Capítulo 13 - El barón del vino

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 Dos violentos golpes contra la puerta despertaron a Izun, que solamente pudo incorporarse súbitamente en la cama mientras buscaba su máscara a tientas en la oscuridad.

—Ya ha amanecido. —Se escuchó la voz de Alina a través de la madera, la joven que le había permitido quedarse la noche anterior en la casa de enfermos.

—Un segundo, no tengo mi máscara puesta. —Contestó la joven materializante al notar como la otra mujer comenzaba a abrir.

Alina entró y miró con curiosidad a través de su detallada máscara el rostro de la joven que habían acogido la noche anterior.

Izun se sintió acorralada el instante que esta la observó, pero el momento fue tan corto que a pesar de ver su faceta no hubo señal de la ominosa maldición. Lo que le dio el tiempo necesario para atar y asegurar su antifaz.

—Te he dicho que no tenía mi máscara puesta. —Dijo irritada cuando tuvo el rostro cubierto.

—Bonito pelo, he visto a pocas personas que lo tengan así. —Alina ignoró sus palabras e hizo hincapié en el ondulado cabello de la materializante, antes de hacerle un gesto con la mano—. Sígueme, te llevaré dónde Edoven. Sin él no podremos planear nada, debemos llegar antes de que salga el sol.

—¿Fredy te trató así en Borel...? —preguntó Izun al incorporarse, mientras aseguraba la máscara que Jon le había conseguido.

—No tenía razones para desconfiar de él, de ti sin embargo... Todavía no sé qué pensar.

Izun suspiró a la vez que cogía su limitado equipaje.

—Vamos, vamos. —Introdujo la mano en su macuto—. Me regaló esto para el camino, te daré un poco. Normalmente no actúo como ayer. —la materializante sacó el queso Filinero y llenó el lugar con el característico olor del rojo alimento—. Si alguien como él me dijo que te buscara, no podemos ser tan diferentes. —Le ofreció.

—¿De Filineras...? —por un instante, a Izun le pareció que la joven sonreía bajo su elegante máscara.

—Toma, pruébalo. Me ha mantenido hasta aquí desde que partí de Borel. Un poco fuerte para comenzar el día, pero teniendo en cuenta lo que me espera...

—Lo que nos espera; no eres la única persona que quiere ver a Doverán muerto... —Alina agarró el trozo de queso y alzó su máscara para poder saborearlo—. Elementales... Hasta su propia esposa sueña con romperle el cuello mientras se beneficia a otro... Pocos amigos tiene ese elementalista en Kirut, a pesar de ser su comandante. —Explicó mientras intentaba disimular un suspiro de súbito placer al introducir el sabroso alimento en su boca.

—Bueno, ¿eh? —sonrió Izun, preparada para salir.

La elementalista asintió en silencio.

—Edoven te podrá contar en detalle lo que ocurre en el pueblo. Vamos, debemos estar en sus viñedos antes de que amanezca—. Agregó Alina cuando recobró la compostura.

—Por lo que cuentas tú, parece que me he topado con más aliados de los que esperaba. Estoy más que satisfecha con mi suerte. —La siguió al pasillo y comenzaron a descender por la escalera.

—Yo no estaría tan contenta, si Doverán ha logrado hacer tantos enemigos y sigue comandando la región no será por nada. —Advirtió—. Además, ¿no dijo Numeria anoche que ese malnacido te había llevado a Mirel? ¿Te había atrapado? —le preguntó.

—Sí... Por eso quería venir aquí. —Respondió ella.

—Si buscas venganza entonces ya sabes que volver aquí probablemente sea una estupidez... —Suspiró Alina—. Pero respira tranquila, no eres la única entre nosotros que hace ese tipo de estupideces. —Rio por primera vez, mientras se asomaba por la puerta en busca de cualquier patrulla cerca.

Crónicas de Viltarión I ‧ Canción de Piedra y HierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora