Capítulo 1: Desaparecido

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Me presento: soy Ashley Harrington, aunque todos me llaman Ash. Tengo 12 años, vivo en una humilde casa con mis padres y mi hermano mayor, "el Rey Steve" y no tengo amigos. Sí, vamos a ser sinceros. Hasta que no encuentre una persona auténtica, divertida, valiente y fiel, no pienso tener a nadie que se considere "amigo". Soy muy curiosa. Cuando empiezo algo, tengo que terminarlo y si alguna cosa no me cuadra, no paro hasta que lo consigo. En fin, esa, más o menos, soy yo.

Era 6 de noviembre de 1983 y estaba yo en casa muy a gusto viendo la tele mientras me tomaba un té caliente, ya que hacía un poco de frío esa noche. Mi hermano Steve entró por la puerta y dejó sus cosas encima de la mesa.

- Hola, dije sin dejar de ver la tele.

- Hola, enana. ¿Qué tal, bien?, preguntó él quitándose la chaqueta vaquera.

- Sí...¿te pasa algo? Vienes muy contento, dije, extrañada.

- Ya, es que quería proponerte una cosa. Verás...el martes por la noche voy a dar una fiesta aquí en casa, ¿qué te parece?

-¿Cómo que una fiesta?

-¡Sí! Papá y mamá no están así que es perfecto para invitar a unos cuantos amigos para pasarlo bien.

- Dirás tus amigos, dije dando un sorbo al té.

- Eh...sí, pero seguro que os lleváis bien. Ya conoces a Nancy...

-¡Ahh, Nancy...! Cuidado, hermanito. Por la noche yo quiero dormir y no quiero escuchar gemidos, dije con una sonrisa traviesa.

-¡Cállate! - dijo removiéndome el pelo y ambos reímos a la vez - Entonces, ¿te parece bien?

-Vale..., dije levantándome del sofá.

-¡Gracias, enana!, dijo Steve antes despedirme de él para subir a mi cuarto.

- No será tan mala idea una fiesta en casa, pensé para mis adentros.

Entré a mi habitación, que estaba llena de pósteres de bandas como Guns & Roses, the Beatles, the Clash y otros cantantes como Michael Jackson, Cyndi Lauper y Madonna. Ya era bastante tarde así que me cepillé mi pelo ondulado y me preparé para dormir, pero antes fui a cerrar la ventana y me quedé un rato contemplando las vistas del pueblo de Hawkins. Fue entonces cuando cerca de la carretera me pareció escuchar un grito. No sabía de quién era, ya que no se veía a nadie, pero aquel grito me llegó hasta el alma y me quedé esperando unos instantes a ver si pasaba algo. No volvió a sonar nada, así que me fui a la cama, pero sí que se me quedó una extraña sensación en el cuerpo y, la verdad, no sabía descifrarla.

Al día siguiente, me desperté, me puse un jersey de punto rojo, unos pantalones anchos vaqueros con cinturón y unos botines de pelo marrones. Iba a montarme en bici e ir pedaleando hasta el instituto, pero, al final, Steve me convenció para ir con él en su coche. Llegamos allí y todo iba genial hasta que salimos del auto y Steve se reunió con un chico y una chica que a mí me daban mucho asco. No los soportaba.

-¿Qué pasa, rey Steve?, saludó el chico dándole una palmada en el hombro.

-¿Qué pasa, tío?

- Hola, Steve - dijo la chica - Hola, chiquitina.

Yo saludé con la cabeza por cumplir, pero en realidad me daban ganas de partirle la cara al llamarme así. Tommy y Carol eran una pareja insoportable que a Steve le trataban como a un rey y a mí como una idiota. Y a veces como un fantasma, ya que me ignoraban por completo.

- No seas borde, Ash - dijo Tommy - Somos colegas, ¿no?

- Ya, lo que tú digas, dije tomando mi mochila y yéndome hacia dentro.

A mí no me daba miedo demostrar a Steve que Tommy y Carol no me caían bien. Steve era el chico más popular del instituto Hawkins y cuando se juntaba con esos dos, se volvía un completo imbécil, ya que se metía con la gente, insultaba a los "pardillos" y no se concentraba en clase, pero en realidad, cuando estaba conmigo, era el mejor hermano del mundo: me contaba sus secretos, yo a él los míos, me cuidaba, me hacía reír...y todo era ideal. Por eso odiaba tanto a Tommy y Carol, porque son serpientes que envenenaban a Steve con sus payasadas.

Intenté quitármelos de la cabeza lo antes posible y adelantarme a ellos. Llegué al pasillo del instituto, pasé por delante del tablón de anuncios y vi a un chico más mayor que yo colgando unos carteles. Su nombre era Jonathan, el hermano mayor de Will Byers, el único chico normal del pueblo...o eso creía.

-¡Hola, Jonathan!, dije acercándome.

- Ah, hola...Ashley, ¿verdad?, preguntó, dudoso.

- Sí - dije con una sonrisa - Oye, ¿ha llegado ya tu hermano?

- Eh...mi hermano...

Jonathan era bastante tímido con todo el mundo, pero a mí me conocía. Will y yo nos llevábamos muy bien. Era lo más parecido a un amigo que tenía, y alguna vez había ido a su casa a jugar, a pintar o a escuchar música. Pero aquel día, Jonathan estaba más raro que nunca.

-¿Qué pasa, Jonathan?, pregunté, preocupada.

- Will...d-desapareció anoche...y estamos buscándole, dijo enseñándome un cartel.

Lo tomé delicadamente y lo leí temblorosa. El pobre Will se había perdido y no sabían nada de él.

-¡Vaya...! ¡Lo siento, Jonathan! Si algo en lo que pueda ayudarte...

- No, gracias. Bueno, si por algún casual le encuentras, llama a este teléfono - dijo señalándome un número del cartel - Pero no quiero molestarte...

- A mí no me molestas, dije mirándole a los ojos.

- Pero a tu hermano, sí.

Miré hacia mi derecha y allí estaba Steve con los otros 2 idiotas seguramente esperando a Nancy Wheeler, su novia por aquel entonces.

- Mi hermano es mi hermano y yo soy Ashley. Así que si necesitas ayuda, llámame, ¿vale? - dije posando mi mano en su brazo con una sonrisa y él asintió con timidez - ¡Nos vemos! Espero que Will aparezca muy pronto.

- Gracias, Ashley. Adiós, se despidió él, conmovido.

Cuando iba hacia mi clase noté como Steve y sus amigos se reían, seguramente de mí y de Jonathan. Repito: cuando mi hermano estaba con ellos, se volvía un imbécil. Yo hice como siempre, ignorarles. Llegué a mi mesa, entró mi profesor de ciencias, el Sr. Clarke, y antes de empezar la clase, miré el cartel de Will, por última vez, sintiendo una gran pena por él y su familia.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora