El estudio donde solía trabajar no había dudado en volver a contratarme. Había obtenido varias propuestas, pero de momento había aceptado esa. Además de que ganaba más dinero por las redes sociales que dando clases. Era simplemente para sentirme como en casa.
Algo que estaba necesitando.
Y sinceramente, no me gustaba estar al pedo en la casa de mis papás. Me daba mucho tiempo para pensar. Algo que no quería hacer. Aunque últimamente no quería hacer varias cosas; enfrentar mis sentimientos, buscar departamento propio, recordar el casamiento...
—¡Muy buena clase, gente!— los felicité, aplaudiendo.
Mis alumnos me devolvieron los aplausos con sonrisas sinceras.
—Nos sentimos importantes teniendo una coreógrafa internacional— bromeó alguien, logrando que muchos riesen y yo rodase los ojos.
No quería que lo mencionasen, aunque era imposible. No era por vergüenza o nada similar. Solo que no quería que sintiesen que por haber trabajado para una cantante, era una profesora diferente. Seguía siendo casi la misma de siempre.
—Nada importante— le resté importancia con la mano— Los veo en la próxima clase.
Caminé hasta mi bolsa, deteniéndome varias veces para hablar con mis alumnos. Muchos eran gente que conocía de años atrás. Era bueno volverlos a ver, y era muy bueno escucharlos decir que habían extrañado mis clases.
Porque yo había extrañado enseñar.
Bebí agua y me dediqué a ordenar el lugar. Estaba tan distraída y adentrada en mis propios pensamientos que ignoré mi sexto sentido. Al menos hasta que choqué firmemente contra un cuerpo. No tuve que mirar para saber que era él. Mucho menos cuando me sujetó con delicadeza de los brazos para que no me cayese sobre mi propio culo.
—¿Estas bien?
Tiré mi cabeza hacia atrás, sonriéndole forzadamente.
—Sí— retrocedí unos pocos pasos, hasta que sus manos cayeron a sus lados— ¿Necesitabas algo?
No quería ser hostil. No después de haber bailado con él en el casamiento, días atrás. Eso había sido mi idea, mi culpa. Había salido al patio para respirar y lo había visto sentado en un banco. Lo había notado tan... triste y perdido que no había dudado en acercarme. No sabía que se me había cruzado por la cabeza para hacer esa locura.
Pero sí sabía que se me había cruzado por el corazón.
Pelotuda con todas las letras.
Tragó saliva, jugando nerviosamente con las llaves de su camioneta.
—Pensé que ibas a estar cansada y hambrienta después de trabajar.
Ni siquiera tenía que preguntarle cómo se había enterado que había empezado a trabajar.
Nuestros amigos; las chusmas del barrio.
—Bingo a las dos.
Tiré de la correa de mi mochila, intentando calmarme. Parecíamos dos adolescentes conociéndose. Quizás la primera parte no era cierta, porque ya éramos adultos de pies a cabeza, pero la última definitivamente lo era.
Habían pasado cuatro años. Habíamos cambiado. No nos conocíamos. La pregunta era; ¿estaba dispuesta a conocerlo otra vez?
Ni siquiera era una puta pregunta.
—Pero pagas vos.
La sonrisa que formó le iluminó toda la cara.
—No hubiese dejado que fuese de ninguna otra forma.
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Me rindo
Romance❝Era tan hermoso que casi dolía verlo directamente a los ojos. Pero lo que dolía aún más era saber que era intocable. No por su belleza, no. Sino porque ese bombón era mi mejor amigo desde que tenía memoria.❞ Dos mejores amigos. Un amor escondido. ...