LVI. VISIÓN

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Estoy sentada en el sofá junto a la ventana abierta, el sol apenas si está saliendo y sus rayos comienzan a iluminar el apartamento. Suspiro en silencio y recargo mi mentón sobre mi brazo posado en el respaldo del sofá, observo el exterior, la ciudad a la lejanía. No sé qué pensar, mi mente es un caos, apenas si pude dormir.

Cierro los ojos y suspiro, esas palabras siguen insistentes en mi cabeza, como una melodía que se repite una y otra vez sin parar. "Si aceptas el trato, búscame. Tienes hasta mañana por la noche, Princesa", me susurró sonriente mientras ponía un trozo de papel en la palma de mi mano y luego desapareció.

Abro los ojos y suelto un gruñido de molestia. No voy a poder sacarlas hasta que le dé una respuesta y lo sé perfectamente. Tendré que apurarme. Bajo la mirada al pedazo de papel en mi mano derecha. Tal vez sea mi única oportunidad de al fin poder hacer algo. Meto el pequeño papel en la bolsa delantera de mi pantalón, aún tengo otro camino.

Un gruñido resuena a mis espaldas por lo que volteo a ver, justamente me encuentro a ese curioso chico estirándose sobre el sofá con tanta pereza que me parece anormal, presiento que será molesto, no sé si hice bien en recibirlo en mi casa, pero bueno, al menos ya no me siento sola.

¿Primer día y te despiertas temprano? –le pregunto curiosa.

El me mira por un momento y luego me sonríe apenado, se rasca la cabeza enredándose su lindo cabello rubio.

No me culpes, estoy acostumbrado a levantarme temprano. Es un hábito que me impuso mi madre.

Se sienta perezosamente sobre el sofá y vuelve a estirarse. Luego se queda viendo a la nada, como si su mente se hubiera quedado en blanco y no supiera qué hacer. Tal vez soy muy inocente o hasta ignorante, pero si hay algo que no me cuadra es su excusa de quedarse conmigo. Parece un lindo perro escurridizo, por más que intenté hacer que se fuera no lo hizo, una vez que cruzó la puerta del apartamento ya no hubo como ahuyentarlo.

¿Seguirás insistiendo? –cuestiono.

Jace me mira apenado, como si fuera un niño inocente, y suspira.

No quiero ver a mi padrastro, estoy cansado de pelearme con él.

Frunzo el ceño y bajo la mirada, me hace dudar en cierta parte y no sé por qué. La increíble historia que me contó para poder entrar a mi apartamento fue que su padrastro había vuelto de un viaje. Jace tuvo una fuerte pelea que terminó en que decidiera salirse de casa, me dijo que al principio no sabía a donde ir pero que después recordó a Keith y su gran amabilidad y vino a rogarle, si fuera posible hasta de rodillas tan solo para que lo dejara quedarse un tiempo mientras su molesto padrastro se iba. Pero para desgracia de él, Keith no está y yo no pude decirle que no debido a que me dio lastima.

No sé qué habría dicho Keith si hubiera estado aquí, pero lo que sí sé es que le pondría restricciones, aunque quién sabe, Keith es muy apegado a Jace y no sé muy bien por qué si se supone que lleva mucho más tiempo conociendo a Alex y Brad, es posible que con Jace haya logrado alguna especie de conexión. Tal vez esta puede ser mi oportunidad para averiguar qué fue.

Entonces... ¿no sabes cuándo vuelva Keith?

Le miro volviendo de mis pensamientos y niego.

No lo sé, es posible que lleve tiempo.

Jace desvía la mirada a la pantalla y refunfuña frustrado.

Espero esto no le ocasione muchos problemas con Adam.

No te preocupes, en cuanto resuelva sus problemas con su padre en el extranjero volverá. No tardará mucho. –contesto por reflejo.

INSANE DESICION ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora