I. REALIDAD

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Puedo ver por mi ventana que el sol se está ocultando. Suspiro y bajo mi mirada al sobre entre mis manos, un sobre blanco sin ninguna mancha en su textura. Un simple "#1" está escrito en negro en su superficie. Decidí marcar las cartas, de esta manera si se juntan muchas él las podrá leer en secuencia ordenada.

Deslizo mi pulgar por la blanca textura y dentro puedo sentir la carta bien doblada y acomodada, aunque eso ya no importará una vez que sea abierta. Tal vez demostrándole lo limpio y ordenado que hago las cosas podrá darse cuenta de que realmente yo he cambiado. Aunque lo dudo mucho, él cambió para mal y yo para bien. Sonrío, soy tan incapaz de creerme aún eso. Levanto nuevamente la mirada, el sol está a punto de desaparecer por el horizonte.

Una... Dos... Tres.

El sol desaparece entre las montañas. Tomo inmediatamente mi chaqueta negra de la silla giratoria y me la pongo, me coloco mis guantes negros, agarro las llaves de mi motocicleta del escritorio y el casco negro, luego salgo de mi habitación.

Con sólo pensar en lo que haré, en el peligro en el que me adentraré, mi corazón palpita a grandes velocidades proporcionándome la gran y exquisita adrenalina, hacía mucho tiempo que no la sentía, debo aceptar que realmente la extrañaba. Salgo de mi apartamento poniéndole seguro y cabizbajo camino a través del pasillo. Hay un elevador sin embargo siempre utilizo las escaleras.

¡Keith!

Alguien me llama. Volteo hacia atrás para ver y reconozco inmediatamente a la persona. Es Samther Webster, una hermosa chica dos años menor que yo. Su cabello es rubio claro, sus ojos color celeste, su piel es clara con leves pecas en las mejillas y su cuerpo es delgado y esbelto.

Ella es muy bonita, pero no tengo tiempo para eso ahora, tampoco quiero involucrar a nadie, no más muertes inocentes que me impliquen. Le sonrío mientras me detengo para ver qué es lo que quiere.

Hola, Sam, ¿necesitas algo? –digo amablemente.

Acepto que ella me atrae, pero de ahora en adelante debo de evitarla, será por su bien. Además, mi rostro no es tan hermoso que digamos.

No, es sólo que te vi salir muy rápido de tu apartamento, ¿vas a algún lado?

La veo balancear una bolsa blanca entre sus manos, al parecer volvió de las compras.

En realidad si... Mmm, Sam, ¿te parece si hablamos luego? –propongo.

En cierto sentido no pretendo perder más tiempo, pero tampoco quiero herirla, tendré que esperar para la otra.

Oh, sí...

Sam parece frustrada. Ella abre la puerta de su apartamento el cual está justo al lado del mío. ¿Coincidencia? Tal vez.

Bueno, pues... ¿Suerte?

Gracias Sam, igual... Nos vemos luego, ten una buena noche... Adiós.

Me despido con un movimiento de mano y sigo caminando. En realidad, no sé cómo actuar frente a ella, me pone nervioso, cosa que hace confundirme.

Llego a las escaleras y comienzo a bajarlas sin detenerme. Mi apartamento es uno de los que están en el último piso. En realidad, no me molesta tener que bajar y subir todo el tiempo las escaleras, pues como recompensa tengo una hermosa vista y una activa condición física, así que, en vez de quejarme, lo agradezco. Llego a la recepción, dejo mi llave con el viejo recepcionista al cual por costumbre le saludo con un asentimiento de cabeza.

Hola, señor Banner. ¿Qué tal le va?

Aburrido como siempre, joven Keith. ¿Va a salir?

INSANE DESICION ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora