Capítulo 6 - Tambores dorados

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 La vigilancia del Bastión Plateado había aumentado desde su última vez ahí, apenas unos días atrás.

El viejo banquero se acercó lentamente hacia el grupo de soldados que guardaba la entrada al palacio del sultán, mientras emitía un ligero sonido metálico con su casco de bronce a la vez que se acercaba.

—Bahir, ¿qué necesitas? —preguntó el capitán del grupo a la vez que se acercaba al poderoso y viejo individuo.

—Quiero hablar con Binos, cuanto antes. —Exigió que lo dejaran pasar para encontrarse con el sultán de Tirfen.

—Binos está reunido con sus generales... Tendrás que esperar hast...

—Soy yo quién financia esta nueva guerra, chico. Binos me atenderá ahora. —Giró su máscara de bronce hacia el soldado, que no hizo más que titubear ante el banquero.

—Te acompañaré hasta la cámara...

—Solo abre la puerta, ya sé dónde está el concilio. —Lo cortó el anciano mientras reanudaba su marcha hacia el interior del Bastión Plateado.

Los centinelas miraron la figura de Bahir alejarse y suspiraron ante el inminente encuentro entre aquellos poderosos individuos...

***

El eco resonaba y anunciaba el paso del viejo noble por las interminables paredes de mármol dentro de los corredores del palacio.

A pesar de su determinación por confrontar las súbitas acciones de Binos, tardó más de lo que pretendía en subir hasta la última planta, dónde el sultán estaba reunido.

Ante la puerta del concilio dos guardas esperaban con lanzas en sus manos, pero al ver de quién se trataba, ninguno movió un solo músculo, el banquero se limitó a abrir la puerta donde los generales y su líder discutían acaloradamente como si de su hogar se tratase.

—Noble Bahir, tenía la impresión de haber solicitado la presencia de mis comandantes, no la de mi querido benefactor... —Un esplendor dorado alcanzó los ojos del banquero cuando la máscara del sultán se posó en él, el noble notó la mirada de su líder detrás de aquellos orificios color zafiro.

—Lamento interrumpir vuestra planificación, venir hasta aquí sin duda constituye un arduo trabajo... Pero aún así, creía tener derecho a escuchar cómo concluirá el capítulo de Hilgar dada mi participación en las finanzas de esta nueva guerra...

—No hay duda que se os valora en esta cámara, noble Bahir, pero si no recuerdo mal, tú mismo alardeas del desinterés que muestras ante los cometidos que financias. —Valyn, el Elementalista Oscuro, y el general más cercano a la puerta defendió las acciones de su líder, claramente irritado ante la impertinencia del anciano.

—Cierto, pero ninguno de mis difuntos maestros consideraría una locura saber qué planeáis contra una nación entera al norte, financiar una guerra dista mucho de costear rutas marítimas de ropa y especias. —Volvió su rostro al comandante, desafiante.

—¿Has oído qué han hecho? —la ira de Binos se podía palpar en cada una de sus palabras—. Uno de nuestros mensajeros fue asesinado y todo Tirfen lo sabe, lo que significa que su maldita nación también. Ante una ofensa así espero la colaboración plena de mis aliados, incluyéndote a ti. Esto nos hará ver más débiles ante otros enemigos; enemigos con materializantes que campan a sus anchas por sus territorios. —El enojo del sultán aumentaba por momentos.

—Como he dicho, mi colaboración depende de la viabilidad, todas las rutas que se alterarán debido a esta nueva lucha me traerán más dolores de cabeza que beneficios.

Crónicas de Viltarión I ‧ Canción de Piedra y HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora