Capítulo 36: Prendiendo el núcleo

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Cogí un paño con agua caliente y se lo puse a Steve en la cabeza, donde Billy le había dado con el plato, para que se le pasara el dolor. Unos instantes después, se despertó.

-¿Nancy...?, preguntó mirando a Mike, el cual se extrañó.

- Estate quieto, Steve - dije presionando el paño en su cabeza - Intenta no moverte.

Steve gimió y se empezó a tocar la cara ensangrentada.

- No, no te toques - dijo Dustin desde al lado mía - ¡Eh, colega! ¡Shh, shh! Tranquilo. Has peleado bien, ¿vale? Te ha dado una paliza, pero has peleado bien.

- Sí, te ha dejado la cara hecha un cristo, pero se te pasará en unos días, añadí.

Steve apartó un poco el paño que le ponía en la cabeza y trató de situarse.

- Vale, tienes que seguir recto 1 kilómetro - dijo Lucas a Max - y girar a la izquierda en Monte Sinaí.

-¿Qué hacéis? - preguntó viendo que Max conducía - No me jodas...

- Steve, relájate. Ya ha conducido antes.

- Sí, en un aparcamiento, dijo Mike, serio.

- Eso cuenta, dijo Lucas.

-¡Madre mía!, exclamó Steve, asustado.

- Te íbamos a dejar ahí en casa, pero nos has prometido que nos ayudarías.

-¡Eh! ¿Qué hacéis? - preguntó cuando Max aceleró y empezó a gritar - ¡Parad el coche, Dios santo! Más despacio.

- Ya te he dicho que se acojonaría, dijo Mike a Dustin.

- Steve, que no pasa nada, joder, dije tratando de calmarlo, pero era imposible.

-¡Parad el coche!, gritó de nuevo.

-¡Callaos de una vez! Intento concentrarme, gritó Max.

-¡Ese es Monte Sinaí! ¡Izquierda, tuerce a la izquierda!, ordenó Lucas.

Max giró y se llevó por delante un buzón que se partió en pedazos y empezamos a gritar, nerviosos. Tras un camino lleno de obstáculos que Max atravesó, llegamos al campo de calabazas y frenó de golpe.

-¡Jodeeer!, gritó Steve.

- Hostia puta, dije aún con el corazón a mil.

- Increíble, dijo Mike.

- Te lo dije. Zumbadora, dijo Max saliendo del coche.

Salimos todos del coche y sacamos del maletero unas máscaras con gafas especiales y unos pañuelos para bajar a los túneles y que no nos contamináramos.

-Tíos...¡eh, tíos! ¿A dónde vais? ¿Estáis sordos? ¡Hola! - dijo Steve, aún atolondrado - No vamos a bajar a ese agujero, ya os lo he dejado claro. Me niego a bajar ahí abajo. Esto se acabó. ¡Parad ya!

-¡Steve! - le llamó Dustin - Estás disgustado, lo entiendo, pero lo importante es que un miembro del equipo necesita ayuda y nuestro deber es proporcionarle ayuda. Sé que le prometiste a Nancy que nos mantendrías a salvo, pues mantennos a salvo.

Dustin le dio su máscara, sus gafas, su pañuelo, una linterna y su bate de clavos que habíamos metido en una mochila. Steve suspiró y aceptó bajar con nosotros al túnel a regañadientes.

-¡Todo el mundo abajo!, ordené.

Entonces, tendimos una cuerda y bajamos al túnel.

- Sí, me parece que es por aquí, dijo Mike guiándose por un mapa.

Érase una vez en Hawkins - Stranger ThingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora