NARRADOR OMNICIENTE
Jared se mira al espejo viendo que tiene el rostro moreteado, se pone de lado y él solo se sutura un lado de sus costillas donde apenas son tres puntos en los cuales ni siquiera usa anestesia, en la mano derecha tiene falta de uñas en tres dedos y en la izquierda, dos. Él mismo sabe y tiene sus propias curiosidades con respecto a medicina, pues desde pequeño tuvo un rígido estudio que apenas le dejaba espacio para poder tener una vida normal, sin contar que tuvo como pilar a su padre no biológico, se ha reunido con bioquímicos, epidemiólogos, biólogos moleculares, biofísicos, entre otras especialidades, aprende y graba todo, acumulando demasiada información en su cerebro que no se le hace difícil cuando de estudio se trata.
- Mierda — espeta entre dientes terminando de suturarse y tapar la herida. Sale de la habitación y todos los clovers se ponen en guardia mientras Jared avanza, sonríe de lado al ver que están listos para dispararle al menor movimiento brusco, y eso a él le fascina porque es sinónimo de miedo.
- Dios, no lo creo — habla el científico presente mirando a través del microscopio y Jared rompe en pedacitos la fórmula que él plasmó y quita la lámina puesta para destruirla de inmediato — ¿¡qué haces!? — el hombre llama a los clovers de inmediato y Jared sonríe de lado viendo cómo vienen por él y toma las pinzas más cerca haciendo que todos lo duden por milésima de segundos — ¿cómo lo hiciste?
- Valgo más vivo que muerto, deberías informárselo al Boss — sonríe con arrogancia — no soy estúpido como para dejar mi arduo trabajo en tus incompetentes manos.
- Soy el científico más...
- Estúpido que conozco — termina él mirándolo con repudio — a mis veintiocho años sé el conocimiento de alguien de sesenta y tantos ¿y tú? — se burla — ni siquiera has podido buscar un antídoto para algo tan sencillo.
- El SIDA no es algo sencillo, joven.
- Lo es para mí — señala lo que ha roto — ya te demostré que aquí el incompetente, no soy yo, ¿has visto a la princesa irlandesa? ni siquiera su rostro trae un rasguño o notable cicatriz, es más, una cirugía de lengua te puede llegar a quitar el gusto, ¿no es eso lo que le dijiste? — el hombre frente a él tensa la mandíbula — pues hasta dónde yo sé, la princesa tiene las papilas gustativas perfectas, ¿gracias a ti? No — la humillación que le acaba de dar hace que cause coraje en el científico.
- Infórmenle al Boss — los clovers se retiran y el joven de igual forma les sigue el paso mientras camina con dificultad debido a las torturas que ha pasado y aun así no deja de intentar escapar una y otra vez.
Arella se encuentra con Dian en el lugar donde siempre ha sido su escondite, la princesa al verlo suelta una débil sonrisa y le muestra el cuaderno donde está escrito un: "ya deberíamos dejar de hacer esto", pues la princesa ha empezado a alejarse de él desde el último moretón que le causó y ella puso distancia entre ambos. Dian al verla se acerca a acariciarle un lado de su delicado rostro y ella suelta un suspiro sabiendo bien que quizá lo extrañe.
- Mi amor... — ella niega con la cabeza empezando a decirle con señas que no le diga de ese modo.
"Tiempo" es lo que lee el clover en el cuaderno y Arella con su índice se señala a ella y luego a él dos veces seguidas, provocando que Dian niegue con la cabeza, varios clovers caminan por el lugar y la princesa aleja un poco a Dian mientras sonríe hacia uno de sus escoltas diciéndole un "hola" con la mano, la belleza de la joven cautiva al irlandés que por respeto asiente con la cabeza siguiendo con su trabajo, eso causa el enojo de Dian que toma a la princesa por el brazo acercándola hasta su pecho empezando a reclamarle por su acción de hace un momento.
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Fénix Italiana © (2) / [+21] ✔
RomanceHa pasado más de un año, nuevos amores, nuevos amigos, nueva vida, la agente Mills Russell, una de las mejores agentes en SEILD, dada por muerta el día de su rescate, pero el pasado siempre acecha y el de ella viene junto a un operativo que le hará...