》CAPÍTULO 6《

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No hemos hablado a partir de lo que sucedió hace una hora. Otra vez me siento incómoda.

¿Es que hoy no puedo de dejar de sentirme incómoda?

No puedo fijar mi vista en otra dirección, estoy además de incómoda, avergonzada. Me duele el cuello de solo mirar en una dirección. Pero no puedo mirar en otra dirección. Aún no acepto el hecho de que accedí rápidamente la propuesta de matrimonio. Deseo que esto sea una pesadilla producto de mi imaginación, pero la realidad te golpea cruelmente, ya me he pellizcado el brazo más de tres veces, no he conseguido despertar y ya tengo moretones. Definitivamente no acepto esto.

Mejor me pellizco otra vez, pero más fuerte para ver si funciona.

—¡Alto! —gritó mi jefe sosteniendo mis manos. Eso causó que mi vista cambiara de dirección. Su cara está muy cerca de la mía—¿Podrías dejar de pellizcarte el brazo? Esto no es un sueño y si aún tiene alguna duda, sí, nos vamos a casar. —Su rostro simplemente me veía con las cejas fruncidas y sus venas de enojo hicieron aparición.

¿Por qué se enoja?

—¿Cómo supo qué...?

—¿Qué se pellizcaba el brazo para despertarse de un sueño? Tan mal partido soy para que se case conmigo.

—Bueno... —En físico no es mal partido, pero en otros ámbitos como su carácter dudo mucho que lo sea. Si le digo eso se enojará—, tengo que decirle la verdad o la mentira. Pero si menciono la verdad, no me pasará nada, ¿verdad?

—Ninguna. Con esa respuesta ya me dijo más de lo necesario. —Creo que me metí en otro problema. Pero no es mi culpa, sí se enoja fácilmente.

—¿Podría soltarme y alejarse? Invade mi espacio personal. —Su cara está muy cerca. Necesito espacio.

—Ah, sí. —Al fin tengo de vuelta mi espacio personal—. Cuando lleguemos a la institución de mi hijo iremos a comer y luego le informaremos de nuestro compromiso. Posteriormente, hablaremos detalladamente sobre el asunto del matrimonio. —Quiero llorar. ¿Qué tan malo puede ser este día?

—¿Es necesario decirle sobre el compromiso? —En estos momentos quiero regresar el tiempo y decirle que se pudra en el infierno.

—Sí, la boda es en tres días. Es necesario. —Claro, como para él es tan fácil decir eso.

—Hipotéticamente, si yo decido retractarme sobre mi respuesta ante el compromiso. Sé que me va a pasar algo grave a mí o a mi familia, ¿pero es en este instante o después?, y ¿qué tan grande es el daño que usted ejercería? No se enoje, solamente es una pregunta hipotética. —Tengo dudas, necesito respuestas. Pero con la cara que muestra, mejor no preguntaba nada.

—No solo es una pregunta, son dos. —Aquí va con sus correcciones. Sinceramente no me interesan. "Hash"—. No me tuerza los ojos, ¿es acaso usted una niña para comportarse de esa manera tan inmadura? —Me arrepiento de haber preguntado.

—Sabe qué, olvídelo. —Quiero golpearle la cara a este idiota.

—¿Le ofendió que le dijera que es una niña inmadura? —Con esa sonrisa arrogante que tiene en la cara estoy segura de que cree que eso me dolió.

Por favor he recibido peores insultos y he insultado peor.

—No, ¿por qué debería afectarme? —Ahora soy yo la que tiene una sonrisa arrogante en el rostro— Si tanto dice que soy una inmadura y me comporto como una niña, entonces usted es un crío retardado cavernícola por tener una sonrisa en su cara pensando que me duele ese insulto, si es que lo podemos llamar insulto.

—¿Me está insultando? —Por supuesto que sí.

—Por supuesto que no. Solo estoy contestando su pregunta. —Me especializo en respuestas sarcásticas.

Soy la esposa de mi jefe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora