A Jeffrey Woods, mejor conocido
como "Jeff el Asesino".11 de Junio de 2008.
Hola de nuevo, Jeff.
Continuaré contándote sobre lo sucedido. Debo decirte que aún me encuentro muy nervioso, estos días que han pasado no han sido muy benéficos para mi, he tenido unos problemas... Luego te hablaré sobre ellos, prefiero terminar con esta historia lo antes posible.
Bueno pues, después de lo sucedido estuve durante dos semanas en el hospital. Mi familia me visitó, sólo pude ver decepción en sus miradas, pero todo eso ignoré. Mi madre me reclamó el por qué, pero sólo me excusé diciéndole que había sido un mal juego. Si, un juego en el cual salí perdiendo, y para terminar perjudicando mi vida.
Cuando me dieron de alta los policías me dieron mi ropa y me dejaron cambiarme. Para ese momento yo sabía que iría directo a la correccional de menores mientras se arreglaba el juicio y se decretaba una resolución. Debo aceptar que no me resistí, me vestí, obedecí las órdenes delos oficiales y me mantuve callado.
Pero después de salir de esa habitación y caminar por el pasillo... me encontré con tus padres en recepción, Jeff... y Liu estaba ahí, ya lo habían sacado de donde nosotros le metimos. En ese momento me mostré orgulloso y sonreí satisfactoriamente, levantando mi mentón, escuchando el tintineo de las esposas en mis muñecas, pude ver la furia en los ojos de Liu y en tus padres.
Sin embargo, tu hermano se me acercó, los oficiales me tomaron con más fuerza para que no hiciera alguna estupidez. Claro que tenía ganas de golpear a Liu, pero sólo le sonreí con burla. Él me dijo una simple frase, unas palabras llenas de cólera y decepción:
>> "Tus ojos están cegados, Keith. Espero que cuando salgas de ahí veas la realidad de tus actos... Piensa en ello." <<
A lo que yo le respondí burlón:
>> "Lo pensaré cuando vea a tu hermano muerto con su sangre en mis manos, maricón." <<
Los oficiales me obligaron a avanzar empujándome, sólo sentía la mirada intensa de Liu sobre mí, sabía que lo que le dije le hizo enfurecer, pero me sentía bien, ver su sufrimiento era como un alimento jugoso para mí. La verdad hasta ahora no sé cómo podía sentirme así con eso, porque cada vez que recuerdo esas últimas palabras que dije hace que sienta una culpabilidad peor, pues fue la última vez que lo vi.
Después de salir del hospital los oficiales me llevaron directo a una patrulla y me metieron dentro. Durante todo el transcurso del camino estuve viendo por la ventana, estaba serio, mi mente no estaba ahí. Al llegar al destino me llevaron directamente adentro, en la correccional me quitaron mis pertenencias, me quitaron todo, me dieron nueva ropa y una celda no muy cómoda.
En la corte el juez sentenció que era culpable, todas las pruebas y testigos apuntaban a ello. Escuché a mi madre llorar, pero no la volteé a ver, sabía que lo único que recibiría por parte de mi familia eran miradas de decepción.
Mi padre, un funcionario público, apostaba que quería golpearme por lo que hice, como siempre lo hacía cuando llegaba ebrio, fui como su saco de boxeo, se descargaba en mi, a él no le importaba mi sentencia. Y mi única hermana, Dahiana Karah, la chica caprichuda que deseaba comprar todo lo que hubiera en las tiendas de ropa, una niña popular y creída, a ella le daba igual el resultado, pero también a mi ella me daba igual, ella me decía cosas pesadas al igual que yo a ella, aunque se las regresaba con mayor intensidad.
Sin embargo, por eso siempre terminaba golpeado o regañado, por eso recurría a las drogas y al alcohol, por eso me la pasaba en la calle con Randy y Troy, me sentía mejor con ellos que con mi familia. Mi madre fue una mujer de casa a la cual ignoré, ella fue la única que me demostró cariño, cosa que yo me negaba a aceptar, me sentía "humillado", típico de alguien como yo en ese entonces, según ella, yo fui su favorito, su niño... Y ahora que lo recuerdo, que ciego fui, me duele saber que ella ya no está conmigo, ya no puedo disculparme y decirle lo tanto que la quiero, lo tanto que debí de agradecerle el amor que me quiso dar...
Lo dejaré aquí por el momento, no me siento muy bien para seguir, continuaré contándote en la siguiente carta. Adiós y por favor, perdóname... lo siento mucho, de verdad.
Firmado: Keith.
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INSANE DESICION ©
Mystery / ThrillerTenía miedo, mi mente estaba al borde de la locura, mi tortuoso pecado seguía precionando sobre mis hombros como una enorme piedra aplastándome. ¿Había alguna forma de que mi mente se callara por un momento? ¿Podía ser feliz en lo que me restaba de...