Capítulo 12: Las furgonetas

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Mike se metió al baño con Once para que se limpiara. Mientras, Dustin y yo buscábamos la manera de contactar con Lucas.

- Lucas, ¿me recibes? - pregunté a través del walkie - Lucas, contesta.

Seguí llamándole durante unos minutos y, de repente, respondió. Pero no podía entender casi nada de lo que decía. Estaba gritando, pero se perdía la señal.

- Lucas, ¿estás bien? Eh, no te oigo nada. ¿Dónde estás?, pregunté.

Él seguía gritando y yo intentando entenderle. Le pedí ayuda a Dustin, pero estábamos igual.

- Oye, avísales. Necesita ayuda, dije señalando la puerta del baño.

En seguida, Dustin fue hacia allí y dijo desesperadamente:

- Tíos, es Lucas. Creo que tiene problemas. ¿Os acordáis de que iba a ir a buscar el portal?

- Sí, dijo Mike.

-¿Y si lo ha encontrado?

Rápidamente, se reunieron conmigo. Lucas gritaba todo el rato la misma palabra, pero no entendía nada.

- Pero, ¿qué dice?, preguntó Mike.

- No lo sé. Está demasiado lejos, respondió Dustin.

- Lucas, cálmate. Y vocaliza, dije al walkie.

- Si puedes oírnos, habla despacio - añadió Mike - No te entendemos.

- Sí, os recibo. ¿Y vosotros? Saben lo de Once. Salid de allí, saben lo de Once. Los malos van para allá. Todos juntos, ¿me oís? Los malos van para allá, dijo Lucas.

- Dice los palos. ¿Os suena de algo? ¿Es un nombre en código?, dijo Dustin.

- No, no creo que diga eso. Escuchad bien, dije acercándome al walkie.

- Los malos. ¡Los malos! - dijo Mike alterado mirando a Once - Quédate aquí.

Los 3 subimos corriendo al salón y miramos por la ventana. Sólo logré ver una furgoneta aparcada muy misteriosa.

- Eh, mirad allí, dije señalándola con la cabeza.

-¿Qué hace ese tío?, preguntó Mike.

-¿No creeréis que...?, preguntó Dustin mirándonos.

Mike fue corriendo a hablar con su madre y Dustin y yo nos quedamos esperando una respuesta de la furgoneta. De pronto, vi aparecer unas cuantas más y se me puso la piel de gallina.

- Esto...Dustin...

-¿Qué?

-¿Qué está pasando?, pregunté mirándolas venir.

Todas las furgonetas aparcaron delante de la casa y asustados, cerramos las ventanas.

-¡Mike!, llamó Dustin a Mike.

- Un segundo, dijo él intentando hablar con su madre.

-¡Mike! - repitió más alto - Tenemos que irnos...cuanto...antes.

Mientras, bajé al sótano para avisar a Ce y prepararnos para irnos.

-¡Ce! ¡Vamos, Ce! ¡Vámonos de aquí ya!, grité.

-¿Qué...qué pasa?, preguntó, asustada.

- Ya están aquí. Tenemos que irnos ahora mismo. ¡Vamos!, dije levantándola.

Salimos por la puerta trasera y recogimos nuestras bicis para reunirnos con Lucas. Cuando nos subimos a las bicis, vimos a unos señores disfrazados de mecánicos y a uno de ellos que sobresalía ante los demás. Era el Dr. Brenner, un señor de pelo blanco, que había usado a Once como un experiemento durante toda su infancia.

-¡Vamos! ¡Corred, corred! - gritó Dustin, y nos fuimos en bici a toda pastilla sabiendo que nos perseguían en las furgonetas - ¡Mierda, mierda, mierda, mierda!

- Dustin, ¿me recibes?, preguntaba Lucas a través del walkie.

- Sí, Lucas. Nos persiguen.

-¿Dónde estáis?

- En Com Walley.

- Quedamos en Alcon Cherry, dijo Lucas.

-¡Recibido! A Alcon Cherry.

-¡Vale!, dijimos Mike y yo a la vez.

-¡Mierda, están ahí!, grité viendo como 3 furgonetas se acercaban por detrás.

-¡Mierda!, exclamó Dustin.

-¡Por aquí, vamos!, gritó Mike.

Para atajar, llegamos a un parque donde había unas niñas jugando y las pitamos con las bicis.

-¡Apartad, apartad!, gritó Dustin y ellas se pusieron a un lado, asustadas.

Llegamos a Alcon Cherry justo cuando llegó nuestro amigo.

-¡Lucas!, le llamó Mike.

-¿Dónde están?, preguntó, cansado.

-¡No lo sé, los hemos perdido!, respondió Dustin.

Justo en ese momento, los escuchamos aparecer por detrás.

-Por desgracia, no. ¡Vámonos!, grité alejándome.

Íbamos a toda prisa, desesperados, porque teníamos a los malos pisándonos los talones y cuando ya creíamos que no podíamos agobiarnos más, apareció otra por delante que intentaba rodearnos. Dustin y yo gritamos como locos pensando en que era el fin.

Y de repente, pasó algo que nos dejó sin aliento. La furgoneta se elevó por los aires. Fueron 3 segundos mágicos en los que el vehículo pasó sobre nuestras cabezas. Al instante, cayó delante de las otras, cortándoles el paso. Había sido Once.

Nos quedamos sin saber cómo reaccionar y flipando con lo que acababa de pasar y de la que nos habíamos librado. Y no perdimos más tiempo en ir a toda prisa hacia un descampado.

-¡Joder, qué flipe! ¿Habéis visto lo que le ha hecho a la furgo?, preguntó Dustin, aún emocionado.

- No, Dustin. Nos lo hemos perdido, dijo Mike, irónicamente.

- Ha sido...ha sido...

- Una pasada. Ha sido una pasada - dijo Lucas acercándose a ella - Todo lo que dije de que eras una traidora y eso...me equivocaba. Lo siento.

- Amigos. Los amigos no mienten. Yo también lo siento, dijo Ce.

- Yo también, añadió Mike, y ambos se dieron la mano.

Dustin y yo no tuvimos ni que mirarnos y chocamos los puños en señal de satisfacción.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora