》CAPÍTULO 9《

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—Señorita... Señorita, ya llegamos... Señorita... —No quiero abrir los ojos, me pesan los parpados.

—Sí... lo siento, ¿cuánto es? —Este viaje me saldrá muy caro, ¿quién vive tan lejos? He hecho una hora desde la casa, perdón mansión hacia mi departamento.

—No se preocupe, el señor ya pago por anticipado. —Esta es la primera vez que estoy agradecida con él, pero ni loca le agradeceré por esto, que más da que se quede sin unos dólares.

No se ha de morir de hambre.

—Gracias y buenas noches. —Me despedí del amable taxista que se parece a Santa Claus, solamente le faltaba el traje rojo con un cinturón negro.

Dios.

Siento en estos momentos que tengo sobre mi espalda diez quintales de papa. No sé cómo se sentirá siquiera cargar con una, pero me duele.

¿Por qué en el dichoso apartamento se le ocurrió poner un ascensor que no sirve?

Me toca subir por lo menos seis pisos para llegar. Cada paso que doy es una maldición más que suelto en mi mente, pero algunas se me escapan sola como una loca.

—Eres un idiota, juro que si te vuelvo a ver te partiré la cara de tarado que tienes, sinvergüenza, hijo de pu... —Que no sea en mi departamento, Dios por la Santísima virgen, que no sea siquiera lo que estoy pensando, no tengo la paciencia o siquiera la delicadeza de estar aguantando esto.

He tenido el más raro, tenso y agotador día que he podido sufrir en toda mi vida.

Mi suerte es tan mala que ni siquiera puedo maldecirla. Una chica de cabello rubio, ojos azules, figura noventa, sesenta, está discutiendo en la puerta con Rogelio.

Hoy lo mato porque lo mato, por su maldita culpa, me voy a casar, no puedo creer que, en vez de servirme como un amigo racional e importante a resolver mis problemas, venga y me ponga mejor más problemas, en serio parezco la hermana mayor o la mamá de este idiota.

—Podrías tranquilizarte y dejar de insultar, por favor. —Esperen, ¿quién es ese chico que acaba de salir?

Tiene una voz suave y delicada, su cara está muy roja, casi pareciera que está avergonzado, su ropa está desaliñada y está despeinado, esto parece como si... no, no puede ser cierto o, ¿sí? Pero mirando detenidamente la escena, es como si la novia acaba de descubrir a su pareja con otra persona, en conclusión, engañándole.

No mames, es lo mejor que me ha pasado este día. El chico que parece mujer que por poco lo confundí con sus facciones delicadas y finas, su cabello que llega a la mitad de su cuello, color negro, piel blanca, estatura que seguramente no pasa del metro sesenta y unos ojos bien lindos, simplemente son cafés claros como la miel.

¡Oh!

Pero que están viendo mis ojos. Bueno, como me ha dado un lindo espectáculo, le sacaré de esta situación, pero con la chica que quiere matarlo, ¿qué se ha creído? Primero lo mato yo y después con gusto le doy el cadáver y que haga lo que le dé la reverenda gana.

—Disculpen, ¿qué está sucediendo aquí? —Acabemos con todo para proceder a matar a Rogelio.

—¡¿Y ahora quién es esta tipa?! —Mi oído acaba de explotar, esta mujer grita como loca.

Mientras me masajeaba mi oído izquierdo, me adentraba a mi departamento haciendo que retrocediera Rogelio y el chico lindo un paso. La chica se ha quedado muda y quieta, viendo fijamente lo que estoy próxima a hacer.

—Sé que por la escena que estás dando crees que Rogelio te acaba de engañar o me equivoco y antes de que me respondas con gritos no soy su amante, novia o enamorada, vacile u otro sustantivo de amante. —Ella simplemente asintió con la cabeza.

Soy la esposa de mi jefe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora