Still don't know my name II

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-¿Qué haces? -preguntó Ranboo despegando su boca del mayor al llegar debajo de las hojas del sauce.

El peli negro no respondió más que con una sonrisa sincera hacia él, ruborizando por completo ambos rostros. Y acercándose de nuevo lentamente, tranquilizó al mayor mientras acariciaba lentamente su cintura apresándolo contra él. Y el menor sintió como su espalda chocó con aquel gran árbol.

Sabía que no podría sobrepasarse, no por el simple hecho de que todos lo protegen, sino, porque aún era pequeño para entender qué estaba pasando. ¿Había hecho ya esto antes? Es tan posible como imposible, no habría forma de saberlo por el nivel de privacidad que el rubio mantenía en su vida.

El más alto, Ranboo, entrelazada sus dedos en el largo cabello del mayor, haciéndose en la cabeza la imagen de una mujer. Pero no lo era, él no estaba besando a una chica. Pero, ¿A quién le interesa? Esto no saldría de allí, ¿no es así?

-¿Por qué paras? -dijo el menor.

-Ah... ¿Querías que siga? -dijo mirando divertido el mayor, Ranboo se ruborizó.

-¡N-no! ¡Y-o...!

-¿Estás bien?

-Quiero que me lleves de vuelta. -dijo Ranboo cambiando totalmente la expresión de su rostro por una seriedad absoluta. -Lo siento. -agregó tomando los brazos que aún seguían en la cintura del menor y retirándolas de ahí.

-¿Qué sucede? -insistió el mayor.

-Eso es lo que me pregunto yo. -bromeó sin ganas el menor saliendo de debajo del árbol.

-Oye, espera. -Dijo Luka algo preocupado tomando a Ranboo del brazo.

-Mira, Luka, no sé qué acaba de pasar pero es peligroso para mí en muchos sentidos, y me estoy sintiendo increíblemente incómodo. -Soltó Ranboo con la voz casi rota.

Luka sintió un golpe muy bajo dentro suyo, y se reforzó al sentir el brazo del menor temblando de los nervios. Entonces, lo soltó al instante.

-Perdóname.

-Está bien... sólo... vámonos. -dijo Ranboo tratando de forzar una sonrisa.

Ranboo caminó a paso apresurado hacia la salida del parque, y Luka lo seguía por atrás para evitar todo tipo de incomodidad.

-Soy un grandísimo hijo de puta... -pensó el peli negro mientras intentaba evitar que su rabia hacia si mismo se convierta en lágrimas. -Si sé que es muy joven, y que su privacidad es todo... ¿Por qué me precipito? Pudimos tener una grandiosa amistad... ¡una grandiosa charla! Pero no. Tuve que intentar algo estúpido como siempre.

-Llegaré a la fiesta, aún son las 9:00, aquí no pasó nada, Ranboo. -pensó el rubio mientras sus manos seguían temblorosas.

Pero al llegar junto a la motocicleta, esta no arrancó ni a la primera, ni a la segunda, ni a la décima.

-¡Carajo! ¡Siempre se me olvida cargarla! -gritó con los nervios de punta el mayor.

-Hey, tranquilízate. -ordenó Ranboo de una forma aterradoramente intimidante. -hay una estación cerca, ¿Recuerdas? Iremos caminando,la cargamos y listo. -dijo en el mismo tono.

El peli negro, por respeto y miedo no respondió a lo que el menor le dijo, y simplemente obedeció.

Estos dos fueron caminando lentamente por el peso de la motocicleta hasta donde se encontraba la estación de servicio, que estaba a aproximadamente unos 500 metros de donde se encontraban.

En 500 metros, ni una palabra salió de la boca de ninguno por ninguna razón. Por la tardanza, llegaron en 30 minutos exhaustos... más Luka que Ranboo, lógicamente.

Sin máscaras ni lentes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora