Abro los ojos. Lo primero que veo es el blanco techo sobre mi. Suelto un suspiro y miro hacia la ventana de la pequeña habitación. Mis cabellos dorados se interponen sobre mi vista dando un toque mágico y a la vez solitario a mi situación. Deslizo mi mano bajo la suave y blanca sábana y toco mi pecho. Mis dedos están helados. Ojalá los hospitales no fueran tan fríos.
– Buenos días Sam... –susurro con una ligera sonrisa.
Solo han pasado unos días desde el ataque que me trajo al hospital, pero aún no le he contado a mis padres por miedo al qué dirán o al cómo reaccionarán. Papá siempre ha sido muy protector conmigo, fue suerte que me dejara estudiar tan lejos de casa y en una ciudad con antecedentes de seguridad dudosos, me dio su confianza. Si él llegara a saberlo, ¿me obligaría a regresar hasta Montana?
– Sam eres una tonta... –susurro.
Sé que ocultarles algo tan importante como este ataque es algo imperdonable, ¡son mis padres! No puedo simplemente seguir quedándome callada, y para acabarla, el hospital no me ha dejado utilizar mi celular. Papá y mamá deben de estar preocupados. Tengo que ingeniármelas para que me lo devuelvan.
Levanto mi brazo sobre mi pecho y lo coloco bajo mi cabeza sobre la almohada. Podría rogarle a alguna enfermera para que me haga el favor, no dudo de que existan algunas que se salten los protocolos, siempre y cuando obtengan algún beneficio o sean lo suficientemente benevolentes para ello.
Le preguntaré a la próxima enfermera si puede ayudarme, ya es complicado que haya pasado casi una semana desde lo ocurrido y que no me haya contactado con mamá o papá. Mi atención es rápidamente captada por un grupo de enfermeras que pasan por el pasillo riéndose por lo bajo. Me intrigo al instante. Por el cristal las observo susurrar y jugar entre ellas para después alejarse y desaparecer de mi vista.
Si hay algo que me he dado cuenta estando tantos días aquí, es que muchas cosas interesantes pasan entre todos los trabajadores del hospital. ¿Se puede decir que parecen telenovelas? Quien sabe, tal vez mi mente me jugó una mala pasada, pero estoy segura que vi a un doctor y una enfermera besarse en el pasillo durante la noche. Niego. ¿Acaso soy yo o es que jamás me imaginé que ese tipo de cosas también pasan en los hospitales? Jamás lo había pensado.
Dejo salir un suspiro y lentamente trato de estirar mi torso para relajar mi columna. Enserio que estar tanto tiempo en una misma posición desgasta demasiado. Suelto un débil quejido lleno de dolor, la anestesia se ha ido casi por completo y eso no ayuda en nada. Jadeo y termino desistiendo. Lamentablemente aún no tengo la suerte poder levantarme de la camilla yo sola, necesito la ayuda de otra persona, mi herida aún está muy delicada.
Según entendí, la herida fue profunda pero por suerte no toco zonas importantes. No sé cuánto tiempo duró la cirugía de emergencia, lo único que recuerdo es que me pusieron sobre una camilla, me metieron a una habitación llena de aparatos y llegaron cada vez más y más personas vestidas con trajes azules, guantes y bolsas cubriéndoles el cabello, todos llevaban cubrebocas y me miraban serios mientras algunos daban órdenes. En cuanto me colocaron lo que pensé que era un respirador sobre mi boca e inhalé el gas que salía de ahí, comencé a desmayarme.
Cuando desperté ya estaba en esta camilla, en esta habitación y Keith estaba a mi lado, tomando mi mano y con la cabeza colocada sobre la camilla. Parecía estar descansando un poco, pero en cuanto me moví, él reaccionó mirándome asustado y dijo mi nombre con preocupación. Su cara húmeda por las lágrimas que había estado soltando mientras esperaba a que despertara, me demostraron al instante lo mucho que él me ama.
Sonrío ligeramente. Realmente me siento dichosa de tener a Keith a mi lado ahora, me hace feliz saber que se preocupa por mí y procura hacer todo lo que puede. Sé que todo esto es consecuencia de mi cercanía a él, sé muy bien que Jane me atacó para herir a Keith, para forzarlo, obligarlo y hasta manipularlo, sé que lo hizo porque ahora soy su debilidad. Jane sabe bien que Keith no puede protegerme todo el tiempo, que en la mayoría de las ocasiones no está a mi lado, sabe que puede utilizarme para obligarlo a que haga lo que quiera.
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INSANE DESICION ©
Mystery / ThrillerTenía miedo, mi mente estaba al borde de la locura, mi tortuoso pecado seguía precionando sobre mis hombros como una enorme piedra aplastándome. ¿Había alguna forma de que mi mente se callara por un momento? ¿Podía ser feliz en lo que me restaba de...