Ojain había barajado cuidadosamente sus opciones. Ulenna se había disculpado cuando le entregó el recipiente con el líquido marrón y por una buena razón. Aunque lograra escapar en solitario, las posibilidades de sobrevivir y evadir a los elementalistas del sultán en el desierto eran casi nulas.
Fortuitamente, el joven había aprendido el secreto de aquellas mazmorras y ya había ideado un plan de escape para aquellos lo suficientemente valientes como para seguirlo.
—¡Ojain! —la voz de Ristri lo sacó de sus pensamientos—. ¿En qué demonios piensas, chico? ¿Qué te dijo tu amiga? ¿Cómo podemos salir de aquí? —el aprendiz notó de inmediato la impaciencia del hombre de Hilgar, cualquiera de los prisioneros ahí hubiera asesinado a sus compañeros por una posibilidad de escapar y ahora la tenían.
—Os lo mostraré, de madrugada estaremos fuera de estas sucias celdas. —Su voz denotaba una clara seguridad, seguridad que ninguno de los prisioneros había visto hasta ahora.
—Ya es de noche, ¿por qué esperar? —replicó Bilgir, sentado en un saliente de piedra en el Salón Argenta, bajo las mazmorras.
—Mejor actuar cuando haya más tranquilidad en la ciudad, más posibilidades de salir con vida.
—Menos tiempo para escapar, también. —Agregó el capitán del norte—. Si vamos ahora tendremos más horas hasta que se den cuenta que hemos desaparecido.
—No con esto... —Dijo Ojain y mostró el recipiente de cristal que la Hechicera del Viento le había entregado—. Tenemos que estar completamente seguros de lo que haremos, una vez lo usemos, todo el Bastión Plateado sabrá que ha ocurrido algo aquí abajo. —Explicó.
—¿Qué es? —preguntó Pitera.
—Un líquido fabricado por el erudito de Grimalor.
El semblante de la materializante no cambió.
—¿Qué demonios hace una invención suya al sur del continente? —intervino Bilgir, con un hilo de gravedad en su voz—. Pensaba que ese viejo chiflado se había marchado de nuestra nación para vivir en Asgun. Yltamer descuartizaría a cualquiera que tuviera relación con Tirfen, no importa de dónde sea o qué haga...
—No tengo ni idea, pero no me extrañaría que mi amiga tuviera contacto con esa nación... No es la más indicada para defender los intereses del sultán precisamente. —Ojain suspiró y miró hacia Pitera sin alcanzar a ver su rostro—. Vivak Yrom, el erudito de Grimalor es un renombrado inventor del norte, la guardia personal del monarca de Asgun: La orden del Oso Gris, utiliza sus invenciones. Así han conseguido mantener su territorio durante las últimas décadas, incluyendo durante la tercera guerra elemental.
Un escalofrío pareció recorrer el cuerpo de la materializante.
—Si los rumores son ciertos, ese líquido será capaz de derribar cualquier pared de nuestras celdas, sea de Hierro de Ebalor o no. —Dijo Ristri.
—Son ciertos. —Aseguró Bilgir, era la primera vez que el marinero empleaba semejante tono ante todos ellos—. Cuando empecé a surcar los mares, antes de que se convirtiera en un exiliado de mi nación, vi una demostración de sus invenciones, un navío cargado de un polvo gris oscuro... Reif Gunnson, el rey de mis tierras quería comprobar si sería capaz de hundir un buque de guerra con solo su intelecto... —El capitán de Tyskfjäll calló durante unos segundos—. Ese día no solo destruyó el buque de guerra con ese material. Todos los barcos que estaban cerca para ver el espectáculo acabaron en el fondo del mar, sus tripulantes más afortunados sin una extremidad, los demás... Junto a sus barcos bajo el agua.
Pitera y Ristri miraron con renovado terror el líquido que Ojain sostenía entre sus manos.
—Mi pared da al este. —Dijo el aprendiz, mientras reprimía el instinto de alejar lo máximo posible aquel recipiente de su cuerpo—. Puedo tirar esta botella desde abajo y abrir un agujero que nos guiará al desierto. Pero tenemos que tener cuidado afuera y llegar cuanto antes a Aljir, mi amiga estará esperando para ayudarnos.
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Crónicas de Viltarión I ‧ Canción de Piedra y Hierro
FantasíaEn un mundo donde las personas pueden manipular los elementos a su merced, moverse distancias a la velocidad del relámpago y ser trastornados por una simple mirada, el conflicto crece por momentos. Elementalistas y materializantes buscan su lugar en...