CAPÍTULO 35

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EGAN

Avanzo entre la fábrica junto a Ernesto, observo a cada uno de mis hombres en lo suyo, incluso a los dos idiotas que recuerdo estaban junto a Sasha, sonrío al verlos a ambos con un parche en el ojo, espero que con eso tengan y les quede claro a todos que ella solo es mía, pero no se me quita de la mente la estupidez que hizo.

Ernesto se hace paso entre los demás llegando a la siguiente área donde varias de nuestras armas están sobre una mesa, echo un vistazo a todo mientras tomo la Mp 40 alemana con piezas únicas difíciles de encontrar.

- Se hizo la venta en Portofino – escucho que uno de los darkness le habla a Ernesto, que al igual que yo le damos un vistazo a todo – Enzo compró parte del armamento y luego nos informó que tiene negocios en Florencia, todo bien y en orden hasta ahora, señor.

- Massimo se encargó de Tokio, va a reunirse con el gerente y Alessandro irá con él – me informa mi hombre de confianza y asiento ligeramente con la cabeza – Valentina se queda en el castillo, dudo mucho que luego de su "charla" – hace comillas con los dedos porque sabe que de charla no hubo nada – abra la boca, tampoco se va a largar a Calabria, es mejor tenerla cerca, además sí sirve, la maldita se divirtió con la que está en las mazmorras, el niño está asustado, maldito hijo de puta, ¿vas a matarlo?

- Aún no – respondo con simpleza – pero si sigue haciendo bulla una bala va atravesar su cabeza antes de tiempo.

- ¿Ya me vas a decir qué hacen en las mazmorras?

- ¿Por qué te lo diría?

- Al menos dime de dónde mierda salió el niño – frunzo el ceño porque ya me está cansando – Eg... – se calla al instante – fénix – se corrige y ruedo los ojos.

Él siempre ha sabido mi verdadero nombre desde que Massimo me llevó con su gente, todo este tiempo ha mantenido la boca cerrada, recuerdo que lo saqué de las filas de Massimo y lo uní a las mías porque admito que durante el tiempo que estuve con Massimo, observaba, analizaba y luego actuaba, todo con tranquilidad y asegurándome siempre.

>> ¿Me estás escuchando? – lo ignoro pasando de largo por su lado hasta la siguiente mesa tomando una de nuestras creaciones – detonador de hidrógeno – llega tomando lo mismo que yo – Domenico y tú la hicieron y no me incluyeron hijo de puta – alguien quiere ser comida para Ozzy.

- Cámaras infrarrojo para ver a través de muros, se acopló al fusil que no demoran en traer, señor –informa un darkness a Ernesto mientras me alejo de ellos saliendo de la fábrica.

El sonido de las máquinas me hace observar a las personas que se tatúan, salgo del lugar subiendo a la moto para segundos después escuchar a Ernesto seguirme el paso mientras tomo el casco entre mis manos.

- Estás con un humor de mierda, ¿Qué carajos te pasa?

- Alguien quiere hacerle compañía al mocoso que está en las mazmorras – espeto entre dientes.

- Mira hijo de puta, sé bien que es por ella, eres una jodida molestia cuando traes un humor de perros, esa niña...

- ¡Cierra la boca! – bajo de la moto con el enojo acumulado estrellándolo contra su auto – estoy a nada de cortarte la maldita lengua, así que mejor no me hagas enojar – me sostiene la mirada hasta que lo suelto de golpe.

- Necesitas desestresarte, necesitamos a nuestra gente, vivos – recalca la última palabra y subo a la BMW.

- Me voy a desestresar con Valentina – sonríe de lado al igual que yo.

- Perdón, pero es que Valentina sí está follable – suelto una risa, me aseguro el casco y acelero.

Las calles de Verona están como siempre llenas de esa aburrida gente que ríe y corren por la ciudad como si su vida fuera lo más lindo que les ha pasado, si supieran que ganas de barrer el lugar no me falta, pero las ganas se me pasan porque limpiar va a tomar tiempo en que puedo usarlo para otras cosas.

Fénix Italiana © (2) / [+21]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora