La chicharra suena. Suelto un suspiro y dejo caer mi lápiz sobre la libreta. Es hora del recreo, solo espero que la señora Gladys haya hecho buena comida, la sopa de ayer estaba un poco desabrida, me pregunto si estará bien. Guardo mi cuaderno en mi mochila. La mayoría de mis compañeros ya han salido corriendo, siempre pasa esto cuando se trata de la hora de la comida o la hora de salida. Tomo mi mochila y me la cuelgo en un hombro, luego dejo mi asiento. Suelto un suspiro de disgusto mientras miro el asiento vacío, ha pasado tanto tiempo desde el incidente y aún nadie se atreve a estar a mi lado en clases.
No importa, estoy aquí para estudiar y ser un detective, esa es mi meta, no tengo que preocuparme por cosas insignificantes. Camino entre las filas de mesas vacías con dirección a la salida del aula. Observo que el viejo profesor Veagers sigue guardando sus cosas en su maleta, inesperadamente me mira por lo que apenada desvío la mirada a la salida.
– Señorita Webster, ¿podría hacerme el favor de ayudarme a desconectar el proyector?
Me detengo frustrada. ¡Estuve a punto de salir! ¡Solo un poco más! Me giro hacia el profesor y con una sonrisa le afirmo de acuerdo. No tengo opción.
– Claro, profesor.
Y regreso por donde vine. Voy directamente hasta el fondo de la habitación a apagar y desconectar el proyector. No puedo enojarme con el profesor, es bueno, responsable, aunque un poco aburrido con sus clases. Hubo una ocasión en la que se quedó en blanco, todos en el salón nos miramos confundidos, y después de unos momentos reaccionó. Al principio nos sorprendió, pero luego vimos que era común en él, es posible que la edad le esté cobrando factura. Lo único que puedo hacer es ser una buena alumna y ayudarle si me lo solicita. Llego al fondo de la habitación, tomo un banco cercano colocándolo junto a la pared y me subo en este para alcanzar el aparato. Apago el proyector y luego lo desconecto.
– Muchas gracias, señorita. –dice el profesor a mis espaldas.
Volteo a verlo y le sonrío en respuesta. El profesor conforme procede a retirarse del aula. Suelto un suspiro y bajo del banco dejándolo donde estaba. Bueno, supongo que pasaré por una fila larga para poder comprar comida. Cruzo el salón desierto y salgo por la puerta, avanzo rápidamente por el pasillo con dirección hacia las escaleras. Dos sonrisas a lo lejos me saludan con amabilidad, no puedo evitar corresponderles por lo que me apresuro a llegar.
– ¡Sam, rápido, la comida se acabará! –me dice Lily entre risas.
Solo veo a Mary asentir de acuerdo a su lado. Suelto una risa. Estas dos mujeres son increíbles, agradezco que me esperen, sinceramente me alegra mucho haberlas conocido hace casi dos meses atrás. Ellas son Lily, una chica morena y común que ama la música y está en el equipo de natación solo porque le encanta el agua; y Mary, una pelirroja de ojos verdes que ama leer y está en el equipo de relevos solo porque le encanta correr. De no ser porque aquella vez me atreví a hablarle a Mary, intentando buscar en el comedor un lugar donde sentarme y estar bien, jamás las habría conocido a ambas.
– ¡Lo siento! Me entretuve un poquito esta vez. –explico apenada llegando a ellas.
Lily alegre se ríe y niega.
– No te preocupes. Vamos. –dice.
Afirmo y las tres bajamos las escaleras con dirección hacia el primer piso.
– ¿Qué fue lo que te entretuvo? ¿Otra vez esas locas molestándote? –pregunta Lily.
La miro sorprendida. Enserio que a Lily le fastidia mucho que Christine me moleste, no dudo que si llegara a estar ahí en esos momentos, le diría muchas cosas feas y hasta se agarraría a golpes con tal de defenderme. Lily es muy valiente, directa, cariñosa y protectora, una extrovertida chica. Tardé un poco en ganarme su confianza, pero valió la pena.
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INSANE DESICION ©
Mystery / ThrillerTenía miedo, mi mente estaba al borde de la locura, mi tortuoso pecado seguía precionando sobre mis hombros como una enorme piedra aplastándome. ¿Había alguna forma de que mi mente se callara por un momento? ¿Podía ser feliz en lo que me restaba de...