo que acababa de ocurrir cuando Aiden murmuró un agradecimiento a todo el público que acababa de aplaudirle y esquivó a más de un par de chicas e incluso chicos que se le acercaron al bajar las escaleras.
Se detuvo delante de mí y yo me levanté para abalanzarme sobre él y darle un beso largo.
Cuando separé nuestros labios lo abracé con una sonrisa, feliz, y con lágrimas en los ojos.
Ni siquiera sabía en qué momento había empezado a llorar.
—¿Por qué lloras? – me preguntó cuando nos separamos, esta vez con más miradas curiosas a nuestro alrededor.
—Joder Aiden, porque ha sido muy bonito.
—¿Te ha gustado?
—Me ha encantado – murmuré.
Y su sonrisa se expandió.
—Menos mal – tragó saliva.
—Ha sido precioso y...dios, cantas muy, muy bien – dejé un casto beso en sus labios – Nunca nadie había hecho algo así por mí.
Me pasó el pulgar por debajo de los ojos para secar mis lágrimas.
—¿Podemos irnos? – dije, sorprendiéndolo.
—Pero...si no hemos cenado.
—No tengo hambre.
Dudó poco cuando lo arrastré hasta la barra y me dispuse a pagar.
Sacó su cartera y me miró atónito cuando le entregué el billete de mi cartera al camarero para que me cobrara.
—Ash...cuatro copas cuestan casi cien euros.
—Que seas asquerosamente rico no quiere decir que tengas que invitar siempre. Tampoco es que sea pobre, ¿sabes?
—Me gusta invitarte.
—Y a mí también – dije, aunque no tardé en añadir –, de vez en cuando.
Suspiró y su ceño se frunció un poco, pero no dijo nada más cuando volví a arrastrarlo hasta el coche.
Él arrancó rápidamente, con destreza, mientras yo no podía dejar de observar su perfil y sus manos moviéndose por el volante. Mis sentimientos por él estaban a flor de piel y sentía que no podía tenerlo lo suficientemente cerca.
Pensé unos segundos y con una nueva sonrisa traviesa miré alrededor.
—Para – dije.
—¿Por qué?
—Para el coche, Aiden.
Su confusión fue visible, aunque me hizo caso y detuvo el coche a nuestra derecha, dónde había un pequeño descampado.
—¿Qué haces? – me senté encima de él a horcajadas, pero no se quejó y apoyó las manos en mis piernas, con una sonrisita.
Encogí un hombro, acercándome a sus labios lentamente.
—Disfrutar del momento – susurré antes de hundir mis dedos en su espeso cabello y mover rítmicamente mis labios contra los suyos.
Sus manos se movían por mi pierna hasta mis caderas, haciendo que el vestido se subiera, dejando a la vista mi conjunto rojo carmesí. Mis manos recorrieron su pecho y su cuello con fiereza y él alargó la mano para darle a un botón y que el asiento bajara un poco, dándonos más espacio.
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Sirimiri entre cicatrices
RomanceBIOLOGÍA LLUVIA DE BALAS 1🌧 Ashley Harper dejó de creer en el amor tiempo atrás. Este solo le había traído desgracias y pesadillas que aún no había sido capaz de superar. Aiden Blake esta lejos de ser un chico normal. Vive rodeado de pistolas desde...