Capítulo 41: Son nuestras reglas

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Unos minutos más tarde, estábamos las 3 en la habitación de Ce, en la cabaña de Hopper. Allí, decidimos escuchar música y leer las revistas que nos habíamos comprado. Max y yo queríamos enseñar a Ce todo lo que no sabía sobre el mundo actual: la moda, las películas, los artistas... Mientras Max bailaba y cantaba usando un cepillo como micrófono, yo le enseñaba modelitos a Ce. Las revistas me servían para diseñar mis propios looks, ya que, cada vez, me apasionaba más el mundo de la moda y mis mayores referentes eran cantantes como Madonna o Cindy Lauper.

-¡Mira este! ¡Madonna parece una diosa! ¿A que es una pasada?, dije mostrándole a Ce la portada de una revista.

-¡Me encanta!, exclamó, atónita.

- Estos collares te favorecerían mucho y, más todavía, si te pintaras unas sombras azules como estas.

- Tenemos que probarlo.

- ¡Eso está hecho!, dije yo, emocionada.

Me encantaba aconsejar a mis amigas y recomendarlas prendas, accesorios y maquillajes que podrían quedarlas bien. Ya había empezado a diseñar algún que otro conjunto y mi mayor sueño era que alguna de las artistas del momento lo llevara en una portada de revista, sesión de fotos o, incluso, en una alfombra roja. ¡El corazón me palpitaba a mil por hora sólo de imaginármelo! De pronto, Ce abrió una revista y se quedó unos segundos admirando un poster de un chico muy guapo que Max y yo conocíamos de sobra.

- ¡Ah! ¡Has encontrado a Ralph Maccio!, exclamó Max.

- ¿Maccio?, preguntó Ce.

- Sí, el de Karate kid.

- ¡Iiaah!, exclamé imitándole y haciendo que todas nos riéramos.

- Está muy bueno, ¿no? Y seguro que besa súper bien, dijo Max.

- Ya te digo, dije con voz coqueta, haciendo que Ce nos mirara sorprendida.

- ¿Mike besa bien?, preguntó Max a Ce.

- No lo sé...Es mi primer novio.

- Exnovio - corrigió Max y después se dirigió a mí - Tú nunca has tenido novio, Ash. ¿Hay algún chico que te haga tilín?

Por mi cabeza se me pasó el único chico por el que sentí algo, pero ya había asumido que lo mío con Will era totalmente imposible, así que lo descarté en cuestión de segundos.

- ¡Qué va! Pero no os preocupéis por mí. Estar soltera es lo mejor que hay. Así puedo consolaros cuando tengáis crisis amorosas, como ahora, respondí haciendo que ambas sonrieran.

De pronto, la sonrisa de Ce se desdibujó y suspiró un tanto apenada. Estaba enfadada con Mike por haberle mentido, pero, de todas formas, estaba claro que le echaba de menos.

- Eh...¡no te preocupes! Seguro que vuelve arrastrándose pidiéndote perdón. Te garantizo que Lucas y él están nadando en la autocompasión y en la miseria en plan...¡oh, espero que nos perdonen!, broméo Max fingiendo que lloraba.

Ce y yo nos reímos y yo pasé un brazo por los hombros de mi amiga.

- Tú ahora relájate y pásatelo bien. Ya habrá tiempo para que habléis. Mientras tanto, déjale sufrir un poquito más. Que aprenda a valorarte como te mereces, dije yo.

- ¡Exacto! - exclamó Max - ¡Dios, lo que daría por ver a ese par de idiotas!

Entonces, Ce me miró con una sonrisa cómplice, lo cual me hizo sonreír a mí y pensar en lo mismo que ella.

- ¿Qué ocurre?, preguntó Max sin terminar de enterarse.

Ce se mordió el labio, traviesa, provocando que Max se diera cuenta de lo que estaba tramando. Buscó una radio en un cajón de una estantería y lo puso en el suelo. Se sentó delante de ella y Max y yo nos acomodamos en su cama. Entonces, le pasé una venda negra a Ce, con la que se tapó los ojos.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora