Capítulo 11: Es nuestra amiga y está loca

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Seguíamos buscando a Ce, cada vez más desesperados. Íbamos por el bosque cuando oímos unos pasos.

- Eh, ¿habéis oído eso?, preguntó Mike.

- Será un animal, respondí sin darle importancia.

Seguimos llamándola y, de repente, a lo lejos, vimos aparecer a Troy y a su amigo. Y no venían muy alegres.

- Hola, cara rana, dijo Troy sacando una navaja.

- Desdentado, añadió el otro mirando a Dustin.

-¿Qué hacéis aquí? Guarda eso, Troy, dije, asustada.

- Tú cállate, fantasmilla. Los tres os la vais a cargar, dijo Troy.

-¡Oh, mierda! ¡Corred!, gritó Dustin.

Los tres salimos corriendo dejando las bicis tiradas. Troy y su amigo nos persiguieron por el bosque hasta llegar a la carretera. Ya nos íbamos cansando y cada vez corríamos con menos fuerza.

-¡Ah, un calambre!, dijo Dustin quedándose atrás.

-¡Vamos, no te pares!, dijo Mike.

-¡Corre, Dustin!, grité viendo que Troy se acercaba.

Cuando creíamos que escaparíamos de él, por el otro lado del acantilado, apareció el otro chaval. Estábamos rodeados.

-¡Mierda!, exclamó Dustin.

Mike y yo cogimos unas rocas y Dustin se hizo con un palo. Sabía que no servirían de mucho, pero de alguna manera teníamos que defendernos.

-¡Los dos, quietos!, grité amenazante.

- No os acerquéis más, añadió Mike.

Mike tiró la piedra hacia el amigo de Troy, pero no le dio.

- Buen tiro, cara culo, soltó él.

A nuestra espalda, Dustin fue corriendo hacia Troy con el palo en la mano. Pero este le esquivó y le enganchó contra él con su brazo, poniendo la navaja cerca de su cuello.

-¡Suéltame, suéltame!, gritaba, asustado.

-¡Suéltale, imbécil! grité, preocupada.

-¡Que le sueltes!, añadió Mike.

- No os acerquéis o le rajo, dijo Troy sin soltarle.

-¿Qué queréis?, preguntó Mike.

- Quiero saber cómo lo hiciste.

-¿Cómo hice qué?

- Sé que me hiciste algo. Algo de listillo de ciencias para hacerme hacer eso.

-¿Mearte en los pantalones?, preguntó Mike.

- Perdona, pero si te measte encima, no nos eches la culpa. Eres tú el qué tiene la vejiga sensible, solté haciendo reír a Mike y Dustin.

Pero Troy no se lo tomó bien y acercó más la navaja a Dustin. Este, muerto de miedo, confesó:

- Nuestra amiga tiene súper poderes y te estrujó la vejiga con la mente.

Mike y yo le miramos temiendo que había rebelado la verdad sobre Ce.

-¡Cierra el pico! Debería ahorrarle a Desdentado un viaje al dentista. Le arrancaré el resto de los dientes de leche, dijo Troy, enfadado.

-¡Serás bestia...!, grité mirándole con asco.

-¡Suéltale! ¡Que le sueltes!, gritó Mike.

- Le voy a soltar, sí. Pero primero te toca a ti.

-¿Me toca qué?

- Mearte encima.

Mike y yo nos miramos extrañados de lo ridículo que era.

-¿Qué?, preguntamos a la vez.

-¡Salta! - dijo mirando al acantilado - O Desdentado se ahorrará un viaje al dentista.

- Mike, no. Ni se te ocurra, dije mirándole a los ojos.

- O le rajo ahora mismo, añadió Troy acercando la navaja a los dientes de Dustin.

- Está bien, espera. ¡Espera!, gritó Mike.

- Mike, no lo hagas. No necesito los dientes de leche, dijo Dustin.

- Mike, no le hagas ni caso. ¡Por favor, para!, grité.

Antes de que pudiera ir corriendo hacia él para detenerle, el amigo de Troy me agarró para que no pudiera moverme.

-¿Qué cojones haces? Suéltame, dije moviéndome con fuerza.

-¡Estate quieta! No estropees el momento, dijo él.

-¿Pero qué...? ¡Mike, por favor!, grité.

- Mike, en serio. ¡Para!, añadió Dustin.

Mike se fue acercando al acantilado y miró hacia abajo durante unos instantes

-¡Mike, por Dios! ¡Para!, seguíamos gritando Dustin y yo.

- Troy, creo que no es una buena idea, dijo el chico que me agarraba.

- Eso, hazle caso a tu amigo, dije, desesperada.

Pero Troy no hizo ni caso y dijo:

- El dentista abre las puertas en 5...4...3...2...¡1!

-¡Mike, no!, gritamos a la vez Dustin y yo.

Pero nuestro amigo saltó y nos quedamos sin aliento. Por fin, Troy soltó a Dustin y yo me deshice de las manos de su amigo. Fuimos corriendo hacia el acantilado rezando porque estuviera bien. Y, gracias al cielo, estaba flotando en el aire a pocos metros del agua.

-¡Ah, joder!, exclamamos Dustin y yo.

Y Mike, gritando con desesperación, volvió flotando hasta nosotros. Acabó tirado en el suelo y antes de poder preguntarle nada, miramos a un lado y vimos aparecer a una niña con un vestido rosa, zapatos y calcetines blancos con rayas amarillas y verdes, una chaqueta azul y de pelo rapado, que venía seria hacia nosotros. Dustin y yo nos miramos suspirando aliviados y Troy y su amigo la miraron con miedo. Ce empujó al amigo con la mente hacia atrás y luego, le rompió un brazo a Troy.

-¡Ahhh! - gritó Troy de dolor - ¡Me ha roto el brazo! ¡El brazo!

- Largo, dijo Ce dejando ver una gota de sangre que caía de su nariz.

- Vámonos, tío. Venga, vámonos, dijo Troy mientras los dos echaban a correr.

-¡Sí, eso, ya podéis correr!, gritó Dustin.

Yo le miré, reí y añadí:

-¡Como os vuelva a ver, os parto la cara, payasos!

Dustin sonrió y siguió gritando:

-¡Es nuestra amiga y está loca!

Dustin y yo chocamos las manos riendo de felicidad a carcajadas.

- Como volváis por aquí, os va a matar. ¿Lo oís? ¡Os matará, hijos de puta!, gritaba Dustin.

Justo en ese momento, detrás de nosotros oímos un golpe en la arena. Era Once, que había caído desvanecida.

- Ce, ¿estás bien? ¡Ce!, dijo Mike reanimándola.

-¡Mike...! Lo siento, dijo ella sollozando.

-¿Lo sientes? ¿Qué es lo que sientes?

- El portal...Lo abrí yo. Yo soy el monstruo.

- No. No, Ce. Tú no eres el monstruo. Me has salvado. ¿Lo entiendes? Me has salvado, dijo Mike sonriendo.

Mike la levantó y le dio un bonito abrazo. Dustin y yo nos miramos, sonrientes, y nos unimos al abrazo. Aquel día nos dimos cuenta de lo que habíamos formado. No solo un grupo de amigos frikis locos por una dimensión oscura, sino una familia que se protegería en todo momento, fuera como fuera y pasara lo que pasara. Esto incluía a Lucas y a Will. Al rato, buscamos las bicis y fuimos a casa para contactar con Lucas.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora