XXXVI. REALIDAD

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Suelto un gruñido de molestia y retiro nuevamente el libro de mi cara, jadeo soltando el aire y niego con fuerza.

Concéntrate de una maldita vez, Keith.

Acerco el libro y vuelvo a poner mi mirada sobre las letras tratando de leer la página, no entendí nada de lo que leí hace sólo unos segundos. Suspiro. No dudo que llevo casi media hora acostado en el sillón tratando de leer para distraerme de esos pensamientos, pero por lo visto no funciona, ¡carajo!

Retiro bruscamente el libro y lo cierro dejándolo sobre la mesita, luego me yergo sobre el sofá y me tallo el puente de la nariz manteniendo mis ojos cerrados, suspiro y retiro hacia atrás el molesto cabello que cosquillea mi rostro. Cuando abro los ojos mi mirada da directamente con mi celular al lado del libro. Su foto... no he podido sacarla de mi mente.

Tomo el celular y lo enciendo. Al desbloquear lo primero que veo es esa foto de Sam. Paso saliva, se ve tan hermosa acostada en su cama. No sé cómo es que se me ocurrió buscar el Instagram de Samther, quería verla... pero ahora me doy cuenta de que debí de evitarlo.

No he podido alejarla de mis pensamientos desde el día de mi cumpleaños. No he podido negar mi deseo por volver a tenerla entre mis brazos. Esto me está volviendo loco y buscarla en la red sólo fue una mala idea.

Apago la pantalla antes de que mi curiosidad me gane y entre a otra foto. Dejo el teléfono y me levanto soltando fuertemente por la boca el aire retenido en mis pulmones, me alejo mientras aplaudo tras mío y después frente a mí consecutivamente. Esto no está bien, nada bien.

Me detengo justo en el pasillo y mi mirada da con la puerta a mi derecha. La miro en silencio. Unas ganas por salir a buscarla me han estado llamando todos estos días, pero me he negado. Quiero volver a verla, quiero volver a besarla, a decirle lo que siento como esa noche.

Desvío bruscamente la mirada al suelo frente a mí. No, ya he empeorado mucho las cosas, si ellos se dan cuenta pueden hacerle algo, es mejor fingir que nada pasó, sólo ella y yo lo sabemos y debe quedarse así.

Hago mis manos puños y entro a la cocina. Tomo un vaso de la vitrina y me sirvo agua, abro la heladera y saco unos cubos de hielo, luego la cierro. Meto el hielo en mi bebida y vuelvo al sofá.

Me siento bruscamente cuidando de no tirar la bebida y luego suelto un suspiro. Tomo un sorbo al agua fría y me quedo en silencio observando hipnotizado los cubos de hielo. A mi mente viene el recuerdo de esa noche. Ella me dio una bolsa de hielo antes de irse, pero no la utilicé para lo que era, hice todo lo contrario, la tiré al suelo y... Niego apartando ese recuerdo, aún no puedo creer lo que hice.

¿Sin embargo...?

Una sonrisa surge en mi boca y con mi mano sobrante me tallo la frente. Sin embargo, no me arrepiento como creí, de hecho me encantó y lo disfruté. Estoy seguro que lo volvería a hacer si el tiempo retrocediera, fue un momento tan satisfactorio, jamás había sentido tanto deseo por Sam, mi mente sí que se echó a volar.

Keith... ve...

La sonrisa en mi boca desaparece lentamente y niego. No está bien. Es verdad, ya tengo que dejar de pensar en eso, ¿o es que acaso quiero llevarla conmigo a la muerte? Una amargura surge en mi pecho. Es muy cierto, pero ya había tomado una decisión, por ahora creo que lo mejor será mantenerme como siempre, hablarle como un amigo y nada más, así todo estará bien y nadie sospechará.

Dejo el vaso en la mesa y me recargo en mis piernas con mis codos. Pero es difícil, demasiado difícil, cada vez que la veo no puedo evitar ponerme nervioso y me vuelvo muy esquivo, como si intentara alejarla, como si intentara deshacer lo que pasó en mi habitación. Mi mirada se queda en el celular. Otro de los impulsos que he estado teniendo es el de llamarle, me bastaría con sólo escuchar su voz, escuchar sus risas, sus locuras. Llevo mi mano a él sin embargo no lo tomo.

Ya basta...

Tomo el libro en su lugar y me acuesto en el sofá, vuelvo a abrir en la página donde me quedé y empiezo a leer. A medio párrafo me detengo un momento y observo mi teléfono de reojo. Frunzo el ceño, está decidido. Desvío la mirada y continúo leyendo.


(Foto de Samther Webster publicada en su Instragram

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(Foto de Samther Webster publicada en su Instragram.)

INSANE DESICION ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora