CAPÍTULO 46

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SASHA

Piso territorio italiano viendo cómo bajan a Egan y paso de largo, por mí que muera desangrado el hijo de puta.

Ay no es cierto, sí me preocupa.

Observo que trasladan a Valentina y corro hacia ella encontrándola en un estado nada bonito, ella me ayudó, me ayudó a pesar de que vi el miedo en sus ojos cuando vio a ese tipo, el mismo miedo que yo tengo en los míos cada que miro a ese maldito hijo de perra de Lucca Ivanov.

- Valentina — susurro y los dakness me apartan de ella.

- No te acerques a la dama italiana — espeta uno en mi dirección mientras la llevan hasta que la pierdo de vista mientras espero que Dom ayude en su recuperación.

Subo a una de las camionetas ignorando a Egan, una vez dentro del castillo todos los antonegra miran en mi dirección y retroceden por inercia mientras se miran entre ellos hasta que comprendo todo...

Bajo la mirada a mi abdomen tocándome esa maldita marca que me hace tragarme el nudo en la garganta, retrocedo ante ellos y siento a Egan a mis espaldas haciendo que voltee a mirarlo mientras bajo la mirada hasta que él me toma del mentón haciendo que lo mire.

- No bajes la mirada — sus azules ojos son tan hipnotizantes — eso se puede arreglar, Domenico se va a encargar — asiento con la cabeza.

- Ve a que te trate eso — está herido y no quiero que termine muriendo por una infección.

- Dijiste que tú lo harías — sonrío — vamos.

Avanzo junto a él sintiendo cómo miran en mi dirección, siento vergüenza y pena de mí misma.

- Jefe... — Egan lo amenaza con la mirada haciendo que baje la cabeza y yo le tomo de la mano dándole un fuerte agarre mientras me apego más a él — ella está...

- Di algo más y me parece que los dóberman aún no comen — el antonegra me mira con preocupación y miedo mezclado haciendo que me suelte de Egan y salga corriendo alejándome de ellos.

Llego hasta el jardín donde varios más notan mi presencia y salgo corriendo porque no quiero que me vuelvan a mirar de ese modo, sé lo que Lucca me hizo, no es necesario que me miren como la rara. Sigo corriendo hasta entrar a la casa donde se encuentra el laboratorio y la habitación de cámaras, me tiro al sofá tragándome los sollozos hasta que elevo la mirada encontrando a Egan que al parecer vino tras de mí.

- ¿Es grave cierto?

- Sash...

- ¡Me miraron como si fuera parte de los rusos! — grito conteniendo el llanto — yo... yo no quise — se sienta a mi lado sintiendo segundos después como me apega a su cuerpo — esto no se va a poder borrar como con lo que me hicieron en la espalda y en el dorso de la mano — siento que deposita un beso a un lado de mi sien — la dama rusa... — suelto con sarcasmo — ni una mierda, yo no quiero ser nada suyo, le dije que le perdonaba, le dije que no lo volviera a hacer...

- No sigas... — pide y elevo la mirada con los ojos levemente cristalizados — no quiero saberlo.

- Pero hubo ocasiones en los que yo me dejé, no puse resistencia...

- Sash... no sigas — las lágrimas se me caen solas.

- Yo lo busqué...

- Eso no es cierto — me limpia las lágrimas — no es cierto y lo sabes, ese hijo de perra se va a arrepentir de haberte tocado, de haberte mirado, incluso de hasta haberte pensado — me limpio mis humedecidas mejillas y doy un profundo respiro para después ponerme de pie.

Fénix Italiana © (2) / [+21]  ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora