Llevábamos un buen rato de trayecto y aún nos quedaban, más o menos, 20 minutos para llegar a la "Zona de guerra". Para entonces, Dustin, Robin y Erica se habían quedado dormidos, ya que no habíamos pegado ojo desde la noche anterior y, después de tantas locuras en tan poco tiempo, llevábamos, prácticamente, 1 semana sin dormir bien. Steve y Nancy hablaban de sus cosas en la parte delantera de la caravana y Max y Lucas, en la trasera. Yo estaba un poco medio dormida porque el movimiento del vehículo me provocaba sueño, pero a la vez estaba alerta. No podía permitirme un descuido mientras no hubiéramos acabado con nuestra misión.
Entonces, Eddie se dio cuenta de que Max y Lucas se reían mientras conversaban y me dio un suave toquecito en el hombro para llamar mi atención.
-¡Eh, Ash! - susurró - ¿No te parece que esos 2 son adorables?
- Sí...Sí que lo son. Y eso que han roto, pero está claro que se quieren. Me da igual lo que diga Max, respondí esbozando una sonrisa.
- Desde luego. Oye, por curiosidad, ¿a ti hay alguien que te provoque...mariposas en el estómago?
-¿Qué?, pregunté sin esperarme que sacara ese tema de conversación.
-¿Hay...alguna persona...que te mole?, preguntó de nuevo, intrigado.
- Pues...la verdad es que no. No sé, tengo...cierto miedo.
-¿Miedo? ¿A qué? ¿A enamorarte? Y eso, ¿por qué?
- No es eso, exactamente. Es que...bueno, hace poco...un chico se interesó por mí y...cuando creía que le podía gustar, me di cuenta de que no era amor lo que él buscaba de mí y...me llevé una mala experiencia...
-¿En serio? ¡Vaya, lo siento...!
- Tranqui, estoy bien...creo, dije sabiendo que en mi cabeza aún tenía el mal recuerdo de la agresión.
Hablar con Eddie me hacía sentir en paz. Era muy buen amigo y sabía escuchar. Tras el disgusto que me llevé con Andy, me daba miedo acercarme a otro chico y que me pasara igual, pero con Eddie me sentía muy a gusto. Sabía que no tenía intenciones de ir más allá de una amistad y yo sentía lo mismo. Podía contarle mis problemas y sabía que él me iba a entender. Eddie también era un rarito y lo había sido toda su vida. Él nos integró en su grupo a Dustin, a Lucas, a Mike y a mí sin conocernos de nada, simplemente, porque nos sentíamos solos, y nos trató como a sus hermanos pequeños desde el primer día. Por eso era tan fácil expresarme con él. Además, esos ojos marrones que tenía te transmitían tantas cosas. Era como si supiera aquello por lo que había pasado sin que yo se lo dijera.
- Hay gente muy mala en el mundo. Yo lo sé bien - dijo el metalero - Pero eso no significa que un día no encuentres a alguien que sepa quererte de verdad. Que te valore y te dé el mismo amor que tú le quieras dar.
- Eso es...muy bonito. Y es justo lo que quiero. Ni más, ni menos, dije, sonriente.
- Seguro que pronto conocerás a esa persona. Si es que no la has conocido ya. ¿Qué me dices de Henderson?, preguntó señalando a mi amigo con la cabeza.
-¿Qué? ¿Dustin? No, no, ¡qué va! - respondí entre risas - Es como un hermano para mí, pero ya está. Además, tiene novia. Se llama Suzie y es ideal para él, sin duda. Dustin es...ese amigo con el que nunca podría tener nada, pero que no me puede faltar.
- Es un gran chico. Los 2 sois muy buenas personas y muy inteligentes - dijo haciendo que volviera a sonreír - Y, ¿qué hay de los chicos del Fuego infernal? Creo que tú y Gareth haríais muy buena pareja.
-¿Qué? ¿Gareth? ¿En serio?, pregunté mientras me entraba la risa nerviosa.
- Sí, sí. Gareth, el Grande con Ash, la Druida. Suena de puta madre, dijo él, emocionado.
- Vale, Cupido, gracias por tu aportación. Ahora, haz el favor de bajar la voz, ¿quieres? - solté dándole un suave codazo - Y a ti, ¿qué? ¿Te gusta alguien, Eddie, el Desterrado?
-¿A mí? ¡Pues claro! Yo estoy muy enamorado - dijo haciendo que le mirara, sorprendida - De mi queridísima guitarra eléctrica. Mi diosa. Mi niña. Es preciosa y absolutamente perfecta. ¡Te lo digo en serio!
No pude evitar soltar una carcajada. Eddie tenía un sentido del humor increíble y, lo mejor de todo, es que lo decía a propósito. Si había algo que le apasionaba a mi amigo Eddie Munson, a parte del D&D, era dejarse el alma tocando su preciada guitarra eléctrica. Estando a punto de enfrentarnos a una tremenda guerra contra Vecna y el Mundo del revés, Eddie fue capaz de sacarme las ganas de reír. En eso era todo un experto.
Pasaron unos cuantos minutos más y, al fin, llegamos a las afueras de Hawkins y, torciendo por unas cuantas calles, encontramos la "Zona de guerra". Eddie, Dustin y Lucas se quedaron esperando en la caravana mientras que los demás entrábamos a la tienda a recoger las armas que necesitábamos. Al llegar, comprobamos que el ambiente era bastante más incómodo de lo que esperábamos, ya que allí había cazadores y personas que nos daban muy mal rollo.
-¿No íbamos a evitar a los paletos?, preguntó Robin al ver el percal.
- Vamos a...darnos prisa, respondió Nancy.
- Sí, por favor, dijo Erica.
Erica y yo fuimos a por un carro para meter en él todo lo que pudiera sernos útil. Nos hicimos con explosivos y botellas de gasolina, además de un conjunto de camuflaje que encontré en la zona de vestuario. Se trataba de una camiseta blanca lisa sobre la que iba una cazadora ancha con bolsillos y distintos parches. No era el look más moderno y llamativo, pero de eso mismo se trataba, de no llamar la atención, por lo que me vi obligada a renunciar a mi pasión por la moda temporalmente.
De pronto, torcí por una esquina para buscar algún tipo de lanza o hacha cuando, a unos pocos metros de mí, vi con mis propios ojos a un chico que llevaba puesta la chaqueta de los Tigres de Hawkins, el cual había intentado abusar de mí hacía unos días. Se trataba de Andy y estaba empuñando un machete para enseñárselo a uno de sus compañeros. Miré a mi alrededor y me di cuenta de que no eran los únicos que estaban en la tienda. Todo el equipo de baloncesto estaba comprando armas, igual que nosotros, pero no para enfrentarse a Vecna, sino para acabar con el Club del Fuego Infernal, ya que creían que éramos una secta satánica y, por lo tanto, responsables de los asesinatos de Chrissy, Fred y Patrick. Mi corazón empezó a latir tan rápido que retrocedí unos pasos y me choqué con el carro que llevaba Erica detrás de mí.
-¡Eh! ¿Qué pasa, Ash?, preguntó ella al verme asustada.
- Los...los paletos enfurecidos...Están aquí - susurré sembrando el pánico en ella - ¡Tenemos que salir de este sitio! ¡Ya!
Erica asintió y redirigió el carro hacia el lado contrario. Buscamos a mi hermano y a Robin para avisarles y cuando Jason se alejó del mostrador, donde estaba Nancy comprando una escopeta, pagamos las armas y la ropa de camuflaje y nos largamos cagando leches de la tienda. Subimos a la caravana y Dustin y los demás se alarmaron al vernos tan alterados.
-¿Qué ha pasado?, preguntó Lucas.
-¡Hay que irse!, respondió Steve lanzándole las cosas a Eddie y sentándose de nuevo en el asiento del conductor para arrancar la caravana.
- Tus otros amigos están aquí, añadió Erica.
-¡Joder!, exclamó Lucas.
-¡Salgamos de aquí antes de que nos alcancen!, ordené yo escondiéndome en mi asiento.
-¡Arranca, vamos! ¡Vamos!, le pidió Dustin a Steve.
Steve arrancó y, en cuestión de segundos, estábamos de vuelta en la carretera. Cuando ya nos habíamos alejado lo suficiente como para que no pudieran seguirnos el rastro, Steve aparcó la caravana en un descampado en el que pudimos sentarnos a montar las armas, a vestirnos y a prepararlo todo.
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Érase una vez en Hawkins - Stranger Things
Teen FictionHola, soy Ashley Harrington. Nací en Hawkins, un pueblo de Indiana. Os voy a contar la aventura que viví junto con mi grupo de amigos: Mike, Will, Lucas, Dustin, Once y Max, en la que nos enfrentamos a las oscuras criaturas del Mundo del Revés. Todo...