Ashley
—No – murmuramos Hope y yo mientras Mel desfilaba por el pasillo de los probadores con un vestido naranja con pingüinos y cupcakes.
—Ni siquiera sé cómo es legal vender eso – dije.
—¡Es cuco!
—Sí, si te parece cuco que la gente quiera arrancarse los ojos al verte – murmuró Hope sorbiendo su batido.
De fresa, por cierto.
Mel suspiró sonoramente y volvió a meterse en el probador.
A pesar de que Hope era la que tenía que ir a comprar, solo había tardado cinco minutos en entrar en una tienda, coger unos zapatos, pagar y salir.
Así que ya llevábamos unas horas pasando de tienda en tienda para que Mel comprara más y más. Ni siquiera estaba segura de dónde sacaba el dinero.
Bueno, de hecho, casi no lo necesitaba porque entraba, se probaba cien prendas, se compraba dos y salía.
Habíamos llamado a Maya por si quería venir con nosotras y así ampliar nuestro pequeño grupo, pero también se había negado, aunque de una forma menos borde que Kat.
—Deberías aprovechar y llenarte de ropa y otras cosas – dijo Hope a mi lado – Yo si tuviera la tarjeta de crédito de Aiden la aprovecharía mejor.
Reí escasamente.
Aiden me había dejado su tarjeta para que me comprara lo que quisiera, pero no quería aprovecharme de él. Ya estaba haciendo suficiente por mí.
—¿Cómo estás? – murmuré.
Hope mi miró mientras sorbía el batido con la pajita como una niña pequeña, sacándome una sonrisita.
Encogió un hombro.
—Bien – murmuró.
—Siento lo que os pasó cuando...de pequeños.
Apretó los labios.
—¿Y tú?
Asentí levemente.
Ella miró hacia delante y yo imité su gesto.
—Nadie piensa que fuera tu culpa, ¿sabes? – se separó de la pajita – Creo que hasta Aaron se arrepintió de haber empatizado tan poco contigo.
Mordí mi labio inferior mientras volvía a asentir y vi cómo Mel salía del vestidor.
Entramos en otra tienda y esta, verdaderamente, parecía tener más clase.
La mujer de unos cincuenta años nos miró de arriba abajo desde el mostrador, extrañada. Se nos acercó con una sonrisa falsa.
—Bienvenidas, chicas. ¿Qué estáis buscando?
—Simplemente queremos mirar un poco – dijo Mel mientras observaba algunas prendas.
La mujer carraspeó con la mirada fija en Mel y en Hope.
—No creo que encontréis nada de vuestro... —pareció buscar una palabra adecuada —...presupuesto aquí.
La observé con la boca abierta.
—¿Lo dice porque soy negra? – preguntó Mel incrédula —¡Eso es muy racista por su parte!
—¡Por supuesto que no! – dijo la mujer – Lo digo por experiencia, la gente como...vosotras no suelen llevarse nada de esta tienda.
¿Qué no íbamos a encontrar nada de nuestro presupuesto aquí?
—No creo que sea de su incumbencia lo que podemos gastar o no – le dije.
ESTÁS LEYENDO
Sirimiri entre cicatrices
Roman d'amourBIOLOGÍA LLUVIA DE BALAS 1🌧 Ashley Harper dejó de creer en el amor tiempo atrás. Este solo le había traído desgracias y pesadillas que aún no había sido capaz de superar. Aiden Blake esta lejos de ser un chico normal. Vive rodeado de pistolas desde...