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Ashley

—¡Sé Little Things en guitarra!

Entré a la habitación que utilizaba Mel a la mañana siguiente y, para mi sorpresa, me encontré a Mike allí.

Ups, acababa de interrumpir algo. Algo ligeramente intenso.

Mel estaba sentada en el regazo de Mike y...

Redoble de tambores, por favor...

¡Se estaban besando!

Bueno, o aspirándose los órganos a través de la boca.

Porque si era un beso...vaya beso.

Retrocedí lentamente.

—Perdón, perdón – murmuré cerrando la puerta a mi espalda.

No pude evitar reír, feliz y justo Wyatt pasó delante de mí.

Le dediqué una sonrisita y él me miró extrañado con una ceja encarada, pero no comentó nada.

Llegué a la cocina quizá más contenta de lo normal y cogí una tostada que empecé a comer mientras iba al salón.

Me dejé caer en el sofá, dónde estaban los gemelos. Hope hablaba con Jason, así que me senté al lado de Axel.

—¿Me das un trocito?

—¿Por qué no vas a la cocina?

—Sé buena cuñada, anda.

Rodé los ojos y le dejé morder la tostada.

Kat entró al salón. No pareció sorprendida por no haberme visto ahí en esos días.

Me miró vagamente mientras se escuchaba a Jason hablar.

—¿Dónde has estado?

Ella encogió vagamente un hombro.

—Por ahí.

Jason apretó la mandíbula, pero no dijo nada más cuando ella desapareció por su habitación, simplemente se levantó y la siguió. Se escuchó un portazo y Hope se sentó a mi lado.

—Necesito ir de compras – murmuró distraída.

—¿Puedo acompañarte? – dudó – Es que quiero hacer algo normal de vez en cuando.

—Me apunto – señaló Mel, que acababa de entrar a la sala.

—¿Día de compras? – preguntó Axel asomándose por mi hombro —¿puedo ir? ¿o es día de chicas?

Las tres compartimos una miradita sin responderle, entendiéndonos perfectamente.

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Toqué a la puerta de madera con dos golpecitos y di un paso atrás mientras esperaba.

Katie apareció por el umbral con una mirada soñolienta y aburrida.

Nos observó, extrañada, e hizo ademán de abrir la boca para decir algo, pero Mel la detuvo.

—Vamos de compras.

Sus ojos decían: "¿y a mí qué?"

—Y nos preguntábamos si querías hacer día de chicas – dijo Hope con una sonrisita.

Kat alternó los ojos entre las tres.

—¿Por favor? – murmuré.

Nos observó unos segundos más y de repente tragó saliva, visiblemente incómoda.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora