Una mañana mejor

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12:35 de la mañana. No era un día de laburo o algo por el estilo, es por eso que estos dos perezosos amigos no hicieron una carrera para ver quién se levanta primero. Fue George quien a esta hora abrió los ojos lentamente intentando que el sol que ligeramente entraba por la ventana no le lastime los ojos.

El chico se dio la vuelta en la cama hacia donde estaba la de Dream, pero este, no se encontraba allí.

-tal vez se esté bañando. -supuso el peli negro revolviendo su cabello con desgana mientras tomaba su teléfono con la otra mano. -¡¿LAS 12:35?! -gritó olvidándose de que no estaba sólo. Y después de taparse la boca se dijo a sí mismo: -Se nota que tenía sueño... Momento... ¿y si Dream en realidad se quedó a dormir al sofá y lo soñé todo? Nah... yo lo vi entrar conmigo anoche...

Debajo de las sábanas alborotada de la cama de Dream se empezaron a escuchar pequeñas risitas roncas. A George se le puso la piel de gallina.

-¿Con quién hablas, idiota? -dijo este con un tono de voz que dejaba notar que en su boca se esbozaba una gran sonrisa.

-Pues contigo.

Dream destapándose y dirigiendo sólo sus ojos a George encarando una ceja le dijo:

-Conmigo. -haciendo notar su incredulidad.

George se sonrojó un poco al ver el cabello desastroso de Dream por su cara y almohada. Le pareció... algo atractivo.

-Bueno, pues no me creas. -decía este desviando rápido la mirada. El otro sonrió todavía más. -¿Te desperté yo o...?

-Estoy despierto en realidad hace media hora, pero en serio no quiero levantarme, estoy tan calentito. -dijo Dream tapándose hasta el cuello y haciéndose bolita como un niño pequeño.

-¿Por qué de hecho se me hizo tierno? -pensó el peli negro.

El clima era cómodamente fresco, ideal para estar debajo de las sábanas y no hacer nada hasta que suba la temperatura. Pero George seguía con sus shorts de gato-burritos, y Dream tenía unos pantalones algo ajustados que le llegaban hasta el tobillo, pero era no necesariamente abrigado.

-Bueno... ¿Tienes hambre? -bromeó Dream. George soltó una risita.

-De hecho... no. -dijo encogiéndose en brazos. -¿Y tú?

-Nah, sólo, tal vez... frío. -dijo acurrucándose de nuevo.

-Bien pues, ya sabes. Si tienes hambre siempre puedes ir a buscar algo en la nevera, o me avisas y pedimos algo...

-Gracias, George, de verdad. -dijo Dream sonriéndole al pequeño británico.

Cuando el silencio llegaba a la habitación, era ya algo normal, pero no dejaban de ponerse tensos y algo nerviosos e incómodos.

-Ah... ¿Dream? -Dijo el británico dirigiendo su mirada a la pared que tenía en frente.

-Dime. -dijo este con los ojos cerrados.

-Perdóname... perdóname por todo lo de anoche. Al fin y al cabo soy yo el que...

-¿No era que no querías hablar de eso? -lo interrumpió el rubio abriendo sus ojos y haciendo que el otro lo mirara.

-¡No...! ¿Sí...? ¡¡Agh!! ¡Es que ni yo sé qué quiero! ¡Lo siento demasiado! Debo estar confundiéndose como nunca.

-George yo siempre... te voy a comprender. Como tú me comprendes a mí cuando mi TDAH comienza a hacerme una mala jugada. No tienes por qué ponerte nervioso, estás conmigo y nos conocemos desde hace años.

-Te conocía hasta anoche, Dream... -dijo George sin pelos en la lengua, y arrepintiéndose trató de enmendar su error: -es decir... sí, lo de anoche fue...

Sin máscaras ni lentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora