》CAPÍTULO 44《

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Paula

Habíamos pasado unos entretenidos días con mi familia. Me alegraba que Alessandro hubiera propuesto haber venido a estar con mi familia.

Cada día mi sentimiento hacía él era enorme, lo cual también me generaba un miedo e incertidumbre a que estuviéramos propensos a que pasara algo malo.

Evitaba esos pensamientos y me dedicaba a vivir el momento y el ahora.

Igual era obvio que siempre me atrajo algo de los hombres serios, misteriosos, antipático, aunque no lo quisiese admitir. Lo noté cuando en mi película favorita «Escuela para Superhéroes», quise que Layla se quedara con Warren Péase.

-¿Me estás escuchando, Paula? -cuestionó Valentina pasando su mano delante de mi cara.

Mi hermana, otro asunto aparte, esta noche me pagaría la bromita que se le ocurrió hacernos. Claro que no lo olvidaba, solo estaba esperando el momento exacto para atacar.

-Sí. Me decías que por poco te despiden por culpa de un pasajero.

-Sí, fue totalmente injusto. Me cayó muy mal ese tipejo. Juro por mi madre y la que tengo entre las piernas que estuve a nada para que se arrodillara y suplicara piedad.

-Soy la menos indicada en decirte que no lo hicieras porque en muchos momentos me pasó lo mismo con Alessandro. -Se rio echando la cabeza hacia atrás.

-Espero nunca volver a verlo en mi vida. Su estúpida seducción y arrogante actitud hará que se la meta por el trasero si me lo llego a encontrar nuevamente.

Ahora fui yo la que río. Con ella no te aburres ni un segundo, eso lo aseguro de por vida.

-Mamá, ayúdame -chilló mi hijo corriendo hacia mí. Se le había atorado un hilo en un juguete.

-Ven, mi amor. -Lo ayudé y corté el pequeño hilo saliente para que no volviera a suceder-. Listo, mi rey.

-Gracias, mami.

-De nada. -Se apartó del sillón para volver a irse a jugar.

-¿Te gusta ser madre? -Su pregunta me tomó desprevenida.

-Si me preguntabas hace un tiempo atrás te respondía algo negativo, pero en este momento puedo decir que sí. Ethan ocupa una gran parte en mi vida. Moriría si fuese necesario por ese niño.

-Vaya, toda una supermamá. Me alegra, hermana. Me llenas de orgullo.

-Sí, supongo. Me queda mucho por aprender, pero paso a paso.

-¿Y cuándo tendrán el hermanito para Ethan?

-No lo sé. Tal vez en un tiempo largo. Por el momento estamos bien así.

-Te entiendo, a mí me pasa igual. Es más, quizás nunca tenga hijos.

-Todo lo dispondrá el tiempo, ¿no?

-Exacto. -Se calló por un momento bajando su cabeza mientras asentía y luego la subió como flash-. Oye, no sabes lo que pasé con mamá hace unos días... -empezaba a decir soltando unas risas.

-¿Qué le hiciste, Valentina? -Suspiré.

Por como comenzó a reírse supe que alguna travesura había hecho.

-Yo no hice nada esta vez, fue ella solita. -Soltó una carcajada y trataba de controlarse para poder contarme-. Fui al súper a hacer unos mandados que papá me pidió y cuando regresé... -Río- mamá me topó en la puerta de mi cuarto, me avisó que se había puesto un poco de vaselina para labios que estaba en el cajón de mi mesa de noche...

Soy la esposa de mi jefe ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora