XVIII

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-¿Midoriya-kun?.

-¿Uh? ¿Iida-kun? -en el trayecto que iba a su casa se encontró con el de quirk de motores.

-¿Que haces aquí? -interrogó.

-Voy de camino a mi casa - respondió sin tanto rodeó.

-Pero ya hace mucho que salimos.

-acompañe a Uraraka-san a su casa - explicó.

-O bueno... Nos vemos mañana Midoriya-kun - se despidió el peli azul llendo se por otro camino.

-¡Hasta mañana Iida-kun! -y el peli verde igual se despidió, pero como Iida estaba de espalda aprovechó para darle una mirada asecina.

El pecoso siguió su camino sin mirar atras, aun le daría tiempo para llegar a su casa así que no debía de perderlo.

Por otra parte el de anteojos seguía observando al pecoso, lo había seguido desde ya hace mucho tiempo de una distancia segura donde ninguno de los dos podía verlos, lamentablemente los seguía hasta Callejones y después desaparecían misteriosamente, esta vez porfin logró encontrarlo en una de las calles, y por esas calles solo habían negocios en quiebra o casas en mal Estado, sabía que la castaña vivía en una situación económica mala pero dudaba que vívia por esos lugares...

Seguiría con su investigación por un largo tiempo para ver si es que realmente sus sospechas hacia el pecoso eran malas, pero lamentablemente esa posibilidad iba bajando más.

[...]

Las clases avanzaron normalmente mientras todos se preparaban para el festival Deportivo, los grupos de amigos ya estaban formados unos más grandes que otros.

Y solo un grupo llamaba la atención del pecoso, ese grupo que estaba al rededor de Bakugo, era casi imposible creer que el rubio cenizo no le haga daño al pelirojo, y al parecer el cosplay de Pikachu aprovechaba eso para estar en ese grupo con el más capaz de la clase, y bueno también porque uno de sus mejores amigos eran Kirishima y Sero.

-Uraraka-san, ¿por donde vives? -pregunto el más alto del trío de nuestro prota aprovechando de que el peli verde estaba lejos y ocupado viendo al grupo de su amigo se infancia.

-Oh... Vivo {inventen una dirección} - respondió dándole la dirección de aun antigua casa.

-A bueno, queda algo lejos -comentó con dudas, y esque la dirección no era nada parecido por donde vio al pecoso aquel día.

-Ya me acostumbre - dijo ella mientras seguía manteniendo esas piedras en el aire y después eran derretidos por Mina.

[...]

—¡Nos vemos mañana Iida-kun! — se estaba empezando a despedir el peli verde.

—Aun no Midoriya-kun, yo igual quiero acompañar a Uraraka-san— ideó, poniendo nervioso al pecoso. —la otra vez te ví y fuiste muy lejos para ir a acompañar la a ella, me siento mal no hacer lo mismo. En las mañanas me dejan casi a la puerta de la U.A así que puedo ir a buscarla a su casa para que no camine tanto — propuso.

Una propuesta que dejaría al descubierto la mentira del pecoso.

—¡Gracias Iida-kun! —agradeció la amabilidad de su compañero la castaña — pero esta bien así. Ya me acostumbre a caminar por las mañana, además me ayuda en la resistencia de mi quirk. Descuida — rechazó.

—Aun así dejame acompañarte — insistió.

—¡Esta bien! — dijo muy normal.

Izuku aveces se preguntaba de como la castaña podría ser tan buena actriz o si ya estaba muy acostumbraba, porque el pecoso aveces no podía disimular los nervios. Pero confiaba en su compañera.

For my blood, sweat and tearsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora