Seguíamos en el descampado y habíamos juntado unos palos para que Lucas nos enseñara dónde había estado.
- Esto es la Calle Randolf. La valla empieza aquí y da toooda la vuelta al recinto - dijo señalando con un palo y cogiendo una lata - y esto es el laboratorio. El portal tiene que estar en su interior. Tiene que estar ahí.
-¿Y de quién es el laboratorio de Hawkins?, preguntó Dustin.
- En el cartel ponía Departamento de energía.
-¿Departamento de energía? ¿A qué se refiere?, preguntó de nuevo.
- Se refiere al gobierno. Al ejército, respondió Mike.
-¿Y por qué pone energía?
- Confía en mí, ¿vale? Me lo ha dicho mi padre. Es el ejército.
- Mike tiene razón. Hay soldados en la entrada, dijo Lucas.
-¿Y qué hacen? ¿Fabrican bombillas?, preguntó Dustin.
- No. Hay armas para luchar contra los rusos, los comunistas y eso, respondió Mike.
- Espera...¿has dicho armas?, pregunté mirándoles a todos.
Los tres miramos a Ce y ella agachó la cabeza.
- Ah, joder. Eso no me gusta, dijo Dustin.
- A mí tampoco. Ese sitio parece una fortaleza, dijo Lucas.
-¿Qué hacemos ahora?
- No lo sé. Pero no podemos volver a casa. Ahora somos fugitivos, dijo Mike.
-¿Qué...? Tíos, ¿lo habéis oído?, preguntó Dustin escuchando lo mismo que nosotros.
-¡Oh, no...! Tenemos compañía, dije señalando un helicóptero.
Al instante, guardamos las bicis debajo de unos autobuses que había allí y nos escondimos en el interior de uno de ellos.
-¡Rápido! ¡Ya están aquí!, grité.
-¡Al suelo!, dijo Mike.
Todos nos escondimos entre los asientos y Dustin exclamó:
-¡Qué fuerte!
Permanecimos así durante unos cuantos minutos sin saber cuándo ni cómo salir. De pronto, oímos un sonido que venía del walkie de Mike.
- Mike. Mike, ¿estás ahí?, preguntó una voz que me sonaba familiar.
-¿Lo habéis oído?, preguntó Dustin.
Mike fue corriendo a coger el walkie para escucharlo mejor.
- Mike, tienes que contestar, decía la chica.
- Espera, ¿es Nancy?, pregunté a Mike, sorprendida.
-¿¡Es tu hermana!?, añadió Lucas en el mismo tono.
- Es una emergencia. Mike, ¿me recibes?
- Parece asustada, dije escuchándola atentamente.
- Vale, esto sí que es raro, dijo Dustin.
Lucas iba a responder, pero Mike cogió el walkie a tiempo.
-¡No contestes!, dijo Mike.
- Dice que es una emergencia.
-¿Y si es un truco?
-¡Es tu hermana!
-¿Y si los malos la han secuestrado? ¿Y si la obligan a decirlo?
- Necesito que contestes, repetía Nancy.
- Es como Lando Calrissian. No contestes, dijo Dustin.
- Tenemos que saber que estás ahí, Mike, dijo ella de nuevo.
Al rato, sonó una voz mucho más grave, propia de un hombre adulto.
- Oye, chaval. Soy el jefe, responde. Sabemos que tenéis problemas y también lo de la chica, dijo mientras nos mirábamos sorprendidos.
-¿El jefe de Policía, Jim Hopper? No entiendo nada, solté yo.
-¿Por qué estará con él?, preguntó Lucas.
-¿Cómo narices sabe lo de...?, preguntó Dustin mirando a Ce.
- Podemos protegeros. Podemos ayudaros. Pero tenéis que contestar. ¿Estás ahí? ¿Nos recibes? Cambio.
El jefe paró de hablar. Todos nos miramos y se oyó cómo colgaba.
- Mike, no es un truco, dije.
-¿Estás segura?, preguntó, dudoso.
- Segura. Y aunque lo fuera, necesitamos ayuda. Tenemos un helicóptero volando sobre nosotros y es cuestión de tiempo que nos encuentren. Ellos son nuestra única esperanza, dije mirándole a los ojos.
Lucas y Dustin parecían convencidos, incluso Ce. Mike aún miraba al walkie preocupado.
- Escucha, si no respondes tú, lo haré yo. Pero tenemos que salir de aquí cuanto antes, dije firme.
- Está bien - dijo Mike, y encendió el walkie - Sí, le recibo. Soy Mike. Estoy aquí. Estamos aquí.
Hablamos con ellos y el jefe aseguró que no tardaría mucho en venir a buscarnos. Mientras, inquieto, Dustin daba vueltas por el autobús.
-¿Puedes estarte quieto?, preguntó Mike.
- Es que ha pasado mucho rato. A lo mejor tienes razón. A lo mejor es una trampa y los malos vienen a por nosotros ahora mismo.
-¡No es una trampa! ¿Por qué iba a meterse el jefe de policía? Nancy puede... - dijo Lucas mientras Mike extendía los brazos, dudoso - pero, ¿el jefe?
- Lando Calrissian, dijo Dustin.
-¿Quieres dejar de repetir lo de Lando?
- Tengo un mal presentimiento...¡Tengo un mal presentimiento!, gritó Dustin.
-¿Cuándo tienes tú un buen presentimiento?, preguntó Lucas.
-¡Callaos! Dustin, cálmate. El jefe no tardará en venir, pero si gritáis, no le oiremos llegar, dije manteniendo el orden.
Por fin, trataron de calmarse y, a lo lejos, escuchamos un coche. Corrimos a asomarnos a la ventanilla. Pero nos asustamos porque venían dos.
-¡Mierda!, exclamó Dustin.
-¡Vamos, vamos!, ordenó Mike.
Los 5 nos escondimos de nuevo entre los asientos esperando lo peor...o lo mejor.
- Lando, repitió Dustin mirándome, a lo cual respondí negando la cabeza, pero tan asustada como él.
-¿Creéis que nos ha visto?, preguntó Lucas.
- Espero que no, respondí.
- Silencio. Cerrad el pico, dijo Mike.
A los pocos segundos, oímos cómo se abría la puerta y de seguido, un golpe. Después, escuchamos unas voces, golpes y de nuevo, silencio. Y entonces, respiramos aliviados. Había llegado Jim Hopper, el jefe de Policía de Hawkins. Todos respiramos, aliviados.
- Bueno, andando. ¡Andando, vamos!, dijo él ansiosamente.
Salimos corriendo y, cuando ya estábamos en el coche, le dije a Dustin acompañado de un codazo:
- De Lando, nada.
Me miró a los ojos y suspiramos tranquilamente.
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Érase una vez en Hawkins - Stranger Things
Teen FictionHola, soy Ashley Harrington. Nací en Hawkins, un pueblo de Indiana. Os voy a contar la aventura que viví junto con mi grupo de amigos: Mike, Will, Lucas, Dustin, Once y Max, en la que nos enfrentamos a las oscuras criaturas del Mundo del Revés. Todo...