Capítulo 50: Reunión

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Atravesamos todo el bosque en el coche y llegamos hasta la puerta del supermercado, que estaba cerrada. Nancy tiró una piedra, rompió el cristal y entramos rápidamente a buscar agua oxigenada y vendas para curarle la herida de la pierna a Ce. Max y Mike, que la llevaban sujeta en sus brazos, la estiraron en el suelo, tal y como les indicó Nancy.

- Vale, déjame ver, dijo Nancy remangándole el pantalón.

Vimos que en su pierna había 2 marcas de los mordiscos del monstruo, de las que salía sangre sin parar.

- ¡Mierda!, exclamó Max.

- ¡Dios!, exclamé yo.

- Espera, ¿qué haces?, preguntó Max, deteniendo a Nancy.

- Ponerle una venda, respondió ella, confusa.

- No, primero hay que detener la hemorragia; luego, limpiarla; luego, desinfectar y luego, vendar - dijo la pelirroja mientras nos quedábamos mirándola, asombrados - ¡Voy en monopatín! Mike, sujeta esto.

Mike cogió una gasa de algodón y la apretó contra la herida.

- Mantén la presión con firmeza. Necesitamos agua y jabón.

- Sí, sí, dijo Nancy levantándose y yéndose con Jonathan a buscar por la tienda.

- Lucas, mira a ver si tienes algo útil ahí dentro, ordené yo señalando su mochila.

- ¿Esto podría servir?, preguntó él tras vaciarla y sacar de ella libros, linternas y monedas.

- No, ve a por un trapo limpio y un tazón, le pidió Max.

- ¿Un tazón?

- ¡Lucas!, exclamó ella.

- ¡Venga, daos prisa!, añadí yo en voz alta.

Estuvimos esperando un par de minutos y nos empezamos a poner nerviosos porque la pobre Ce se estaba desangrando.

- No aguanto más. ¡Vámonos tú y yo!, pedí a Max.

- Sí, anda, vamos, dijo ella levantándose.

Dejamos a Mike junto a Ce y cruzamos un par de pasillos hasta que, al final de uno de ellos, vimos a Lucas y a Will mirando un montón de cajas de fuegos artificiales.

- ¡Ahí están!, señalé caminando hacia ellos rápidamente.

- ¡Eso no es un tazón!, gruñó Max.

- No, es mucho mejor - respondió Lucas enseñándonos una caja en la que ponía "Hijo de satán" - Hay un motivo por el que en la etiqueta pone "mayor de 18 años". Este cabroncete está lleno de 150 granos de polvo negro, es decir, pólvora.

Lucas le pasó la caja a Max y ella le miró, extrañada.

- Pega 2 juntos y será mejor que un M-80. Con 5, tenemos un cartucho de dinamita, prosiguió él, sonriente.

- ¿Quieres matar a esa cosa con petardos?, preguntó Max.

- ¿Se te ocurre algo mejor?, preguntó Lucas.

- Eh..., sí, Once, dijo ella devolviéndole la caja.

- ¿Contra esa cosa? ¡Va a necesitar refuerzos!

- ¡Oh, Dios mío...!, exclamó Max, aburrida.

- ¡Dejaos de tonterías y ayudadnos a buscar un puñetero tazón! ¡Vamos!, ordené yo, alejándome de ellos junto a mi amiga.

Pero, antes de venirse con nosotras, Lucas y Will se hicieron con varias de esas cajas de petardos, las cuales nos serían muy útiles más tarde. Cuando volvimos junto a Ce y Mike, vimos que este estaba agachado hablando por el walkie, el cual había dejado de sonar hacía un par de segundos, como si hubiese estado hablando con alguien.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora