XLIV. REALIDAD

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(ADVERTENCIA: Este capítulo es muy largo. RECOMENDACIÓN: Traigan palomitas.)

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Son las nueve y media de la mañana. Tomo mi taza de café e ingiero un poco del delicioso líquido. Realmente no importa, es inútil mantenerme calmado, estamos muy expuestos, demasiado. Levanto la mirada y observo a Samther frente a mí, ella está tan tranquila, tomándose ese frappé de fresa.

Si tan solo supiera en el peligro en el que está, si tan solo lo supiera no me habría rogado para venir a este lugar a desayunar, es demasiado riesgoso. Observo hacia la calle. Con esa ventana tan grande, cualquiera puede vernos a pesar de estar en una de las mesas de más al fondo.

Suspiro. Esta tensión, esta preocupación, maldita sea, debí de negarme. ¿Pero cómo? Quiero complacer a Samther, quiero hacerla feliz, no puedo negarme ante ella, pero cómo lo lograré si esos homicidas siempre están merodeando a mi alrededor.

Volteo la mirada a mi bebida y vuelvo a dar otro sorbo, inevitablemente me quemo, suelto un quejido y dejo de inmediato la taza sobre su plato, tomo una servilleta y me la coloco en la boca. Demonios, ¡maldita sea!

Amor, ¿estás bien?

Levanto la mirada hacia Samther y le sonrío, le afirmo tranquilamente.

No te preocupes –digo retirando la servilleta–. Ya pasó.

Samther me mira preocupada. Yo simplemente vuelvo a tomar mi taza de café. Debo de tener más cuidado, no puedo estar distrayéndome con otras cosas, se supone que estoy aquí para disfrutar con Sam no para estarme muriendo del pendiente de que ellos nos vean.

Samther de repente se levanta y se acerca a mi lado, la miro confundido. Ella me sonríe y me toma de la mandíbula, inesperadamente me besa. Estoy sorprendido, jamás pensé que ella haría algo así en un lugar como este, supongo que deberé de acostumbrarme. Le correspondo alegremente el beso y con cuidado dejo mi taza sobre el plato. Ella por fin se separa y me mira con una sonrisa.

¿Mejor?

Sonrío agradecido y le afirmo.

Mejor. –contesto.

Samther satisfecha vuelve su asiento frente a mí.

Sabes, deberías de quitarte esa gorra, aquí no es necesario que la traigas.

Le sonrío negando. Es verdad, aquí no es necesario que la traiga... si tuviera una vida normal. Sin embargo las circunstancias son desgraciadamente diferentes, como dijo el remitente desconocido, debo de intentar protegerla, debo de ocultarme de ellos... pero a la vez debo de ser discreto.

No me peiné Sam, no quiero quitármela. –excuso apenado.

Sam se ríe por lo bajo y niega, luego se estira y con su mano me quita la gorra. La miro impresionado. Ella me sonríe.

Tú te ves bien sin importar cómo estés, a mí me gusta tu pelo despeinado.

Me siento sonrojar y sonrío agradecido.

Gracias bebé.

Vuelvo a tomar mi taza y esta vez con cuidado ingiero un poco de café. Por el rabillo del ojo puedo observar que Samther me mira preocupada, así que levanto mi vista hacia ella.

¿Pasa algo amor? –pregunto curioso.

No lo sé... Has estado muy raro todo el día, ¿acaso algo te preocupa?

INSANE DESICION ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora