CAPÍTULO 50

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IRIS

El calor toma mi cuerpo, las luces led me ciegan por segundos, me doy aire con mis manos mientras termino de dar el último trago al Manhattan que tengo en la mano. Busco a Emi con la mirada sin encontrarla por ningún lado, la maldita me acaba de dejar sola y decido por salir a buscarla mientras el volumen está tan intenso que por poco asorda.

Insisto en que creí que lo único que hacían era matar, torturar y follar.

Llego hasta el umbral de la puerta corrediza y me miro a mí misma encontrándome en nada más que bralette, ¿qué mierda? ¿en qué momento me quité la blusa? ¿y dónde carajos dejé la blusa?

Ignoro eso pasando de largo hasta la sala principal, estoy más perdida porque ni sé el camino a la cocina, este lugar es enorme y parezco Dora la exploradora intentando adivinar qué camino me lleva a tal lugar. Miro a los antonegra que están de aquí para allá con botellas de alcohol y otros inhalando una fila de lo que supongo es droga, algo normal para ellos, lo habitual, pero no para mí.

Sigo mi camino abriendo puerta tras puerta hasta encontrar un baño, me acerco al lavabo para mojarme la cara que la siento muy caliente, me miro al espejo viendo que no estoy ebria, bueno, quizá un poquito, pero aún tengo uso de razón, o quizá es porque ya se me está pasando, ni siquiera recuerdo dónde mierda dejé la blusa que Sash me dio.

Salgo a los grandes pasillos escuchando la escasa música, de las grandes escaleras bajan el fénix y el otro hijo de puta de cabello rubio, sigo mi camino sin saber a dónde voy, tampoco encuentro a Sasha por ningún lado, la empleada se me cruza en el camino y suelto un suspiro de alivio porque ya empezaba a pensar que si me pierdo no me encuentran.

- Ciao, Lía, ¿la cocina? — ella me señala el camino — grazie — me dirijo a lo señalado llegando hasta la grande y linda cocina, una sola habitación debe ser del tamaño de mi departamento, ¿qué esperabas Iris? No es como si el capo de capos fuera ultra millonario.

- ¿Quieres un golpe? — escucho y giro encontrando a Em y Fabio lanzarse miradas de muerte y empiezo a buscar dónde mierda están los vasos que quiero agua.

- ¿Quieres ser la cena de Kyra? — ruedo los ojos escuchando al antonegra.

- Oye, imitación de hacker — llamo al idiota que desde la entrada trasera de la cocina gira a mirarme — ah entonces lo eres — me burlo y Emily suelta a reír.

- Oye, imitación de capitana y no llegas ni a agente — giro haciendo puños con mis manos al ver a Ernesto Ferrara ingresar por la entrada principal — ah entonces lo eres — escucho a Fabio reírse.

- Me parece que ricitos de oro quiere otro golpe, Iris — habla Emi haciéndome sonreír.

- Te parece no, lo quiere — espeto mirándolo con odio, porque es lo único que me causa cada que lo veo — Emi, vámonos de aquí — la llamo mientras ella llega a mi lado.

- Sí por favor, pero del castillo — ingresa el dark seguido de Alessandro — ya si no pueden escapar no es nuestro jodido problema.

- Vamos, verlas corriendo mientras nosotros disparamos, que divertido — habla el italiano que lleva un arete — ustedes son las presas y nosotros los cazadores, va a ser un juego muy divertido.

- Lo aceptaríamos, el problema es, que nunca aceptamos nada de nadie — los cuatro miran a Emily luego de escucharla — menos si la oferta la dan unos perros falderos — se mueven al unísono al tiempo que ambas tomamos dos cuchillos provocando que se detengan mientras el enojo les come — uy que genios se cargan.

- ¿Dos contra cuatro? — se burla el dark – ustedes sí son estúpidas.

- Cariño, subestimar a una mujer es el peor error que puedes cometer — hablo y en segundos la pelea comienza.

Fénix Italiana © (2) / [+21]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora