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MARATÓN NAVIDEÑO 3/3🌧

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Creo que fue una de las mejores tardes de mi vida.

Todos salimos del agua cerca de las siete de la tarde y la mayoría corrimos para llegar a las habitaciones, menos Aiden y Jason juntamente con Annie que decían que no pensaban correr.

Me puse rápidamente una sudadera de Aiden y justo me coloqué el pantalón de mi pijama cuando Aiden entró por la puerta.

Él también se vistió mientras yo bajaba las escaleras.

Algunos de mis amigos estaban en el comedor con el Netflix en la pantalla de la televisión, debatiendo sobre qué película ver.

Y entonces el timbre sonó, haciendo que todo se quedara en absoluto silencio.

Yo compartí una mirada con Axel, que no tardó en levantarse y abrir un cajón para sacar su pistola. Hope hizo lo mismo y los dos se acercaron silenciosamente a la puerta de entrada.

Miraron por la ventana para ver quién era.

Hope frunció el ceño.

Yo articulé un "quién es" con los labios y ella encogió un hombro.

—Es una niña – me respondió.

Me acerqué cautelosamente y, tras dudar un poco, entreabrí la puerta.

Mis ojos se quedaron clavados en una adolescente pelinegra de ojos verdes que se mordía el labio inferior de manera insegura.

Le sonreí.

—Hola – murmuró.

—Hola – respondí.

Axel estaba a mi derecha con la pistola, escondido de la niña, y Hope a mi izquierda de la misma manera.

Carraspeé.

—¿Te has perdido? – pregunté.

—No – su voz sonó firme, pero pareció perder un poco de seguridad cuando continuó hablando –, he venido a...no sé si eres...ehh...

Esperé a que siguiera.

—¿Eres la dueña de esta casa? – me preguntó.

Negué con la cabeza lentamente.

Asentí.

—¿Está aquí?

Iba a volver a asentir, pero Axel me pellizcó suavemente la mano de manera que la niña no lo viera, advirtiéndome de que no debía dar información.

—¿Por qué quieres saberlo?

—Lo conozco – aseguró.

Mis cejas subieron.

—¿Ah sí?

Asintió, dubitativa.

—Bueno...creo que lo conozco...

Paró de hablar cuando un ruido de un plato rompiéndose sonó detrás de mí.

Me di la vuelta rápidamente mientras notaba como Axel me cogía del brazo para tenerme vigilada y ambos gemelos se tensaban de pies a cabeza.

Aiden acababa de salir de la cocina con comida, que ahora estaba esparcida en el suelo, y miraba fijamente a la niña de la entrada.

Tragó saliva, pero seguía pareciendo hipnotizado por la presencia de la adolescente.

Entonces caí.

Cassie, la hermana pequeña de Aiden, era la verdadera propietaria de esta casa.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora