Capítulo 20: MadMax

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28 de octubre de 1984. Todo Hawkins estaba repleto de la decoración de Halloween. Había pasado casi un año desde la última vez que vimos a Once. Todos nos habíamos unido mucho desde entonces. Yo parecía haber formado parte del grupo de toda la vida. Will y yo éramos mejores amigos, ya que me había dado cuenta de que no podíamos ser nada más, pero hablábamos todos los días, jugábamos a Dragones y Mazmorras e íbamos al cine y a los juegos recreativos muy a menudo. Y ese día era uno de ellos.

Estaba terminando de arreglarme. Mi pelo había crecido mucho en el último año, me llegaba por debajo del pecho, a la mitad de la espalda y tenía forma ondulada. Llevaba una camiseta de manga corta roja con un dibujo de tres corazones celestes en el medio, que iba debajo de una chaqueta de cuero negra, además de unos vaqueros anchos con los tobillos al descubierto de color gris oscuro, casi negro y mis zapatillas eran negras con algo de plataforma. Ya había guardado el dinero en el bolsillo de mi chaqueta cuando sonó la voz de Dustin por el walkie.

- Ash, ¿me recibes?

- Te recibo, Dustin. ¿Tienes el dinero listo?

- Sí, aunque no me da para mucho. ¿Cuánto has cogido?

- 10 pavos. No quiero gastar más.

- Bueno, ya es más del doble de lo que yo llevo. Escucha, avisa a Will y nos vemos en Alcon Cherry en 5 minutos, dijo Dustin.

- Muy bien. Cambio y corto, dije antes de colgar y dejar el walkie en la cama.

Al salir de mi habitación, bajé las escaleras y fui a toda prisa a la entrada a por mi bici. Cuando iba a salir, oí una voz que gritaba mi nombre.

-¡Eh, Ash! ¿A dónde te crees que vas?, preguntó Steve, que estaba colgando unos banderines de calabazas en el porche.

- A jugar, ya lo sabes, respondí mientras seguía avanzando con la bici.

- No llegues tarde. Hace frío. Y además, no pienso esperarte para cenar.

- Vale, vale. Y deja de decirme esas cosas. Pareces mamá, dije yéndome.

-¿Perdona?, preguntó molesto, pero ya no le respondí.

En menos de 5 minutos llegué a Alcon Cherry, donde ya estaban Lucas, Dustin y Mike. De allí fuimos hacia los juegos recreativos, donde esperamos a ver el coche de Joyce Byers, que había acercado a Will.

En seguida, estábamos todos viendo cómo Dustin jugaba a Dragon's Lair. Le estábamos animando y estaba a punto de conseguirlo, pero él estaba demasiado nervioso, por lo que, en el momento más inesperado, el dragón chamuscó al caballero.

-¡No! ¡No, no, no, no, no! ¡No soporto esta mierda sobrevalorada! ¡Qué putada! ¡Menuda mierda!, exclamó él dando una patada a la máquina.

- Todavía te falta agilidad, pero ya lo conseguirás. Hasta entonces, la princesa Daphne seguirá siendo mía, dijo Lucas con una sonrisa.

- Pues me da igual. Soy el campeón en Ciempiés y Dig Dug.

-¿Estás seguro?, preguntó el encargado, Keith, que estaba comiendo una bolsa de Cheetos.

-¿Si estoy seguro?, preguntó Dustin.

Todos miramos a Dustin y este salió corriendo hacia sus videojuegos favoritos.

- A ver, espera. ¡Aparta, aparta! ¡Oh, no! ¡No, no, no, no!, dijo viendo un nombre por encima del suyo.

-¡751.300 puntos!, exclamó Will.

-¡Es imposible!, añadió Mike.

- Quienquiera que sea...MadMax es buenísimo, dije leyendo el nombre del nuevo número uno.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora