Los héroes son unos hipócritas que solo buscan fama y dinero, mientras ellos son alabados por su singularidad mientras que el resto no pasa de ser un extra más, por otro lado los villanos no soy tan diferentes pero no son malos. Entre ellos sus acci...
El día del entierro llegó, Izuku no había invitado a nadie, no quería estar con nadie solo él solo junto a la tumba de su madre . Aun así vinieron muchas personas, una de ellas la mejor amiga de la señora Midoriya, madre de Bakugo, habían más, su madre tenía buenas personas que la rodeaban pero ninguna le llamaba la atención o le importaba a Izuku.
Dos días había pasado, e Izuku no se había presentado a ningún lado, ni a la cueva de los villanos ni a la Academia de héroes, sus amigos fueron a buscarlo, casi todos los de la Liga y unos cuantos de la Academia como Momo por ejemplo para darle sus condolencias y por último el héroe número uno que vino a darle consejos, pero nada que le importaba a Izuku.
—Deku-kun... Tienes que comer un poco, al menos bebé agua —pidió la novia sentándose al lado de el. Izuku no respondió, nisiquiera la miro, Uraraka dudaba si almenos la escucho, porque su mirada estaba tan vacía que parecía un vivo sin alma, y era de comprender. —Te dejaré esto aquí —suspiro ya cansada de insistir y ser ignorada completamente por novena vez en esos dos días, así que se dispuso a pararse para irse.
Izuku reaccionó, la tomo del brazo antes de que se vaya, algo que sorprendió y alegro a la vez a la de mejillas Rosas, hace tiempo que no sentía algún toque o la voz de Izuku, solo veía esos ojos que eran menos expresivos que Todoroki y ese rostro sin ninguna de sus tres sonrisas, ni su sonrisa falsa, ni la maliciosa, y mucho menos la verdadera.
Izuku la volvió a atrae a su lado sin decir nada y a la vez sin mirarla, Uraraka entendió lo que el pocoso quería, no estaba bien para hablar pero a la vez no quería estar solo, no quería estar solo en ese lugar todo el día.
Era algo tarde el sol se iba ocultando y las horas pasaban, ninguna palabra se cruzaban entre ellos y solo miraban la tumba que tenían delante con el nombre "Inko Midoriya" Y una tumba al lado de este que igual tenía el apellido de Midoriya, esa era la tumba de su hermano.
—Deku-kun... Vámonos de aquí... Son las 11 de la noche — hablo la castaña un poco con pena, pero hacia mucho frío y tenía hambre, también tenia que tratar de animar un poco a su novio, al menos para que tome agua — vamos — volvió a insistir ahora parandose del lugar y tomar de un brazo a Izuku para levantarlo.
—No — fue lo único que respondió. Uraraka no sabía si ponerse más triste o alegraste, porfin le había hablado.
—Deku-kun... Por favor... Tu madre no hubiera querido que estés así, ella le gustaba verte feliz, vamos sigue por ella —intento animarlo.
—Ella no sabía nada. No sabía... La engañe todo este tiempo... —la tristeza volvió a él, nuevamente volvió a moverse y esta vez para aguantar sus lágrimas que querían salir por milésima vez en esta semana.
Uraraka se acercó y lo abrazo, justo como lo había hecho Deku cuando sus padres la rechazaron, así mismo lo acogió en sus brazos acariciando su espalda para que deposite en su pecho todas las lágrimas de dolor que derramaba el pecoso.
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