11| Discusión

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El tiempo se había pasado volando. Faltaban tan solo días para el estreno de mi película. Y eso significaba que estaba haciendo muchas entrevistas para promocionarla. Entrevistas que obviamente tenía que realizar con Valentín.

Tenía que admitir que mi prometido no estaba encantado con la situación. Sobre todo con las tácticas de mi compañero para llamar la atención del público. Me miraba constantemente durante las entrevistas, sonriéndome y diciendo boludeces coquetas.

Entendía que podía no gustarle, pero eran simples tácticas.

Tácticas que yo no le seguía, ni dentro ni fuera de cámara.

Pero eso no era suficiente para Santi. Apenas había llegado de entrenar había tirado su mochila al suelo, parándose a unos metros de mí con el ceño extremadamente fruncido. O al menos esperaba que su actitud fuese por eso.

No había otro motivo.

—¿Me estas jodiendo?

Alcé una de mis cejas, levantándome del sillón y colocando mis manos en mi cadera. Sabía que debía de concentrarme en calmar la situación pero no me gustaba que la gente increpase o tratase mal, mucho más sin razón alguna.

—¿De qué hablas?

Me mostró su celular. Era un vídeo de una entrevista que había dado Valentín. En muy pocas ocasiones nos tocaban hacerlas por separado. Probablemente era un intento de darnos un poco de descanso.

—¿Cómo es tu relación con Eugenia Sánchez?— le preguntó el conductor de la radio, que todos sabían que también grababan con imagen.

Valentín sonrió, pasándose una mano por la barba que había empezado a crecer.

—Solo puedo decir cosas buenas de ella. Es... una mujer especial.

El conductor sonrió de lado, alzando sus cejas.

—Se te ve bastante impactado.

Valentín se reclinó en su asiento, alzando sus hombros.

—No estamos hablando de una mujer que es simplemente hermosa. Es talentosa, graciosa, simpática. Cuando conoces a alguien así, es imposible no quedar impactado.

El conductor se rió, negando suavemente con la cabeza.

—Una pena que este comprometida con Santino Velázquez, ¿no?

El pelirrojo chasqueó la lengua, volviéndose a sentar derecho en su silla.

—Mientras ella sea feliz, no puedo pedir más.

Valentín sonrió, aunque pareció forzada. Al menos para mí, quien lo conocía un poco. Cambió el rumbo de la entrevista, volviendo a concentrarse en la película. Bloqueé el celular, ofreciéndoselo a Santi.

Honestamente para mí Valentín no había dicho nada grave. No había insinuado nada. Había dado opiniones sobre mí, que tenía que admitir que eran muy halagadoras. Me había hasta parecido una entrevista dulce.

—No quiero que te enojes conmigo, pero no le veo el problema.

Santino soltó una carcajada sin gracia, revolviéndose el cabello con nerviosismo.

—Un poco más y admite que está enamorado de vos en una radio que la escuchan anda a saber cuántas personas.

Contuve las ganas de rodar los ojos.

Valentín no estaba enamorado de mí.

Imposible.

—Si él está enamorado de mí, es problema suyo— dije, no queriendo hacerlo sentir que sus sentimientos no eran válidos.

Por muy complicado que me estuviese siendo.

San tiró las manos en el aire, con exasperación.

—Tienen que hacer más entrevistas y los estrenos...

—Y es trabajo—lo frené, empezando a sentirme enojada— Yo no dije nada cuando vos seguiste trabajando con Ivanovich.

Negó con la cabeza, volviendo a revolverse el cabello.

—Eso no es para nada comparable.

Empezó a caminar. Estaba intentando tranquilizarse. No le gustaba pelear. Mucho menos levantar la voz. Era admirable que a pesar de sentirse enojado o frustrado se calmase a sí mismo.

Lamentablemente no era algo normal en el mundo de hoy en día.

—¿No?— pregunté, shockeada— Tenes razón, Valentín no dejó ropa interior suya con una notita. Solo hablo bien de mí en una entrevista.

Recurrir al sarcasmo no era maduro. Lo sabía. Pero la situación me estaba sobrepasando. Y la única forma que tenía de relajarme era bailar.

Mi vida no era un musical, no podía empezar a bailar en la mitad de una discusión.

—No hizo solo eso, y los dos lo sabemos— dejó de caminar y me miró directamente a los ojos— Querer acostarse con alguien, no es lo mismo que estar enamorado de alguien. Así que no, no es comparable.

No. No era lo mismo. Pero para mí aquello no tenía nada que ver. No sumaba ni restaba. No era a lo que íbamos.

Odiaba discutir con él.

—No estoy de acuerdo con vos. Sorete Ivanovich te dejo una tanga, Valentín no hizo más que hablar bien de mí y decir boludeces. Y solo frente a cámara.

Soltó un suspiro caminando hasta el sillón y dejándose caer.

—Entonces no vamos a ponernos de acuerdo.

Me mordí el labio inferior, dejándome caer junto a él.

—No vamos a estar de acuerdo en todo en la vida. Es normal.

Se quedó en silencio, con la cabeza tirada hacia atrás y la mirada en el techo.

—Sé qué va a sonar como el culo, pero no me gusta que Valentín este cerca de vos.

Apreté mis labios, mirando mis manos.

—No hay mucho que pueda hacer. Es trabajo. Y fue un buen amigo durante todo el proceso de la grabación y los ensayos.

Levantó una de sus manos para poder revolverse nuevamente el cabello.

—Y no solo es el estreno acá, sino también en España y...— habló para casi él mismo, soltando un suspiro— No veo la hora de que se termine.

Jugué con mi anillo de compromiso, haciéndolo dar vueltas en mi dedo.

—Yo nunca me quejé de verte modelar o posar besos con otras mujeres en el trabajo— susurré, respirando hondo— Supe entender que es parte de lo que haces. Ni siquiera con Saskia. Puede no gustarme, pero sé que vas a seguir trabajando con ella. Y no me parece justo todo esto.

Por su trabajo había tenido que ver fotos y videos suyos pegados a otras modelos. Hasta con los labios a centímetros o en ropa interior. Había sabido entenderlo. Era su trabajo. Pero a la primera que la cosa era al revés...

Honestamente no me parecía justo.

Nos quedamos en silencio.

A la larga me levanté del asiento, yendo hacia las escaleras.

—No tengo hambre— comenté, más al aire que a él— Me voy a dormir.

Me rindoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora