CAPÍTULO 40

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SASHA

Me seco las lágrimas mientras pego la espalda a la pared, quiero estar junto a mi hermano, quiero estar en casa, necesito seguir buscando a Daryll, quiero estar con mis amigos y también con mamá, quiero por favor salir de aquí.

El sonido de la puerta al abrirse me hace elevar la mirada encontrando a una de las tantas esclavas dejar una bandeja de desayuno sobre la cama, me mira con lástima y camina en mi dirección provocando que me levante de golpe y ella se detiene elevando las manos en alto mientras siento que aquí no confío en nadie, ni siquiera en las esclavas, ya me pasó con Irina, no voy a volver a caer.

- Tranquila — habla en su no perfecto inglés — necesitas comer, niña, o no vas a tener fuerzas — la miro por leves segundos y de paso al desayuno que trajo — Dios... — se gana mi atención y me fijo que observa la marca que traigo en el abdomen, me toco con los nudillos lo que tengo y los gestos de dolor por mi parte no se dejan esperar.

- No tengo hambre, llévate esa porquería — espeto hacia ella y hace una mueca de desaprobación.

- Si no comes, te pondrás déb...

- ¡Que te largues! — me acerco a tirar la bandeja de comida — ¿¡qué no escuchas!? ¡no quiero nada! ¡quiero irme a casa! ¡vete! — grito rompiendo en llanto y ella sale mientras corro hasta la pared más cercana y me siento en el suelo escondiendo mi rostro entre mis rodillas.

Quiero salir de aquí, quiero salir.

Ceso con mis lágrimas buscando una manera de poder hacer algo, pero tengo un maldito lío en la cabeza que no me deja pensar con claridad, corro en dirección al baño y me miro al espejo fijándome en la marca que es lo primero a lo que se desvían mis ojos, aun me duele un poco el abdomen debido a la bala que recibí, pero eso no se compara con la horrible marca que voy a tener toda mi puta vida y que me va a hacer recordar una y otra vez que Lucca Ivanov me marcó como suya.

Esto se va a arreglar, vamos a salir de esta Sasha, por las buenas no creo, pero vamos a salir, así me haya marcado, yo no voy a hacer una maldita sumisa y menos suya, porque yo no le pertenezco ni a él, ni a Egan, ni a nadie.

Aprisiono mis manos al lavabo y decido por cepillarme y lavarme la cara, una vez termino me observo viendo los golpes que tengo, nada bonitos a decir verdad, nunca se me cruzó por la cabeza que atacarían la base, menos que lo harían después de un ataque que debilitaron los exteriores, los italianos jodieron parte de la central y los rusos atacaron luego.

Qué casualidad, es como si ellos hubieran estado esperando primero el ataque de los italianos que les dejaría el pase libre.

Salgo a la habitación deteniéndome en seco al ver que Lucca ingresa mirando la bandeja de comida tirada por el suelo y parte de las alfombras, su mirada escanea la habitación hasta que se detiene en mí y me trago el miedo que me causa, avanza hasta tenerlo en frente y me detalla el rostro pasando con su pulgar el recorrido de mi labio inferior.

- Printsessa, me haces enojar y te mando a las celdas, donde no la vas a pasar nada lindo — su aliento choca a mi rostro y elevo la mirada hasta ver esos verdes ojos — comes por las buenas o te meto la comida por las malas, ¿tú decides?

- No tengo hambre — espeto en su dirección — odio la comida rusa — sonríe de lado.

- Entonces dime lo que quieres que te preparen.

- Que amabilidad — espeto entre dientes — ¿qué quieres, Lucca? ¿No entiendes que me causas asco? No voy a darte el gusto de tenerme como trofeo, porque eso soy para todo el puto mundo ¿cierto? — sus ojos me escanean — estás completamente ardido porque no me tienes a tus pies, si no lo hice con el fénix, menos lo voy a hacer contigo — tocan la puerta haciendo que ambos desviemos la mirada y Lucca da la orden de que ingresen.

Fénix Italiana © (2) / [+21]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora