Imaginación y mensajes

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Dream, dejando de lado aquello que sus pantalones escondían (o no) fue corriendo hacia la dirección donde se encontraba George.

George estaba en su alcoba con la puerta llaveada. Y acostado en su cama con la cara hudida en la almohada.

Dream llegó a la puerta de George bajando su velocidad, y sin tocar, trató de girar el picaporte. Como vio que este estaba trabado, comenzó a golpear la puerta con delicadeza y lentitud.

-George...?

George sacando la cara de entre las almohadas, las notó mojadas por el agua salada de sus lágrimas.

-¿Estoy... llorando? -pensó. ¿Por qué lo hacía? ¿Se sintió acaso abusado?

No respondió a Dream por una simple razón; si hablaba y Dream notaba su voz rota, insistiría más en hablar sobre aquel momento.

George sentía que esto no tenía que pasar. Se preguntaba a sí mismo: ¿Por qué quise más? Y si quise más ¿Por qué no me aguanté? Tampoco admitiría que en menos de una hora se volvió alguien totalmente débil al cuerpo y tacto del rubio.

Dream, que seguía al otro lado de la puerta esperando la respuesta de George, mas al no escuchar nada, y por respeto, no insistió en llamarlo.

-Estaré en la sala, si quieres hablar... despiértame, supongo.

George al oír eso, recordó que Dream dormía en la misma habitación. Y que en la sala no estaría cómodo. Aún así, cuando este pensó en llamarlo para que llevase algunas cosas allí, escuchó los pasos de otro chico alejándose.

-¡MIERDA! ¡MIERDA! ¡MIERDA! -susurraba en gritos ahogados por la almohada el pequeño George. -¡¿Qué mierda está...?! -George sacó su cara de las almohadas una vez más. -Estoy llorando. -se dijo a sí mismo.

Su cabeza estaba hecha un lío. Estaba en blanco, pero recordaba ciertos detalles, pero no quería, pero ¿por qué lloraba? Pero ¿es esto real?

Había sido un día algo largo, y a pesar de la siesta que había tomado a la tarde, el sueño se apoderó del cuerpo de George, lo cual le hizo cerrar sus pesados ojos hinchados por el llanto y quedarse dormido.

¿Sus sueños? Nada. Ningún tipo de recuerdos hacia ello. Eran las 2:00 a.m. cuando se despertó por ganas de ir al baño, y tratando de recordar su sueño, sólo veía todo negro y oscuro.

El pequeño peli negro se levantó a duras penas, se dirigió al baño, terminó sus necesidades, y volvió a la cama más despierto que nunca.

-Genial, ahora a esperar una hora hasta que me vuelva a dormir. -pensó George, quien tenía casi siempre dificultades para dormir.

Miraba el techo, miraba sus sábanas, miraba la ventana que solo le mostraba unas pocas estrellas y edificios. Lo que pasaba por su mente, los primeros 5 minutos tratando de dormir, era solamente cerrar los ojos a ver si le daba sueño de nuevo. Lo intentó, y fue cerrando lentamente los ojos hasta que cierto recuerdo que de no ser por la hora no hubiera tardado tanto, se le vino a la mente, y este abrió sus ojos de golpe.

-Ok, ahora sí que no voy a dormir. -pensó.

El recuerdo, para ser específicos, era la imagen Dream sonriendo a pocos centímetros de su cara mientras agarraba con una de sus manos aquella parte. George no tuvo más remedio que cerrar de nuevo los ojos e intentar otra vez, pero no daba frutos.

-¿Qué me hiciste, Dream? -dijo suavemente para él mientras tocaba sus labios involuntariamente.

Este estaba más calmado que hace unas horas cuando todo terminaba de ocurrir, y comenzó a hacer memoria de cada detalle. Esta vez, voluntariamente.

-Su sonrisa, sus manos, su piel, como me trata, como me toca... como le... le gusta besarme. -pensaba George mientras se olvidaba un poco del enojo y la confusión que sentía. -y ponerme nervioso, el hijo de puta. -pensó amagando una pequeña sonrisa. El pequeño tomó un profundo aire y lo soltó con un suspiro.

-Esto está muy mal. -dijo a sí mismo comenzando a recrear las escenas en su cabeza apropósito.

Lo recordaba todo a la perfección, claro, mucho tiempo no había pasado. Pero la forma en la que recreaba todo en su mente era inusualmente precisa. Las caricias, las miradas, la excitación en ambos, el moverse encima de Dream y ver a Dream arrodillado en frente suyo.

Pasaban minutos y minutos y George seguía con eso repetidas veces, sin sentir aún nada de sueño. Sólo que... tal vez, haya abusado.

Cerrando los ojos de decepción de sí mismo, miró por abajo de sus sábanas, y se percató de lo que temía que pasara. Estaba excitado de nuevo.

-Dios no... -dijo en tono bajo. -Esto está muy mal. -dijo antes de sacarse las sábanas de encima y meter su mano por debajo de sus pantaloncillos.

______________

Dream se acostó con pesar en el sillón, y luego de mirar al techo con la cara roja como un tomate y reflexionar en lo que estaba pasando, tomó su teléfono, y escribió a Eret.

Dream: Hey...

Eret: ¡Dream! ¿Cómo está mi no homosexual amigo?

Dream: Oye, esto es serio... tengo algo que contarte.

Eret: ¿Pasó algo? ¿No puedes llamarme?

Dream: No es que... vivimos juntos. Él me escucharía.

Eret: ¿Eh? ¿Vivimos juntos? ¿De qué hablas?
NO ME DIGAS QUE HABLAS DE GEORGE.

Dream: Pues sí. Si no, ¿de quién más?

Eret: Bien, ¿Qué pasó?

Dream: Nos... besamos.

Eret: ¿QUEEEEEEEEE?

Dream: Ok, espera.

Eret: ¡¿Cómo fue?! ¡¿Usaron lengua?! ¡¿Se excitaron?! ¡CUÉNTAMELO TODO!

Dream: NO SALIÓ BIEN.

Eret: ¿Dream...?

Dream: ¡ESTA BIEN! Nos besamos, sí. Y no sabes cuánto me gustó. Pero no por eso tiene que ser algo bueno.

Eret: ¡TE GUSTÓ! Está bien, ya paró. ¿Por qué dices que no fue algo bueno?

Dream: Él... se asustó. Te contaré detalles apenas pueda llamarte.

Eret: Ay, Dream, te dije que fueras despacio. ¿Qué hiciste? ¿Le tocaste alguna parte?

Dream: Ahm... puede... algo así.

Eret: Dios, eres un PERVERTIDO.

Dream: ¡No me vuelvas a llamar así!

Eret: Esta bien, enfermo.

No escribieron mucho más del tema con Eret pues Dream necesitaba descansar un poco de todo. Para mala suerte de él, su mente también era algo e lo que descansar, pero no sería fácil.

-¿Qué haremos mañana? No querrá ni verme a la cara. -Se dijo a sí mismo el floridano cerrando lentamente sus ojos tratando de conciliar el sueño.

No tardó mucho en hacer que su cuerpo entienda que no era hora de estar despiertos. Pero ese descanso no duró mucho, y fue interrumpido por un estruendoso ruido en el pasillo.

Sin máscaras ni lentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora