Capítulo 13: Fugitivos

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Seguíamos en el descampado y habíamos juntado unos palos para que Lucas nos enseñara dónde había estado.

- Esto es la Calle Randolf. La valla empieza aquí y da toooda la vuelta al recinto - dijo señalando con un palo y cogiendo una lata - y esto es el laboratorio. El portal tiene que estar en su interior. Tiene que estar ahí.

-¿Y de quién es el laboratorio de Hawkins?, preguntó Dustin.

- En el cartel ponía Departamento de energía.

-¿Departamento de energía? ¿A qué se refiere?, preguntó de nuevo.

- Se refiere al gobierno. Al ejército, respondió Mike.

-¿Y por qué pone energía?

- Confía en mí, ¿vale? Me lo ha dicho mi padre. Es el ejército.

- Mike tiene razón. Hay soldados en la entrada, dijo Lucas.

-¿Y qué hacen? ¿Fabrican bombillas?, preguntó Dustin.

- No. Hay armas para luchar contra los rusos, los comunistas y eso, respondió Mike.

- Espera...¿has dicho armas?, pregunté mirándoles a todos.

Los tres miramos a Ce y ella agachó la cabeza.

- Ah, joder. Eso no me gusta, dijo Dustin.

- A mí tampoco. Ese sitio parece una fortaleza, dijo Lucas.

-¿Qué hacemos ahora?

- No lo sé. Pero no podemos volver a casa. Ahora somos fugitivos, dijo Mike.

-¿Qué...? Tíos, ¿lo habéis oído?, preguntó Dustin escuchando lo mismo que nosotros.

-¡Oh, no...! Tenemos compañía, dije señalando un helicóptero.

Al instante, guardamos las bicis debajo de unos autobuses que había allí y nos escondimos en el interior de uno de ellos.

-¡Rápido! ¡Ya están aquí!, grité.

-¡Al suelo!, dijo Mike.

Todos nos escondimos entre los asientos y Dustin exclamó:

-¡Qué fuerte!

Permanecimos así durante unos cuantos minutos sin saber cuándo ni cómo salir. De pronto, oímos un sonido que venía del walkie de Mike.

- Mike. Mike, ¿estás ahí?, preguntó una voz que me sonaba familiar.

-¿Lo habéis oído?, preguntó Dustin.

Mike fue corriendo a coger el walkie para escucharlo mejor.

- Mike, tienes que contestar, decía la chica.

- Espera, ¿es Nancy?, pregunté a Mike, sorprendida.

-¿¡Es tu hermana!?, añadió Lucas en el mismo tono.

- Es una emergencia. Mike, ¿me recibes?

- Parece asustada, dije escuchándola atentamente.

- Vale, esto sí que es raro, dijo Dustin.

Lucas iba a responder, pero Mike cogió el walkie a tiempo.

-¡No contestes!, dijo Mike.

- Dice que es una emergencia.

-¿Y si es un truco?

-¡Es tu hermana!

-¿Y si los malos la han secuestrado? ¿Y si la obligan a decirlo?

- Necesito que contestes, repetía Nancy.

- Es como Lando Calrissian. No contestes, dijo Dustin.

- Tenemos que saber que estás ahí, Mike, dijo ella de nuevo.

Al rato, sonó una voz mucho más grave, propia de un hombre adulto.

- Oye, chaval. Soy el jefe, responde. Sabemos que tenéis problemas y también lo de la chica, dijo mientras nos mirábamos sorprendidos.

-¿El jefe de Policía, Jim Hopper? No entiendo nada, solté yo.

-¿Por qué estará con él?, preguntó Lucas.

-¿Cómo narices sabe lo de...?, preguntó Dustin mirando a Ce.

- Podemos protegeros. Podemos ayudaros. Pero tenéis que contestar. ¿Estás ahí? ¿Nos recibes? Cambio.

El jefe paró de hablar. Todos nos miramos y se oyó cómo colgaba.

- Mike, no es un truco, dije.

-¿Estás segura?, preguntó, dudoso.

- Segura. Y aunque lo fuera, necesitamos ayuda. Tenemos un helicóptero volando sobre nosotros y es cuestión de tiempo que nos encuentren. Ellos son nuestra única esperanza, dije mirándole a los ojos.

Lucas y Dustin parecían convencidos, incluso Ce. Mike aún miraba al walkie preocupado.

- Escucha, si no respondes tú, lo haré yo. Pero tenemos que salir de aquí cuanto antes, dije firme.

- Está bien - dijo Mike, y encendió el walkie - Sí, le recibo. Soy Mike. Estoy aquí. Estamos aquí.

Hablamos con ellos y el jefe aseguró que no tardaría mucho en venir a buscarnos. Mientras, inquieto, Dustin daba vueltas por el autobús.

-¿Puedes estarte quieto?, preguntó Mike.

- Es que ha pasado mucho rato. A lo mejor tienes razón. A lo mejor es una trampa y los malos vienen a por nosotros ahora mismo.

-¡No es una trampa! ¿Por qué iba a meterse el jefe de policía? Nancy puede... - dijo Lucas mientras Mike extendía los brazos, dudoso - pero, ¿el jefe?

- Lando Calrissian, dijo Dustin.

-¿Quieres dejar de repetir lo de Lando?

- Tengo un mal presentimiento...¡Tengo un mal presentimiento!, gritó Dustin.

-¿Cuándo tienes tú un buen presentimiento?, preguntó Lucas.

-¡Callaos! Dustin, cálmate. El jefe no tardará en venir, pero si gritáis, no le oiremos llegar, dije manteniendo el orden.

Por fin, trataron de calmarse y, a lo lejos, escuchamos un coche. Corrimos a asomarnos a la ventanilla. Pero nos asustamos porque venían dos.

-¡Mierda!, exclamó Dustin.

-¡Vamos, vamos!, ordenó Mike.

Los 5 nos escondimos de nuevo entre los asientos esperando lo peor...o lo mejor.

- Lando, repitió Dustin mirándome, a lo cual respondí negando la cabeza, pero tan asustada como él.

-¿Creéis que nos ha visto?, preguntó Lucas.

- Espero que no, respondí.

- Silencio. Cerrad el pico, dijo Mike.

A los pocos segundos, oímos cómo se abría la puerta y de seguido, un golpe. Después, escuchamos unas voces, golpes y de nuevo, silencio. Y entonces, respiramos aliviados. Había llegado Jim Hopper, el jefe de Policía de Hawkins. Todos respiramos, aliviados.

- Bueno, andando. ¡Andando, vamos!, dijo él ansiosamente.

Salimos corriendo y, cuando ya estábamos en el coche, le dije a Dustin acompañado de un codazo:

- De Lando, nada.

Me miró a los ojos y suspiramos tranquilamente.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora