XXXV. REALIDAD

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ADVERTENCIA: ESTE CAPÍCULO CONTIENE LENGUAJE EXPLÍCITO Y ESCENAS SEXUALES, POR FAVOR, DRISFRUTAR CADA PALABRA.

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Yo jamás organicé esto, yo jamás haría esto, pero parece que la maldita suerte siempre está en mi contra. No sé lo que últimamente me está pasando, parece que soy un atrapa moscas, claro, exceptuando de que no son moscas las que atrapo, sino personas.

Extrañamente estoy haciéndome amigos y eso es lo que menos quiero. Ilógico, cuando menos lo quiero es cuando más sucede, siempre la vida llevándome la contraria. Si Jeff y todos ellos se dan cuenta será una carnicería lo que aquí se hará, todo con tal de hacerme pagar. Sólo espero que no lo hagan y los dejen pasar por desapercibidos.

Tal vez fue el hecho de que soy muy amable, o que cuando más intento alejar a las personas con discreción tratando de no dañarlas, es cuando más se pegan a mí. No lo sé la verdad, y sin embargo estoy cómodo, estoy sonriendo y me gusta. Se puede decir que este es el primer cumpleaños en el que tengo a personas como ellos rodeándome y la verdad, en el fondo, eso me alegra. Por favor que no les hagan daño, no se lo merecen.

Al parecer la idea de Samther aquel día en el bar no había sido una broma, pues con Jace se pusieron de acuerdo, juntaron a la mayoría de los amigos cercanos, y a mis espaldas planearon hacerme esta convivencia en mi propio apartamento después de mi turno de trabajo.

Claro que al regresar a mi apartamento y encender las luces, el grito de "¡SORPRESA!" me hizo brincar del susto y tirar al suelo todo lo que traía en las manos. Mis ojos asustados escudriñaron a las personas reunidas riéndose y entonces aparecieron Sam y Jace. No me creí que realmente hicieran esto, el señor Banner volvió a ser bastante carismático al dejarles entrar a mi apartamento.

Mientras recibía felicitaciones y abrazos por parte de todos por mi cumpleaños, además de presentarme con quienes no conocía, noté que Sam recogió mis cosas del suelo y las dejó en la repisa cercana a la puerta donde siempre dejo mi casco, me sentí apenado. Luego comenzó la pequeña fiesta.

Ahora mismo llevamos haciendo escándalo durante más de tres horas y media desde que llegué. Estamos reunidos en la sala. La decoraron por todos lados con globos, serpentinas y confeti de colores. Algunos de los chicos están sentados en el suelo y otros como yo, en el sofá, la mesita de cristal está llena de vasos rojos desechables, algunos con alcohol y otros con refresco.

Un tipo que está sentado al revés en una silla frente a mí, con sus brazos cruzados sobre el respaldo, está contando un chiste bastante bueno mientras hace gestos que a todos nos hacen reír. Su nombre si no mal recuerdo es Fisher, su tez es morena y su pelo castaño, es cinco años mayor que yo tal vez, me pregunto de dónde ha salido.

¡Fisher, por Dios!, ¡tus chistes nos van a matar! –le grita divertida una morena chica de negro pelo chino, su nombre es Allen y está sentada junto a la pared del pasillo.

Primero les daría un maravilloso orgasmo antes de morir, querida. –le responde orgulloso Fisher guiñándole el ojo.

Al instante todos se ríen y yo me incluyo no me creo que esto esté sucediendo.

¡Bueno, bueno!, ¿qué les parece si jugamos verdad o reto antes de que Fisher nos haga morir con sus chistes? –propone una chica rubia de nombre Jill.

Ella es amiga de Sam de la secundaria y curiosamente es la misma chica por la que Sam me despertó aquel día para ir por ella a la central de autobuses. Ella está sentada al lado de Allen.

INSANE DESICION ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora