Si no hay palabras, no hay besos.

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Estábamos en la sala poco después.

Dream estaba lamiendo mi cuello haciendo que me vuelva completamente loco.

Si querer, mi respiración se volvía más agitada a cada rato, y mis manos trataban de frenarlo, ¿o no?

—A ver si así aprendes a no volver a provocarme. —Me susurró sonriendo en mi oído y bajando su mano por mi ombligo haciendo círculos raros.

—Está bien, Dream, ¡lo siento! —dije tratando de apartarlo, esta vez de verdad.

—Suplícame más. —Me susurró de vuelta haciendo fuerza.

—¡Me estoy lastimando! —exclamé pues estaba sentado con Dream casi encima.

—Oh, ¿La pastilla no te hizo efecto aún? —Preguntó burlón.

—¡La tomé hace 10 minutos mientras llegábamos!

—La caja decía efecto en menos de 5 minutos. —Dream me miró divertido casi riéndose de mí. No le faltaba razón.

—Bien, pero no evita que me siga doliendo. —regañé muy avergonzado de las palabras que salían de mi boca. —Para, hablo en serio.

—¿Me vas a dejar así? —me dijo el rubio poniendo cara de cachorrito.

No sabía de qué hablaba, al fijarme en sus pantalones no tenía ninguna erección.

Al mirar de nuevo Dream sólo me sonrió.

—Sólo jugaba. —Me dijo sonriéndome, y sin más, volvió a la cocina.

Me quedé en el sofá extrañado sin haber podido siquiera devolverle la sonrisa. Aún así, no podía quedarme mucho más ahí.

Había usado como excusa el dolor, eso no significa que no siga presente, sólo que no era tan intenso ahora.

Fui al baño, y luego a la cocina. Dream ya estaba terminando la comida y poniendo los platos en la mesa.

—¿Todo bien? —me preguntó el rubio como si hace unos segundos no estuviera apunto de cogerme de nuevo.

¿De nuevo?

—Sí, ¿Por qué lo dices?

—Estuve pensando y... tenía miedo de que te desmayes de nuevo. —me dijo tomándome por sorpresa.

—No creo que pase de nuevo... el sol estuvo muy fuerte y... ya sabes... mi daltonismo cooperó.

—¿No dijiste que fue tu presión?

—También. —Dream se rió de mí.

—Estás completo, ¿No es así? —me preguntó y yo reí.

—A decir verdad... sólo me falta que me falte una parte de mi cuerpo. —bromeé y Dream rió.

Compartimos el almuerzo tranquilamente, Dream era un genio en la cocina y cada vez me sorprendía más.

Luego de ello, cada uno lavó sus platos sin mucho más y yo me fui a mi habitación dejando al rubio en la sala viendo YouTube.

Cuando llegué a mi habitación, me tumbé en la cama sin mucho cuidado lastimándome de nuevo, gracias al cielo había tomado las pastillas, porque de no ser así, hubiera gritado como nunca en mi vida.

—Es ridículo que me duela por esto... —pensé en voz alta.

Mi presión estaba bastante baja de nuevo y mi cuerpo estaba cansado, debería salir más a menudo a caminar.

Sin que pasen más de 10 minutos usando mi teléfono, me dormí profundamente.

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Llamé a George 3 veces para que me acompañara a ver algo en Netflix pero nunca respondió.

Sin máscaras ni lentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora