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Ashley

Pasaron unos segundos silenciosos mientras no podía apartar la vista de Luke mientras él la tenía clavada en el suelo, evitando la de todos.

—¿Por qué no pasas al siguiente y terminamos con esto? – dijo Aiden en tono calmado.

Podía sentir la tensión en su voz, aunque sabía que probablemente Aaron no la había notado.

Este se levantó, cómo si le hubieran dado un chute de adrenalina, y lo miró con ojos traviesos.

—¿Quieres que pasemos tan rápido a la parte en la que desvelo todos tus secretos? – se detuvo unos segundos – ¿O es que prefieres que los desvele yo antes de que tú debas sincerarte?

—Haz lo que quieras.

—Quizá sería más tortura si no les contara nada, aunque será de lo más divertido contemplar sus reacciones... —se detuvo para mirar a su espalda, dónde estaban los gemelos —¿tus amigos del alma lo saben? – Aiden no respondió – Así que solo Axel, ¿verdad? – y luego formó una O con los labios – Uhh... ¿o quizá no?

Se volvió a sentar y, dejando su helado a un lado, juntó las manos en su regazo.

—¿Hora?– se dirigía a uno de sus compañeros.

—Seis de la tarde.

—¡Es que os habéis echado una buena siesta, dormilones!

A cada segundo estaba más segura de que ese hombre estaba loco.

—Creo que solo tenemos tiempo de contar una historia más... ¿votaciones? – miró a los demás.

Todos lo observaban con odio puro.

—Vale, no sois fans de la democracia, entiendo – se pasó una mano por el pelo, desordenándolo – Mhm...creo que optaré por la historia de Ashley – se tocó el corazón – me toca más personalmente, ¿sabéis? – y miró a Aiden, cómo si realmente se sintiera mal por no poder desvelar su historia – Siento que no puedas ser el protagonista de esta noche, Aiden.

Y centró toda su atención en mí mientras volvía a coger su bote de helado. Lo removió y chupó la cuchara como un niño pequeño mientras mis nervios aumentaban por momentos.

Nunca pensé que mis amigos se enterarían de mi pasado así.

—¿No sentís curiosidad por lo que la pobre e inocente Ashley ha podido hacer para ser perseguida por alguien tan atractivo? – se señaló a sí mismo.

No me sorprendió ver que los ojos de la sala absorbían toda la información, curiosos.

Yo solo apreté más los dientes mientras sentía mi pulso acelerado.

Aaron encogió un hombro.

—Yo estaría impaciente por saberlo.

La sala mantuvo el silencio.

—En fin...empezaré – señaló a Aiden con la cuchara llena de helado – Ponte cómodo – se detuvo unos segundos y torció el gesto – ¿Sabes? Aunque no lo creas, te estoy haciendo un gran favor y ahorrándote un tiempo exquisito que podrás pasar haciendo otras cosas. Porque es justo que sepas a quién estás entregándole tu corazón, ¿no crees?

—Que te jodan.

Aaron pareció divertido ante la reacción de Aiden y se acomodó en el suelo antes de empezar el monólogo.

—Ashley Harper, chica de excelentes, buena relación con sus padres y hermano, amigos que la apreciaban...hasta que cumplió los dieciséis – no apartaba sus ojos de mí – Conoció a, literalmente, el chico de sus sueños. Max Carter. Su primer amor, su primer beso, su primer cosquilleo, su primera vez...y también su primer corazón roto – empecé a notar mi respiración acelerada – Todo era perfecto. Todo en él era perfecto. Pero tristemente, la felicidad pura y sincera es fugaz – se detuvo unos segundos para saborear la palabra —Cuando todos os dijeron que no debíais ir a vivir juntos tan temprano, debiste hacer caso Ash. Seguiríais juntos de no haber sido por eso. O quizá no.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora