❒ 36 ❒

719 53 32
                                    

Ashley

Tenía un dolor de cabeza prácticamente insoportable cuando desperté.

Estaba sentada en el suelo y traté de enfocar la vista, pero me costó un poco. Intenté mover mis manos para tocarme la cabeza, sin embargo no podía.

Estaba atada.

Mis tobillos se unían entre sí delante de mí y a mis manos las retenía una cuerda a mi espalda.

Asustada, recorrí la habitación en la que me encontraba con los ojos, que aún no enfocaba del todo, y pude localizar unas figuras.

Una punzada de dolor me recorrió la cabeza cuando intenté moverme inútilmente y tuve que cerrar los ojos unos segundos.

No oía nada, aunque escuchaba voces lejanas que me hablaban suavemente. Una parecía burlona y divertida y otras preocupadas.

Cuando volví a abrir los ojos, esta vez enfocados, pude distinguir las figuras.

Un hombre corpulento se acuclillaba delante de mí. Una cicatriz le recorría el rostro y eso hizo que me tirara hacia atrás un poco.

—¡Jefe! – su grito me provocó una mueca – La chica está despierta.

Volví a intentar incorporarme, pero ya tenía las muñecas doloridas. Recorrí la habitación con la mirada y me encontré a Aiden a mi lado en la misma situación que yo y con un golpe muy feo y lleno de sangre seca en la sien que me hizo entrecerrar los ojos unos segundos.

Me dedicó una mirada con la que pude intentar calmar mi respiración.

Los demás estaban de la misma manera alrededor de la sala del bar, aunque sin el mismo golpe que tenía Aiden. Todas las personas que habían estado antes ya no estaban.

Mis ojos encontraron los de Luke y sentí su pánico a través de la mirada. No obstante, no era por la extrema situación. Había algo más.

Axel y Hope tenían una expresión seria y parecían sinceramente enfadados. Aiden se mantenía impasible y tranquilo, aunque sus ojos mostraban preocupación.

El hombre delante de mí se acercó un poco más y pude sentir su olor repugnante.

Ese olor...

Hice una mueca de dolor cuando me agarró el mentón fuertemente con sus sucios dedos y me dedicó la peor sonrisa que había visto en mi vida.

Levantó una mano para acariciarme el rostro con su mano libre.

Tuve el impulso de escupirle en la cara, pero me detuve antes de hacerlo.

—Si te mueves un solo centímetro más, le vuelo la puta cabeza.

Otro hombre apuntaba a Axel directamente a la frente de cerca y supe que estaba hablando con Aiden, que probablemente acababa de intentar acercarse a mí.

Tragué saliva con dificultades.

—¿Qué ocurre? ¿No eres tan valiente ahora? – me dijo el hombre.

Aiden se removió a mi lado y se escuchó que se le quitaba el seguro a una pistola.

Esto no iba a acabar bien.

Quería reaccionar e insultar al que me agarraba, o al menos removerme para que me soltara, pero sabía que si lo hacía no íbamos a salir vivos de aquí.

Estaba a punto de ordenarle que me soltara cuando sonó una voz detrás de él.

—¿Qué haces? Apártate de ella – declaró una voz firme y autoritaria – Ya.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora