En el momento en el que traté de levantarme para salir de la cama, mi jefe me atrapó, abrazándome y dejándome otra vez sin poder moverme, primero no podía mover las piernas y ahora no puedo mover los brazos y para rematar el cabello en mi cara me estorba y pica.
—Señor, si no me suelta, juro que voy a gritar.
—¿En serio crees que alguien se pueda oponer a mí?
—Con solo un «no te van a hacer caso» hubiese bastado.
—Bien, si ya lo entiendes, entonces duerme.
—¿Qué, usted está loco? ¿Cómo voy a dormir así? Quítese o si no...
—¿Qué? ¿Vas a gritar o morderme? —Dios es la primera vez que lo veo con ganas de reírse, pero quitando eso de lado me ha dado una buena idea.
—Sabe qué, me dio una buena idea. —Cuando traté de morder su brazo, él lo esquivó con facilidad para luego ponerme de lado mientras que él me abraza agarrando mis manos.
Y listo, nos quedamos como dos par de enamorados abrazados de lado. Esto me quitó la esperanza de salir de aquí.
—Bien, tú perdiste, te quedas quieta y no te mueves porque dormiremos así. —Si no estuviéramos tan pegados, juro que trataría de darle un codazo, pero para mí mala suerte siento a la perfección su cuerpo detrás de mi espalda y sus brazos.
Dios mío, sabía que los tenía bien cuidados y ejercitados, pero en estos momentos se sienten a la perfección cada maldito músculo. Dios, feo y horrible como su personalidad agria y horrible.
Ya han pasado aproximadamente más de media hora gracias al reloj que estoy viendo en estos momentos que está enfrente mío.
Dios, esto es peor que recibir las clases de biología en el colegio. Tengo que hacer un esfuerzo enorme para no dormirme, pero no sé si el idiota de mi jefe se ha dormido, su respiración está cerca de mi oído y parece que está dormido, por lo cual trataré de moverme, aunque sea un poquito.
Mala idea, me moví tratando de salir de sus brazos, pero resulta que ha tenido el sueño ligero, ya que se despertó o más o menos pareció eso para atraparme otra vez y esta vez quedamos los dos, cara a cara y él abrazándome con su estúpida sonrisa y los ojos cerrados.
Mirándolo bien, el idiota cuando sonríe aparecen dos hoyuelos. Quiero matar a mi amiga por tener la maldita razón de que los hombres se ven más guapos con dos hoyuelos en su sonrisa.
—Si piensas escapar no lo lograrás, así que mejor duerme antes de que ya no pueda dormir y pasemos a otras cosas más interesantes. —No sé qué decir ante eso, mi boca se mueve, pero no emite ninguna palabra, peor una oración.
Ya que no tengo la misma vista de antes, donde solo aparecía un reloj rectangular al lado de la lámpara enorme debajo de la mesa de noche. Ahora tengo la vista de la clavícula y tórax de mi jefe. Creo que se volvió a dormir y yo también quiero dormir, pero no quiero hacerlo. Si sabía que las cosas terminarían de esta manera me hubiese quedado a dormir en otra habitación o en cualquier otra parte, menos así.
Cerraré los ojos por solo cinco minutos o más hasta que esté completamente dormido para salir de este incómodo momento que me tiene. No sé cómo explicar este momento raro.
֍֍֍
Cuando crees que cierras los ojos por cinco minutos y de repente te despiertas con la luz del sol y lo primero que ves es un reloj diciéndome que ya son las ocho de la mañana y es así cuando aún no cobras la conciencia y te acuerdas de que no estás en tu casa, ya que estoy cobijada con unas cobijas de color dorado y que yo recuerdo las mías son negras y lo más extraño es que siento un brazo encima de mi cadera.
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Soy la esposa de mi jefe ©
Roman d'amourPaula ve una escena nada agradable de su mejor amigo teniendo sexo con la novia de su jefe, en la oficina del último piso y para no meterse en problemas, se hace de la vista gorda dirigiéndose a su escritorio para retirar su celular, en su transcurs...