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La puerta chirrió al abrirse. Aiden revisó la carretera antes de entrar. Llegó a lo que parecía ser un comedor, con un sofá destrozado en el centro.

—¿Vamos a dormir ahí? – preguntó Mel, horrorizada.

Aiden volvió a ignorar las preguntas de mis amigos y se agachó para apartar una alfombra verde. Levantó una trampilla y pude ver unas escaleras. Se apartó para dejarnos pasar y yo bajé primera, seguida por Mike y Mel.

Aiden fue el último y cerró la trampilla antes de llegar abajo. Cuando pisé el suelo del sótano me sorprendí gratamente. No era una casa moderna, pero era bonito el estilo rústico.

No me fijé mucho en la construcción de la casa escondida por qué cuando dejé de mirar al suelo pude ver a Hope de pie, con una sonrisa en los labios. Su característica sonrisa pícara.

—¡Hope! – grité y me apresuré hacia ella.

Nos encontramos a medio camino y pasé mis brazos por sus hombros para abrazarla con fuerza. Me alegraba saber que estaba bien.

—Menos mal que estás bien – dijo Hope alejándose de mí.

Me separé de ella y divisé a los amigos de Aiden en el salón. Axel se acercó a mí con una sonrisa.

—¡Qué bien volver a vernos! – me dijo, dándome un abrazo.

Le sonreí, se me hacía difícil mantener una conversación normal habiendo vivido lo que me acababa de pasar y seguramente mis amigos pensaban lo mismo.

—Ojalá no fuera en estas circunstancias – añadió Wyatt acercándose también y dándome dos besos cordialmente.

Asentí.

—Gracias – le dije, porque sabía que él era el cabecilla – Pero necesito saber que es lo que acaba de pasar. No podéis "salvarme" de algo que ni siquiera sé que es y meterme en este sitio sin decirme nada – dije seria – He obedecido sin hacer preguntas hasta ahora.

—Ashley... —empezó Hope.

—Estoy harta de que pasen cosas a mi alrededor y no me entere nunca de nada.

Mis ojos volvían a escocer. No iba a permitirme llorar.

—He sido amenazada de muerte hace menos de una hora, la entrada del piso de mis amigos está habitada por un cadáver y un paquete con mi nombre que ni siquiera sé lo que lleva dentro, hay un tiroteo y de golpe dejáis de habitar en la tierra y, por si fuera poco, ni siquiera sé si puedo confiar en vosotros del todo ni si este sitio es seguro.

Aiden estaba detrás de mí y no iba a darle el lujo de ver mi expresión. Wyatt, Axel y Hope me observaban detenidamente.

—No es deber mío explicarte lo que está pasando – dijo Wyatt – pero te prometo que ahora mismo tú y tus amigos no podríais estar en un sitio más seguro.

Asentí y suspiré. Vale, ya me había desahogado. Aiden estaba detrás de mí y yo le dirigí una mirada significativa, él asintió.

—Si el idiota no te lo explica, – añadió Hope en un susurro cerca de mí – prometo que te lo contaré yo. Ha estado insoportable últimamente.

La miré con una sonrisa triste de agradecimiento y me giré hacia mis amigos. Observé sus expresiones y me decidí. Me sentía muy mal por haberlos involucrado en esto, pero no había vuelta atrás. Había decidido seguir a Aiden y llevarlos conmigo así que, si pretendía hacer esta terrible experiencia más llevadera, primero debía presentarlos.

—Estos son Melody y Mike – señalé con el dedo.

Mis amigos sonrieron de manera incómoda a los presentes.

Sirimiri entre cicatrices Donde viven las historias. Descúbrelo ahora