CAPÍTULO 26 (parte 2)

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FÉNIX

Llego a estacionar la moto junto a la de ella, me quito el casco dejándolo junto al espejo y la veo avanzar por la plaza mirando y detallando como siempre lo hace cada que salimos, odio la bulla y a las estúpidas personas que estoy viendo justo ahora, pero trato de tolerarlo, porque ganas de limpiar el lugar no me falta.

Bajo de la moto mirando desinteresado el lugar, no hay más que mocosos jugando que es lo único que saben hacer, peatones que obstruyen el camino y ni hablar del ruido que me estresa.

La busco con la mirada y la encuentro acercándose a mí con esa sonrisa de siempre, eso no ha cambiado en nada, toca mi frente con su índice y ruedo los ojos.

- Cambia esa cara, sonríe.

- ¿Por qué lo haría? – nos sostenemos la mirada por segundos hasta que ella niega sutilmente con la cabeza.

- Porque… – se calla – no voy a decirlo.

Me hace caminar a la mala junto a ella a través de todas esas personas, si no le doy un tiro es porque estoy tratando de soportarla y su maldita sonrisa de angelito le ayuda un poco.

- Mira eso – me habla – pero mira, pues – ruedo los ojos siguiendo su mirada – ¿sabías que es el reloj mecánico más antiguo de Europa?

- La Torre del Gardello, sí piccola, lo sé – me pregunto cuánto es que lee o leía, como sea.

- Verona es la ciudad de Romeo y Julieta, al menos es lo que dicen – comenta mientras avanzamos – ¿podemos ir al famoso balcón? – un resoplido sale de mis labios.

- No me hagas perder mi tiempo en estupideces – rueda los ojos.

- No Sasha, no tengo tiempo, otro día – habla con sarcasmo y empieza a reír – no puedo creer que William Shakespeare haya estado paseando por estas calles, cómo es que se inventó tanto para sus obras, es como que yo ahora veo un balcón y decido que el personaje se lance de esa altura, loco – frunzo el ceño al escucharla hablar con demasiada imaginación, sí, creo que está loca.

- ¿Te dañaste el cerebro durante tu rescate? – la veo rodar los ojos.

- Bueno, mi hermano me dijo que tuve un traumatismo – sonríe y me hace negar ligeramente la cabeza.

- Creo que te sacaron un parte del cerebro durante tu cirugía – ella empieza a reír y solo la miro.

Camina y se desplaza por todo el lugar haciéndome preguntas cada tanto, lo lora preguntona no se le ha ido y tengo ganas de cortarle la lengua.

La fachada circular frente a nosotros la hace detenerse y mirar el anfiteatro que al parecer recuerda bien, maté a un idiota y su a su cagna dentro, luego ella me jodió la moto a patadas y quería darle un tiro delante de todos.

- ¿Entramos? – la escucho – pero sin matar a nadie y terminar como siempre con las, "salidas sangrientas" – me extiende la mano y frunzo el ceño – tu arma.

- No te la voy a dar – se acerca y tira del cuello de mi camisa haciendo que me agache a su altura y sonrío de lado – ¿desde cuándo sabes tácticas de seducción?

- ¿Quién dijo que te estoy seduciendo? – susurra cerca de mis labios y siento como mi arma es quitada de mi espalda baja – gracias.

Se aleja y es mejor seguirla antes de que cause un alboroto y no tengo ganas de mandar a limpiar el lugar.

Se acerca a una de las puertas que al parecer está cerrada, mira a nuestro alrededor y la detengo antes de que dispare.

- No tiene silenciador, vas a causar un alboroto y por tu culpa soy yo el que lidia con tus mierdas.

Fénix Italiana © (2) / [+21]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora